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Ciudades femeninas: de qué se trata este nuevo fenómeno del urbanismo

Pensar la planificación del espacio público con perspectiva de género ya es tendencia en el mundo. Te contamos de qué se trata.




Habitar la ciudad siendo mujer tiene sus propias características. Increíblemente, esas características, por lo general, no eran contempladas a la hora de diseñar y pensar el espacio público. Pero la historia cambió hace muy poco, porque la visión de género logró irrumpir en los claustros académicos, en las universidades de diseño y arquitectura y en las oficinas de planificación urbana de algunas de las ciudades más importantes del mundo, como Berlín o Barcelona. Te contamos qué significa pensar en ciudades femeninas, en qué radica la diferencia y cómo este planteo podría cambiarnos la vida.
Pensar en el planeamiento urbano con enfoque de género

Pensar en el planeamiento urbano con enfoque de género

UN HÁBITAT MÁS COMPLEJO

A pesar de las luchas feministas, la distribución de las tareas entre hombres y mujeres aún no es igualitaria. Y, si bien es cierto que la mayoría de nosotras estudiamos y trabajamos a la par de un hombre, no es tan cierto que los hombres se ocupen de las tareas de crianza, los quehaceres domésticos y los cuidados familiares del modo en que nosotras lo hacemos.
Por eso, los urbanistas consideran que las mujeres habitamos las ciudades "en zigzag": saltamos de una punta a la otra de la ciudad. Además, nuestra vida social en las últimas décadas se intensificó. De noche, también copamos las ciudades. Todo este despliegue tiene dos desventajas: estamos más expuestas físicamente y nuestras economías, además, suelen ser inferiores. Estadísticamente, los hombres, además de tener recorridos más reducidos, al tener generalmente más capacidad adquisitiva, se permiten pagar más taxis o comprar sus autos. De hecho, los números oficiales de la Ciudad estiman que casi el 70% de los autos que circulan por la Capital están manejados por hombres. Esto significa, claro, que nosotras somos las que más usamos el transporte público. Por eso, un mal diseño de transportes o un enorme embotellamiento nos puede cambiar mucho la vida cuando, además de ir a trabajar, te toca asistir a familiares enfermos, retirar a tus hijos del colegio o las tantas tareas que, de acuerdo a lo que señalan las estadísticas, aún son casi exclusivamente nuestras.

PENSAR EN NOSOTRAS

Aunque las disciplinas relacionadas con el espacio público, como el diseño, la ingeniería y la arquitectura, todavía se consideradan mayormente masculinas, por suerte suenan cada vez más fuerte los cambios que incluyen la dimensión femenina a la hora de repensar las ciudades. La perspectiva de la visión de género para las proyecciones urbanas irrumpió en la escena internacional en 2005, en el marco de la Asociación Mundial de las Grandes Metrópolis, un espacio integrado por 138 ciudades, entre las cuales están Buenos Aires, Córdoba y Rosario. Aunque esta asociación hacía dos décadas que trataba temas relacionados con el bienestar de los ciudadanos, no había reparado en las mujeres, hasta que, ese año, un grupo de alcaldesas y alcaldes propusieron la creación del Foro Metrópolis Women. La misión no era tanto crear medidas especiales, sino integrar la visión de género a todas las políticas para dejar de pensar solo en términos masculinos. La apertura del foro significó varios giros a la hora de establecer agendas. Se determinó, por ejemplo, que la atención sobre el acoso callejero, los delitos sexuales y la trata de personas debía avanzar hasta los principales casilleros de prioridades de cada ciudad. Pronto, se hizo evidente que si a simple vista las medidas que necesitábamos las mujeres parecían ser universales, era porque en gran parte lo eran. Hoy, las metrópolis más amigables con nosotras son también más amigables con los niños, los discapacitados y los ancianos. Ellos también pueden tener vidas más fáciles si nosotras sabemos aprovechar la enorme fuerza política de la que ahora somos dueñas.

PRIORIDADES EN UNA CIUDAD FEMENINA

Transporte público: sabiendo que es nuestro principal medio de traslado y que nuestra área de movimiento es enorme, es importante que no queden "agujeros negros" en la planificación. En las zonas industriales o descampadas en donde lo que se juega es nuestra seguridad, más aún.
Seguridad integral: cuestiones como la falta de iluminación y la prevalencia del acoso sexual callejero deben ser contempladas. Se debería también controlar la presencia de grupos que pueden ser una potencial amenaza, como las barras de hombres alcoholizados en espacios públicos
Acceso a espacios verdes: son lugares de distensión para ir con hijos o con amigas. Estos espacios quedan vedados si la seguridad o la higiene no se preservan.
Centros de salud especiales: sabiendo que las mujeres debemos hacernos chequeos ginecológicos y mamarios una vez por año, y que nuestro aparato reproductor es más propenso a infecciones y otras molestias, el acceso a centros de chequeo debería ser geográfica y logísticamente más simple e inmediato. En esos centros se debería centralizar el asesoramiento anticonceptivo, educación sexual y asistencia a las víctimas de violencia de género.
Acceso a la vivienda y los créditos blandos: los créditos para mujeres solas con hijos son inexistentes. Paradójicamente, son el sector de la población que más los necesita.
Atención a mujeres en situación de calle y explotadas sexualmente: de más está decir que los riesgos de las mujeres sin hogar son enormes. Ninguna ciudad que permita la explotación sexual puede ser amigable con las mujeres.

SUMAR NUESTRA VOZ

Las ciudades deberían hacer encuestas y convocar a las organizaciones femeninas para contemplar problemáticas particulares. En un país como el nuestro, con situaciones de emergencia, puede sonar algo utópico distinguir entre necesidades femeninas y masculinas. Sin embargo, que desde lo académico se haya comenzado a formar profesionales en este sentido es una señal alentadora. Que nosotras estemos dispuestas a pedir lo que necesitamos también ayuda a guiar las prioridades de las autoridades en este sentido. Y descubrir que se puede pensar desde lo femenino para planear una ciudad es, de a poco, comenzar a cambiar nuestra mirada sobre ella. Estamos en eso.

EN LA UBA

Durante el primer cuatrimestre de 2017, se anunció la incorporación de una nueva materia optativa denominada "Diseño y Estudios de Género" a la currícula de todas las carreras de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA. Su titular es Griselda Flesler, quien luchó durante años para hacerle comprender al mundo académico que la formación de género es clave para pensar el diseño en el mundo que viene. Esto se considera un verdadero hito en la historia de la UBA.
Experta consultada: Martha Alonso Vidal. Presidenta de la Asociación de Mujeres Arquitectas e Ingenieras.

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