¿Cómo pasó Emma Watson de ser conocida como "la actriz de Harry Potter" a convertirse en un ícono del feminismo? Nadie mejor que ella para contestarlo: "Ustedes podrían pensar, "¿Quién es esta chica de Harry Potter? ¿Qué está haciendo en Naciones Unidas?". Y es una muy buena pregunta. Yo misma me lo he estado preguntando. Todo lo que sé es que me importa este problema [la igualdad de género] y quiero ayudar. Y al ver lo que he visto y dada la oportunidad, siento que es mi responsabilidad decir algo. El estadista Edmund Burke dijo que todo lo que las fuerzas del mal necesitan para triunfar es que los buenos hombres y mujeres no hagan nada".
Así definió Emma Watson en septiembre del año pasado su relación con el feminismo, cuando pronunció un discurso frente a las Naciones Unidas que tuvo fuertes repercusiones en todo el mundo. En esa ocasión, la Embajadora de Buena Voluntad de la ONU Mujeres lanzaba su campaña HeForShe (ÉlPorElla).
Desde ese momento quedó claro cuál era la postura de la actriz en relación a los temas de género, pero también desde aquel discurso Watson fue acentuando cada vez más su rol de promotora de la igualdad de género, logrando convertirse en un ícono del feminismo.
Su más reciente actividad ocurrió esta semana cuando Watson publicó una foto en Facebook en la que incentivaba a sus seguidores a sugerir libros feministas para compartir, y la semana pasada cuando participó del Foro Económico Mundial en Davos.
Watson cambió su foto de perfil de Facebook por un retrato del fotógrafo Andrea Carter Bowman y, aprovechando la enorme cantidad de visitas que recibió la imagen, publicó una convocatoria para pedir a sus seguidores que propongan un doodle o dibujo que pueda convertirse en el logo de una nueva iniciativa,#OurSharedShelf. Con este hashtag, Watson invita a sus seguidores a sugerir libros de feminismo para leer y crear una especie de biblioteca virtual al alcance de todos.
La actriz también estuvo la semana pasada en Davos, Suiza, donde les pidió a los políticos y líderes del Foro Económico Mundial que los gobiernos, universidades y empresas se sumen a su iniciativa "Impact 10x10x10". El plan es dar poder a las mujeres y trabajar por la igualdad de género.
En esa oportunidad Watson confesó que está muy sorprendida por la cantidad de respuestas que tuvo desde que en septiembre presentó en Nueva York la campaña HeForHer, con la que busca incluir a los hombres en la batalla por la igualdad de género.
"Estoy aturdida por la cantidad de hombres que, desde que pronuncié mi discurso, se contactaron conmigo para decirme que siga adelante y que quieren asegurarse de que sus hijas vean un mundo en el que las mujeres tienen el mismo poder económico y político que los hombres".
Entre otras de las acciones de Watson, el año pasado, cuando se produjo el escándalo por la filtración de las fotos íntimas de las celebrities de Hollywood como Rihanna, Kate Upton y Jennifer Lawrence, la actriz se expresó: "Sólo hay algo peor que ver violada la privacidad de las mujeres en redes sociales y es leer comentarios que muestran una gran falta de empatía al respecto".
Otro de los temas que Watson abordó en 2014 fue la discusión por la disparidad salarial entre actrices y sus colegas masculinos en Hollywood: "He vivido el sexismo en el hecho de haber sido dirigida por hombres 17 veces y sólo dos por mujeres. De los productores con los que he trabajado, 13 han sido hombres y solo uno ha sido una mujer".
Por todos estos motivos, Watson se convirtió rápidamente en un ícono del feminismo y en una promotora a nivel mundial de la igualdad de género.
El discurso en las Naciones Unidas
Recordamos algunos de los fragmentos del impresionante discurso que pronunció la actriz en septiembre de 2014 en las Naciones Unidas:
"Es conveniente recordar que el feminismo, por definición, es la creencia de que los hombres y las mujeres deberían tener iguales derechos y oportunidades. Es la teoría de la equidad política, económica y social de los sexos. Yo comencé a cuestionarme las conjeturas basadas en el género hace mucho tiempo".
"A los 8, me confundía que me llamaran "mandona" porque quería dirigir las obras de teatro que montábamos para nuestros padres. Pero a los niños no. A los 14, comencé a ser sexualizada por ciertos sectores de la prensa; a los 15, mis mejores amigas comenzaron a salirse de sus amados equipos deportivos, porque no querían parecer "machonas"; y a los 18, mis amigos hombres eran incapaces de expresar sus sentimientos. Decidí que yo era feminista. Y esto no me parece complicado. Pero mi reciente investigación me demuestra que el feminismo se ha vuelto una palabra antipática".
"Nací en Gran Bretaña y considero que lo correcto es que como mujer se me pague lo mismo que a mis compañeros varones. Creo que está bien que yo pueda tomar decisiones sobre mi propio cuerpo. Creo que es correcto que haya mujeres que me representen en la elaboración de políticas y la toma de decisiones en mi país. Creo que socialmente se me debe tratar con el mismo respeto que a los hombres".
"Puede que ellos no lo sepan, pero ellos son los feministas inadvertidos que están cambiando el mundo hoy en día. Necesitamos más de estos, y si ustedes aún odian la palabra, no es la palabra lo que importa. Es la idea y la ambición detrás de ella. Porque no todas las mujeres han recibido los mismos derechos que yo he recibido. De hecho, estadísticamente, muy pocas los han tenido".
"Hombres, me gustaría aprovechar esta oportunidad para extenderles una invitación formal. La equidad de género es asunto de ustedes también. Porque, a la fecha, sigo viendo menospreciado por la sociedad el rol de mi padre en la paternidad a pesar de que, en la infancia, su presencia me era tan necesaria como la de mi madre. He visto a hombres jóvenes sufrir enfermedades mentales, incapaces de solicitar ayuda, por miedo a que eso los hiciera menos entre los hombres -o menos hombres. De hecho, en el Reino Unido, el suicidio es el mayor asesino de hombres de entre 20 y 49 años, eclipsando a los accidentes viales, el cáncer y la enfermedad coronaria. He visto a hombres volverse frágiles e inseguros por un sentido distorsionado de lo que constituye el éxito masculino. Los hombres no tienen, tampoco, los beneficios de la equidad".
"En mi nerviosismo por este discurso y en mis momentos de duda, me he dicho firmemente a mí misma, "Si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?" Si ustedes tienen dudas similares cuando las oportunidades se les presenten, espero que esas palabras les sean de ayuda, porque la realidad es que, si no hacemos nada, tomará unos 75 años, o para mí, casi llegar a los 100, antes que las mujeres puedan esperar que se les pague lo mismo que a los hombres por el mismo trabajo. 15.5 millones de niñas se casarán en los próximos 16 años aún siendo niñas, y en las tasas actuales, no será sino hasta el 2086 que todas las niñas en el África rural puedan cursar la educación secundaria".
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