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Fernanda Callejón íntima: “Ante mi hija soy la persona más vulnerable del mundo”




Desde que Fernanda Callejón contó que estaba embarazada de Giovanna tengo ganas de entrevistarla. En este espacio muchas veces hablamos de diversos conflictos a los que nos enfrenta la maternidad: la puesta de límites, los bebés prematuros, el destete, el parto y hasta compartimos relatos de parejas que pasaron por tratamientos de fertilidad. Fernanda perdió su primer bebe a los 18 años, en el ‘99 tuvo otra pérdida y luego de 5 tratamientos y a poco de pisar los 50 logró cumplir su sueño. Porque como dice entre risas “cuando de chica me preguntaban que quería ser de grande yo siempre decía mamá”. Hoy es la flamante mamá de Giovanna, de 13 meses, y lucha para que exista un pronóstico precoz de trombofilia.

–¿Cómo cambió tu vida con la maternidad?
–Me revoluciono por completo. Mi interior y mi percepción de la vida cambió completamente. Tengo muchas cosas de madre primeriza pero con el plus de haber tenido una búsqueda prolongada, donde fui reflexionando sobre muchos aspectos de la maternidad. Giovanna me cambió la percepción de la vida. Me cambio para bien. Es un trabajo súper difícil pero sin dudas el más maravilloso. Toda mi vida admiré a las mamás.
–¿Conociste algún aspecto tuyo que hasta el momento de ser madre desconocías?
–Ella me sorprende todos los días en lo que se refiere a mí. Pese a que tengo 50 años y soy una mujer experimentada, como mamá no. Acá no importa la edad porque cada una transita su propia experiencia. Si bien hay cosas que todas tenemos en común, de tribu, cada bebé es distinto y cada mamá es diferente.
–Escuché en una charla en la que participaste que el hecho de poder dar la teta te sorprendió.
–Si, es cierto. Como transité por cinco tratamientos, tuve tanto exceso de hormonas y medicamentos, tengo trombofilia, tuve que inyectarme heparina todo el embarazo, sumado a que después de los 40 el embarazo es más de riesgo y que tuve cesárea pensé que no tenía chances de dar teta, porque es muy difícil que te baje la cantidad de leche suficiente con todo lo que viví. Pero toda mi vida supe que quería dar la teta. Cuando era chica y me preguntaban qué quería ser de grande yo decía “mamá”, y sabía que quería dar la teta. Por eso me conecté con Paola de los Santos, mi puericultora. Ella me ayudó a desasnarme de un montón de cuestiones. Einstein decía que era más difícil disolver un prejuicio que un átomo y yo con el tiempo aprendí a no ser prejuiciosa porque tuve que padecer el prejuicio de los demás. Me dijeron que era egoísta, que cómo iba a ser una mamá tan grande, que no me iba a alcanzar la energía.

–¿Te gustaría dejar algún mensaje en ese aspecto?
–Que todas las mamás somos iguales sin importar a qué edad nos convertimos en madres. Muchas veces me preguntan “¿Qué se siente ser mamá a los 50?” y yo respondo “¿Qué se siente ser mamá?, ahí termina la pregunta”. Volviendo a la lactancia Paola me ayudó muchísimo. Y eso que pude dar sólo cinco meses de teta y me costó un huevo que me baje. Hice de todo: mate cocido, mate cocido con leche, sacaleches, medicamentos, consulté a las puericultoras del Otamendi, asistí a cursos. Dar la teta es darle a tu hijo lo mejor de vos e inmunizarlo de un montón de cosas. Ese vínculo que se produce es fundamental. Ojo, después sigue con la mema. Yo le tuve que dar las dos cosas: mamadera y teta. Era agotador. Cuando ella dormía yo me tenía que esconder para que el sacaleches no hiciera ruido. Cuando nacen todos te suelen decir “aprovechá para dormir cuando duermen ellos pero yo apenas se dormía iba corriendo a sacarme leche. Fueron muchas horas de sueño resignadas. Cuando dejé de producir leche obviamente me puse muy triste porque ella succionaba perfecto desde el primer día.
–¿Cómo sos como madre?
–No me gusta autodefinirme, calificarme. En algunas cosas soy muy obsesiva y en otras súper relajada.
–¿Con qué sos obsesiva?
–Con la comida y con su rutina. Si bien se tiene que acostumbrar a dos padres artistas, porque Ricky es músico y odontólogo, y yo tengo muchos compromisos, siempre priorizo su rutina. Entiendo que la rutina tiene que ver con que duerma tan bien desde los tres meses. Siempre de corrido. Me siento una afortunada. ¡Ojo! Los bebés van cambiando todo el tiempo, sobre todo cuando llegan al año. Ahora entre los dientes y que tiene mocos le está costando dormirse.
–¿Qué te parece lo más difícil de la maternidad
–La verdad que es un trabajo muy difícil. La mamá tiene que estar constantemente alerta, constantemente leyendo a su bebe que todavía no habla. Además de ser mamá tenés que ser mujer porque hay un papá y una familia detrás y es todo un engranaje. Pero es todo tan maravilloso que no me puedo quejar de nada. Giovanna es una nena que nos hace todo muy fácil.
–¿Cómo es Giovanna?
–Es buena, súper atenta, curiosa y rápida con su motricidad. Una semana antes del bautismo, que además coincidió con su cumpleaños, aprendió a soplar las velitas. Dice papá todo el tiempo y mamá cuando esta medio caiducha.

