No te exijas. 4 consejos para sobrellevar la pandemia y no abrumarte
4 de mayo de 2020 • 21:28
Créditos: Getty Images.
Estás haciendo un montón. No te exijas tanto. Te gustaría salir a hacerles las compras a todos los adultos mayores del barrio, te gustaría ponerte el chip Mery Poppins y hacer bricolage con los chicos, que tu casa esté impecable (con cada almohadón en su lugar), hacer todas las recetas que encontrás en las redes (y que te salgan ricas y fotografiables). Pero no te sale. Te frustra. No entendés cómo lo hacen las influencers, las mamás del jardín, hasta tus amigas al otro lado del Zoom.
No te exijas tanto y recordá: esto que estamos viviendo no es lo normal. No tiene sentido intentar seguir viviendo con normalidad una rutina irreal. Aflojate. Si podés, relajá.
Obvio que está difícil la cosa, y son entendibles el cansancio, la angustia intermitente y las reacciones desbordadas que siempre nos dejan con la misma sensación: "¿me estoy volviendo loca?", "el encierro me está haciendo mal". Sí, claro. Las condiciones no nos acompañan y, si no logramos bajar las exigencias y abrazarnos, es lógico que explotemos.
1. HACÉ LO QUE TE HACE BIEN
Es momento de hacer lo que te sale más fácil, lo que más disfrutas... ¿Qué es lo tuyo? ¿Lo estás viviendo? Escribir, bailar, pintar, escuchar a tus amigas, aconsejar... Conectate con lo esencial, con eso que te hace bien naturalmente. ¡Regalátelo y regaláselo a los que te rodean!
2. NO USES EL "TENGO QUE" Y EL "NO PUEDO" EN LA MISMA ORACIÓN
En tiempos en los que los "no puedo" son tantos, apaguemos por un rato los "tengo que". Vivir con esos dos inputs prendidos no está bien. Es cierto que hay cosas que hay que hacer, pero si efectivamente vas a hacerlas, no las concretes mientras tu diálogo interno negativo dice permanentemente: "No puedo (salir), no puedo (descansar), no puedo (educar como quisiera)". Fijate qué voz en tu interior dejás que grite más fuerte. Fijate qué tan exigente estás siendo con tu pobre cuerpito. ¡Y con tu psiquis! Fijate cuál "tengo que" te hace bien.
3. PODÉS PEDIR AYUDA
Sacate el traje de superheroína. En condiciones normales resolverías sola. Puede ser. Serías hiperproductiva y nadie haría las cosas como vos. Ponele. Pero en la crisis puede que necesites otro cuidado, otro mimo, una red amorosa en donde dejarte caer. Cuando hay dos adultos en la casa, es muy importante poder turnarse en las tareas de limpieza y de cuidado o entretenimiento de los niños, para que el otro pueda oxigenarse, dedicarse a hacer algo que le de placer. Si estás sola, llamá por teléfono a quién necesites para descargarte, pedí que te gustaría que te mandaran alguna sorpresa en una moto, un llamado de los abuelos para que entretengan a los niños un rato, una juntada de amigas copita de vino mediante (por Zoom, claro).
4. REPETITE MANTRAS SALVADORES
¿Para qué te sirve repetirte "esto no es normal"? Sirve. Conectarte con pensamientos del estilo "esto también pasará" o "es lo mejor que se puede hacer ahora, pero esto no va a ser eterno" ayuda a tranquilizarte.
Ejercicio: enfrentá la adversidad
1
Escribí en una hoja cuáles son tus tres habilidades principales. Puede ser el sentido del humor, por ejemplo (pensá en la cantidad de situaciones que logramos resolver con el humor), la inteligencia, la empatía, la espiritualidad, el coraje, la disciplina... Esas tres que sabés que realmente dominás.2
Escribí uno, dos o tres de los desafíos concretos que hoy tenés que resolver. Puede ser desde atravesar el día sin mal humor hasta lograr estar menos cansada, aumentar tus fuentes de ingresos económicos o reinventar tu modelo de negocios.3
Pensá cómo podés generar soluciones apalancándote en las tres habilidades que escribiste. ¿Cómo podés atravesar el día sin mal humor, con sentido del humor y disciplina?4
De lo que salió, elegí UNA acción y probala ESE MISMO día. Pero bajala a las acciones más chiquitas posibles. Testeá una acción por día, como si fuera un experimento. Al final del día, fijate cómo te sentiste, si te funcionó o no, recolectá el aprendizaje y mejorala para el día siguiente.
Expertas consultadas: Sofía Geyer. Consultora en innovación. Paula Mayorga. Psicóloga. Carolina Mora. Psicóloga perinatal, autora de Teta, mamá. @carolinamora.psicologa. Inés Dates. Psicóloga. @ines.dates.viviendo.
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