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Entrevista a OliLu: “La selectividad y la neofobia son de lo más normal en la infancia”




Hace unos días entrevisté a Sabrina Gatti Wosner (médica de familia, ayurveda) y a Karina Eilenberg (pediatra y especialista en crianza), creadoras de OliLu –el nombre es por sus hijas Olivia y Luana-, un espacio de encuentro de familias para analizar cuestiones de crianza, lactancia, puerperio y alimentación. Llegué a ellas por recomendación de varias conocidas que me aseguraban que tenían la posta en temas alimenticios y no se equivocaron.
Lo que más me gustó de ellas es que le escapan a los preconceptos, los discursos armados y los enunciados radicales ("el chocolate es veneno", "darle papas fritas es sacarle salud", "ni se te ocurra darle café o té", "si cenan con tele: a la hoguera"). Y de un modo muy simple te dan respuestas que te hacen pensar y herramientas para aplicar en todas las comidas.
Se que a veces da un poco de fiaca leer entrevistas y más si son largas pero les juro que vale la pena cada palabra. Cómo les explico lo que me costó cortar la nota para que no sea un choclo… ¡Espero que la disfruten! Después me cuentan.

¿Cómo nace OliLu?
Karina: Nos conocimos estudiando medicina, en segundo año. Seguimos especialidades diferentes pero siempre pensamos parecido y fuimos haciendo un camino similar. Respecto a la maternidad, la vida también nos llevó por un camino parecido. Tenemos dos nenas que se llevan tres meses y hasta van a la misma escuela. Cuando terminamos la residencia y después de haber atravesado el embarazo y el puerperio juntas, empezamos a pensar en otra manera de acompañar a las familias, desde un lugar no tan discursivo y de escritorio sino de aprender todos de todos.
Sabrina: A mi siempre me gustó todo lo que está vinculado a la alimentación y cuando nuestras hijas tenían que empezar a comer empezamos a ver que existían otras formas de ofrecer alimentos que evadían la cuchara.
¿Cuáles son las principales dudas con las que llegan los padres al espacio?
Karina: Depende de la edad pero en un primer momento lo típico es que no comen. Es la clásica. "No come", "no abre la boca", "no acepta nada", "me lo tira por la cabeza", "da vuelta el plato"... En los talleres planteamos la idea de que los chicos sean sujetos activos de su propia alimentación. Les mostramos a los padres que pueden sentarse a comer con sus hijos, divertirse y experimentar las comidas desde un lugar placentero. Y mientras ellos nos hablan de su estrés, de que no comen y que solo quieren teta o mamadera, lo que es totalmente normal y esperable para un nene en el segundo semestre de su vida, sus hijos se relajan y empiezan a jugar y capaz que hasta agarran un bastón de zanahoria y polenta y se lo llevan a la boca.
–¿Qué otras preocupaciones manifiestan?
Sabrina: Necesitan la listita, los "no". Les da miedo el atragantamiento, el ahogo, la muerte inminente por asfixia... Después hay miedos particulares de cada familia según la historia propia de su alimentación, de cómo se vincularon ellos con la comida en sus inicios de la alimentación. O quizás viene una madre que es súper ansiosa y se come todo y no quiere transmitirle eso a su hijo.
–¿Por qué hacer tribu?
Karina: Aliviana un montón ver que otros tienen nuestros mismos miedos. Con la alimentación también juega un papel muy importante el entorno, entonces capaz alguien plantea que no quiere que su hijo coma un alimento y su suegra se lo da y otra madre le da una herramienta para tratar ese tema.
Sabrina: La alimentación es cultural, es social, es compartir. Cuando comes con tu familia tenés que aprovechar ese momento para compartir, para conectar y no para ver si come, no come o cómo agarra el cubierto. Es un momento de reunión.
-Que el momento de comer genere una crisis es un garrón porque lo hacemos mínimo cuatro veces al día, todos los días.
Sabrina: Exacto, por eso hay que disfrutarlo. La alimentación es una cuestión madurativa, todos comemos.
Karina: No hacemos esto para que el día de mañana tenga una mejor mecánica masticatoria, ni para que conozca el brócoli o qué es ser vegano, lo hacemos para que sea un momento placentero y porque todo deja una impronta emocional.
Sabrina: Cuando nacemos no somos seres racionales, la corteza cerebral está en construcción y el vínculo que tengamos con el alimento va a dejar una marca. El nene no entiende que le querés dar la verdura porque es súper saludable. Entiende "me está forzando", "me está obligando", "me está felicitando", "se puso mal" y todo eso lo va incorporando.
–Algunas mamás que tienen nenes más grandes me cuentan que de comer de todo sus hijos pasan a querer sólo un alimento.
Sabrina: A partir del año y medio o dos años el gran tema es la selectividad, el "no quiero comer esto nunca más", que tiene que ver con empezar a tener autonomía y poder elegir.
–¿Y uno como padre qué debe hacer?
Sabrina: La responsabilidad de los padres es comprarle comida variada y ofrecer los alimentos; la responsabilidad de ellos es elegir. Y tienen ese derecho. Si comen solo polenta es porque alguien les está ofreciendo solo polenta. Ante esa selectividad, que es normal, nosotros debemos seguir ofreciéndoles comida sin hacer juicios de valor, sin explicarles por qué esto es más saludable que aquello. Y dejar que coman lo que quieran. Si lo que hay en casa es nutritivo me da lo mismo que coma una manzana o un plato de lentejas.
Karina: Hay que respetar y respetar no es cocinar todos los días lo que piden. Si el nene solo quiere polenta es decirle "está bien mi amor, pero hoy no hay polenta. Mañana si querés vamos juntas y compramos harina de maíz y hacemos polenta. Hoy hice guiso de lentejas, si no querés en la heladera quedó una zanahoria y manzana". Si tiene hambre va a comer y sino no pasa nada. Nadie se deja morir y menos para pelearse con su mamá.
Sabrina: Otra cosa que hay que hacer con los niños más grandes es anticiparse. El qué querés comer hoy, ofrecer dos o tres opciones.
Sabrina Gatti Wosner (médica de familia, ayurveda)