–¿Qué es lo que más te gusta compartir con ella?
–Todo. Desde que se levanta y se viene a nuestra cama, hasta cambiarle la ropa me gusta todo. Me encanta cambiarle el pañal, que esté sequita y limpia. Me pongo mucho en el lugar de hija, de bebé. Si a mi me duele la garganta pienso en ella que no puede quejarse y no sabe de qué se trata. Todo el tiempo trato de ponerme en su lugar, me nace hacer eso. Giovanna me vulnera. Soy la persona más vulnerable del mundo ante mi hija.
–¿Tenés una tribu para consultar dudas y compartir el día a día de la maternidad?
–Mientras transité el embarazo sí pero ahora tengo dos referentes: mi hermana, que encima ya es abuela, y las hijas de mi hermana que son madres. Mi tribu es mi familia. Durante el embarazo también aprendí que no hay que escuchar mucho al afuera ni meterse mucho en Internet. Me pasa que en algunos grupos de Facebook hablan con una autoridad que caen en juzgar a una mamá porque hace o deja de hacer tal o cual cosa y eso no me gusta. A mi me juzgaron por usar una colgona. Muchas mujeres me elogian, otras me critican y otras me dan consejos. No estoy cerrada pero con el porteo a mi me dijeron de todo.
–¿Qué pasó?
–Nos fuimos a Necochea y como es un lugar de mucho viento y frío e íbamos a estar tres días caminando por la playa pensamos que una mochila iba a resultarnos más útil que el cochecito. Fui a buscar una mochila buena que cuide su postura y la mía y aunque me recorrí todo no encontré. En esas cosas soy muy obse porque le quiero dar lo mejor a mi hija. Cuestión que terminé comprando una colgona. La gente no sabe pero la use tres días. No le voy a romper la columna en tres días. En las redes me dieron con un caño. No hay que meterse tanto cuando uno no conoce la realidad de esa madre. Yo apelo mucho a mi percepción, soy una mamá y una mujer muy perceptiva y eso es lo que me fue guiando a lo largo de mi historia. Cada mamá y cada mujer transitan diferente su experiencia y su historia. Creo que en líneas generales somos solidarias pero hay que juzgar menos, sobre todo en el tema de la lactancia.
¿Cuántos años duró tu búsqueda de un hijo?
–Casi la mitad de mi vida porque perdí mi primer embarazo a los 18 años.

–¿En algún momento bajaste los brazos?
En algún momento pensé que tal vez no vine a este mundo para ser mamá o vine a ser mamá de otra manera. Pero cada vez que pensaba eso algo me decía “si, viniste para eso”. Hasta pensé en el mandato social y la familiar. Pero mientras pasaba el tiempo también me preguntaba por qué los perdía. Porque yo podía concebirlos pero los perdía. A la vez cargaba con el dolor de las pérdidas, que son muy difíciles de atravesar. En medio de la búsqueda mi madre murió de cáncer de ovarios, todo me iba influyendo, y eso que en ese momento todavía no sabía de la trombofilia.
–¿Qué mensaje le podrías dar a quienes llevan muchos años buscando?
–Que si realmente el deseo es genuino sigan la búsqueda. Yo llevo mi historia con orgullo, es mi bandera y acompaño a otras mujeres que están atravesando una situación parecida pero también admiro mucho a las que mujeres no quieren ser madre y están seguras de eso. Es respetable y admirable. Hoy soy madrina de grupos de trombofilia y embarazo. Tal vez por algo o para algo la vida me ha marcado el camino. Hoy con mi historia busco poder ayudar a que exista un pronóstico precoz porque las pérdidas son muy dolorosas y te trastocan la vida y la psiquis. Pero mi mensaje es que “se puede”.
¿Qué les pareció la entrevista? Me pueden escribir a crianzaentribuok@gmail.com. También me encuentras en Facebook o Instagram. ¡Buena fin de semana!
Debbie

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