Cinco originales sistemas de transporte, de Italia a Chile
Un viaje en subte a pie por Umbría (Italia), un trayecto en un bus anfibio por Rotterdam (Países Bajos) y un recorrido en vagones suspendidos por Wuppertal (Alemania) son algunos de los medios de transporte más sorprendentes del mundo y que te invitamos a descubrir en esta nota
23 de julio de 2017
El Splash Bus sale del asfalto e ingresa en el agua
1. Spoleto un subte, pero peatonal
La monumental ciudad de Umbría, en el centro de Italia , puso en servicio la primera red de subterráneos para peatones en el mundo, sin contaminación y sin ruido. Al mismo tiempo, sacó los autos de las calles de su centro histórico para devolverlas a los transeúntes. De ahora en adelante se circula como en el subte, pero sin vagones: por medio de cintas trasportadoras, ascensores, escaleras mecánicas y estaciones. Spoleto es una ciudad empinada, poco propicia para la circulación de vehículos. Al mismo tiempo, es muy turística y recibe numerosos visitantes desde que fue declarada como Patrimonio de la Humanidad en 2011. La ecuación fue solucionada con grandes playas de estacionamiento conectadas a la red. El auto todavía no es prescindible, sin embargo, porque Spoleto -enclavada en los Apeninos- no tiene buenas conexiones con la red de ferrocarril italiana.
Subte peatonal en Spoleto
2. Valparaíso, red de funiculares
Spoleto seguramente inspirará a otras urbes en el mundo. Mientras tanto, varias ciudades con declives y pendientes similares buscaron otras soluciones. En Valparaíso se optó por los funiculares a fines del siglo XIX y principios del XX. Fueron declarados Monumento Histórico pero sobre todo se transformaron en el símbolo y la postal turística del gran puerto chileno. Los vecinos los usan para circular y volver a casa y se cruzan con los turistas, para quienes los funiculares son el mejor observatorio sobre la ciudad, sus colinas y el Pacífico. Para sacar buenas fotos, hay muchas opciones: la red cuenta con quince funis en total.
Los funiculares de Valparaíso fueron declarados Monumento Histórico y son parte de la postal del puerto chileno
3. París, autos compartidos
Luego de las bicicletas de libre utilización en las grandes ciudades del mundo (incluyendo Buenos Aires), se instalan progresivamente redes de autos eléctricos de uso compartido. La idea nació en Suiza en los años 80. Ese país tiene todavía la mayor tasa de uso por habitante, con más de mil estaciones y cerca de tres mil vehículos. Pero fue cuando llegó a las grandes capitales que el sistema empezó a entrar en las costumbres de los residentes y los turistas. En París conviven varios sistemas: para el público en general o para empleados de grandes empresas. Autolib es uno de ellos. Funciona como el sistema de las bicicletas, pero con pequeños autos eléctricos Bluecar, fabricados en Francia y en Italia. Cada estación tiene varios lugares reservados, con recargadores para las baterías. Para usarlas, se paga un abono anual o un precio basado en el tiempo de uso fraccionado cada 20 minutos.
Los autos eléctricos, compartidos, ya son un boom en París
4. Rotterdam, un bus para calles y canales
De repente, ¿un colectivo amarillo se sale del asfalto e ingresa en el agua? Desde 2010, la escena se ha vuelto común para los vecinos de Rotterdam, pero no deja de impresionar a los que están de paso. Mientras tanto, a bordo las risas y los gritos están garantizados. Como en una montaña rusa. El Splash Bus es anfibio y se perfila como el medio ideal para conocer Rotterdam, la segunda ciudad más importante de los Países Bajos y uno de los puertos más grandes del planeta. Allí el agua es omnipresente tal como lo comprueban los 40 pasajeros del bus. El recorrido pasa calles, puentes y canales y culmina en el medio del río Mosa, frente al emblemático Hotel New York, uno de los edificios más reconocibles de la ciudad. Ocupa la antigua sede de la Holland America Line.
5. Wuppertal, vagones colgados de un riel
Esta pequeña ciudad de la industriosa región de Rhur, en el oeste de Alemania , es recordada por su resistencia al nazismo en los años 30 y conocida, por los aficionados al ballet, porque Pina Bausch instaló allí su compañía. Los turistas, por su parte, descubren con sorpresa que tiene el principal monorrail suspendido del mundo. Es una especie de subte que cuelga de un riel y flota en el aire a lo largo de 13 kilómetros. Fue construido a principios del siglo XX y lleva a sus pasajeros a unas 20 estaciones a lo largo del río Wupper (del cual la ciudad tomó su nombre, que en alemán quiere decir Valle del Wupper). El Wuppertaler Schwebebahn se hizo conocer en todo el mundo en los años 50 cuando llevó a bordo el elefante de un circo local que buscaba hacerse propaganda de esta forma.
Primer monoriel suspendido en el mundo y queda en Wuppertal (Alemania)