Sabrina Gatti Wosner (médica de familia, ayurveda)

Karina Eilenberg (pediatra y especialista en crianza)

Karina Eilenberg (pediatra y especialista en crianza)

-¿Cómo hacer para que los chicos coman alimentos saludables?
Karina: Comer nosotros sano.
Sabrina: Lo primero es cocinar.
–Pero a veces no tenemos tiempo para cocinar.
Sabrina: Algunas cosas llevan tiempo pero nos vendieron que implica más tiempo hervir una papa y pisarla que abrir un sobre de puré chef, agregarle manteca, leche y agua. Lo segundo, es dejar de ir al supermercado e ir a la verdulería, la fábrica de pastas, la fiambrería y la carnicería. Y lo tercero, es ir más a lo integral que a lo refinado. En resumen la idea es "dar alimentos" y un alimento es todo lo que viene de la naturaleza y no de los aditivos químicos.
–Desde que nació Juli en casa todos comemos más sano pero hay veces que con mi marido queremos comer algo frito, sushi, hamburguesa industrial. ¿Qué se hace en esos casos?
Sabrina: Mi mantra es "lo que puedo comer yo lo puede comer mi hija". A veces tenemos una exigencia tremenda con los chicos y pretendemos que coman súper sano cuando nosotros no lo hacemos. Si vos podés ir y comprarte un combo de Mc Donalds con la conciencia de lo que eso significa y tu hija te pide que le convides no pasa nada.
Karina: El problema vuelve a hacer nuestro. En esos casos tenemos que aceptar que ella va a derrapar al lado nuestro. Si te pide: compartile. Es más saludable eso que decirle a ella que no y vos comerlo a escondidas. La mamá genuina que Julieta quiere ver es la mamá que come sano pero un día le pintó comerse un kilo de helado y está todo bien.
–Y aceptar que hay cosas que no les gustan.
Sabrina: ¡Más bien! Pero sin etiquetar... Que un día o tres no haya querido comer brócoli no significa que no le guste el brócoli y que no hay que ofrecerle nunca más. La selectividad y la neofobia son lo más normal en la infancia.
–¿Qué piensan de comer con el televisor prendido?
Sabrina: La atención tiene que estar puesta en la comida. La estrategia de ponerle dibujitos para que abra la boca y trague porque está distraído no va. Si una vez quieren comer viendo una película no pasa nada pero no buscamos estrategia para que coma. Nuestra responsabilidad no es que coma sino ofrecerles la comida.
–¿Qué opciones calentitas para el desayuno de los nenes recomiendan?
Karina: Es algo propio y subjetivo querer algo calentito porque es invierno. Ellos pueden tomar agua sin problema. Ahora, no pasa nada si le das de probar café, no le digas "no podes" y te lo tomes delante de ella. También le podes hacer una infusión saludable de hierbas.
–¿Te, café y mate son lo mismo en cuanto a lo saludable o poco saludable?
Sabrina: Si. Pero si en un desayuno o merienda ella mira y pide no pasa nada. No es que se va a tomar un termo de mate. Comer y alimentarse es nutrirse en todos los sentidos. Y esta buenísimo que puedas compartir con ella un mate de vez en cuando te lo pide. A mi hija le hago leche de coco tibia con cacao amargo.
–Julieta come con las manos y no usa plato. ¿Cómo podemos incentivarla para que use cubiertos?
Karina: La clave es ofrecerlos, que estén siempre a la vista. Cuando uno hace la mesa la incluye en todo sentido.
Una vez más hija me acompaña a la nota y las entrevistadoras se copan para hacerla en el piso y le ofrecen juguetes

Una vez más hija me acompaña a la nota y las entrevistadoras se copan para hacerla en el piso y le ofrecen juguetes

–Últimamente también tira mucha comida al piso. ¿Cómo puedo evitarlo sin decirle simplemente que no lo haga?
Karina: La alimentación es parte del desarrollo de los niños. Ellos no necesitan aprender a comer, necesitan aprender a andar en bicicleta o un segundo idioma. Comen para subsistir. El mecanismo de la infancia es el juego, es la manera de repetir secuencias y aprender todo. Tirar implica medir. Medir reacciones y consecuencias: del ruido cuando cae al piso y de la cara que pone mamá.
Sabrina: Uno puede decirle que la comida no se tira al piso que si quiere tirar algo mejor le traigo una pelota o que en lugar de tirar los fideos que pruebe pasarlos de un recipiente a otro que es mucho más divertido.
–En mi casa no hay problema, el tema es cuando vamos a comer a un restaurante o a otra casa.
Karina: Pero es el mundo adultocéntrico de pretender que en un restaurante se comporte como vos que tenés treinta. Es una niña de un año y se va a comportar como tal. Si con un año se queda sentada y abre la boca esperando que le des de comer y se banca dos horas de sobremesa sin quejarse, me hace mucho más ruido que si está a los gritos tirando pan al piso. Eso es lo esperable. El desafío de la maternidad es acompañar esos procesos.
BONUS TRACK:
¿Qué les pareció la entrevista? ¿Sacaron alguna idea para implementar en la alimentación de sus hijos?
Me encuentran en Facebook como Upalala y en Instagram como Upalalaok. Nos encontramos el viernes. ¡Buena semana!
Debbie

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