Hola Cari!
Me gustó mucho la historia que compartisteel lunes sobre esa extraña figura que se aparecía en la casa de tu mamá en Finlandia años atrás. Se puede sentir eso mismo que explica sobre el crecimiento de uno, la angustia y emociones que siempre tendremos alrededor en nuestras vidas, nos toque vivirlas o contemplarlas.
La canción de hoy, te la dedico a vos:
Hoy quiero contarte sobre un tema que es bastante recurrente en estos últimos días con muchas de las personas con las que hablé y estuve. Un tema que parecía aparecer por obra y arte del universo. Y si, creo que el cosmos tiene formas de hablarnos cuando sabe que sus palabras nos van a venir bien y se manifiesta de una manera siempre directa, la veamos o no.
El tema que aparecía en todas las charlas era el de conocerse a uno mismo, sobre el cual ya hablamos por acá los dos, pero desde cierta visión sobre sus beneficios y no de cómo se va gestando irrefrenable ante el inevitable paso del tiempo delante de nuestros ojos.
Es importante que cuente un detalle del que, aún, no hablé: No me estoy dedicando a la música de momento.
Tras un tiempo de meditación profunda en los últimos dos meses, y observando la evolución del proyecto artístico al que pertenecía, tome la decisión de irme. Principalmente por cuestiones de tiempo y energía, fue en este período de tiempo donde me dí cuenta que yo no podía aportar mas energías al mismo. Este año me propuse hacer muchísimas cosas, pero a otro ritmo y de otra manera: a grandes bocados de todo, de forma constante y sin fin. Pero me dí cuenta de algo: físicamente puedo hacer grandes cosas aún, con mi buena salud y la fuerza interior que tengo para enfrentar cualquier reto. Pero quien no puede llevar ese ritmo en mi vida no es el uniforme de humano, sino mi cerebro. Él fue quien empezó a decir que pare y baje el ritmo un poco. Al principio no le di bola, el espíritu todo lo podía. Pero fue con algunos episodios donde empecé a tener más en cuenta esos avisos que me daba.
Tener mi trabajo, mi entrenamiento físico, mis curiosidades y sumarle otro trabajo como el de una banda de rock profesional (o en vías de profesionalización) demandaba más de lo que mi mente podía procesar. Terminé tomando cosas, y abandonando otras para poder seguir afrontando lo que había trazado para el año. La elección no estaba dando resultados, y empezaba a pasar facturas cada vez más caras. Fue entonces donde decidí irme de la banda, retomar cosas que había dejado atrás y ordenar mi vida en ese aspecto.
Descubrí que si bien aún tengo energía para muchas cosas es mi mente la que no puede hacer frente a tantas cosas. Y está bien, porque el plan de principio de año era ese: probar hasta donde podía llegar, buscar mi propio límite. Y lo encontré.
No lo vivo como algo malo la verdad, sino como algo fantástico. Aprendí algo nuevo de mí y resolví un misterio que mucha gente tiene en sus vidas: cuán grande y masivo puedo ser en las cosas que me rodean.
Hace casi un mes de esto y siento muchísimo alivio ahora. De hecho desde el momento exacto en que me bajé del escenario en lo que fue mi último show, empecé a sentir alivio. Ahora la mente está de nuevo en equilibrio, y puedo generar muchas más cosas en las actividades que encaro. Estoy muy bien ahora. No más pastillas, no más sobrecarga de estímulos, no mas situaciones sobre estresantes. Equilibrio.
Y eso sólo se puede conseguir probando, conociendo, midiéndose a uno mismo y analizando las situaciones en las que uno se encuentra. Ver, entender y aprender. Es salirse de uno mismo.
Así Astrid aprendió lo que realmente busca en su vida. Lucy sobre los cortes que debe hacer con su pasado. Leylen sobre lo que la rodea y escapa de su control. Maribel sobre como mantener su vida un poco más sobre la raya. Y algo que varios más aprendimos: no hay que quedarse donde a uno no lo quieren.
Besote grande grandote.
Muack
Éxito de los noventas aquí abajo:
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