Audios de Whatsapp: ¿los amás o los odiás?

por

Meli Navas

7 de agosto de 2020 • 16:33

Créditos: Pixabay.

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Nos ayudan a enfrentar la timidez: los audios pueden ser útiles para las introvertidas, para que se animen a usar su voz para hacer algún pedido, ya que solo ellas pueden verse los cachetes colorados.
Nos permiten borrar: esta función –siempre que sea usada con moderación– es genial para entrenar nuestra habilidad de comunicación. Podemos ir marcha atrás y borrar cuando notamos que la estamos haciendo muy larga y no estamos yendo al punto.
Nos liberan de los emoticones: al entrar en contacto con la voz, podemos empatizar con la persona que nos envía el audio y entender mejor el tono de su mensaje y lo que nos quiere transmitir.
DATAZO: aunque amemos recibir y escuchar audios, silenciar las notificaciones o desconectarte del celular a partir de cierta hora es un acto de cuidado hacia vos misma que te ayuda a estar presente en otra tarea y a desactivar el estado mental de alerta.

Nos incitan a no llamar: en consecuencia, generamos conversaciones sin fin que nos ocupan espacio mental y que quizás podrían haberse resuelto mucho más rápido en un llamado de 1 minuto de duración.
Nos ocultan emociones: como la comunicación no sucede en tiempo real y podemos editar lo que decimos, no es posible leer al otro de la misma manera.
Nos generan ruido en la comunicación: en especial, cuando uno escribe y otro audea, se rompe el código y aumentan las probabilidades de malentendidos.
Nos ponen ansiosas: si son largos, sentimos que nos exigen un esfuerzo extra.
Si no nos contestan, quedamos pendientes de la respuesta. Si nos entra un llamado, nos ponemos a la defensiva.
¿VALE CLAVAR VISTOS? Cuando alguien te manda un mensaje, es porque tiene la necesidad de comunicarse con vos. Estás en todo tu derecho de no contestar en el momento, pero si vas a demorarte, estaría bueno que avisaras. Ser responsables emocionalmente es algo valioso.