Por la ventanilla
San Francisco se presta para pasear hasta en un tranvía y descubrir las mil caras de este clásico de Estados Unidos
9 de junio de 2000
SAN FRANCISCO, California.- Al observar esta ciudad, con sus tradicionales edificios de ventanas en proa (bow windows) construidos en las pronunciadas pendientes montañosas que convergen sobre la amplia bahía, el turista no puede dejar de pensar en la generosidad que la evolución geológica de la Tierra deparó a algunas regiones.
La bahía de San Francisco se comunica con el océano Pacífico únicamente por el estrecho que supera el Golden Gate, el puente colgante, uno de los iconos de la ciudad fundada alrededor de la antigua misión Dolores (otro lugar imperdible), la más norteña que los jesuitas españoles establecieron en la California hispánica. En su interior se encuentran, además, Oakland, Sausalito, Berkeley y otras localidades más pequeñas, que conforman un continuo circuito urbano.
En San Francisco, las opciones para el turista parecen no tener fin. El primer paseo obligado es Fisherman´s Wharf, antiguos muelles de pescadores que hoy albergan excelentes restaurantes; un centro comercial que incluye Ghirardelli Square, el principal lugar de venta de los chocolates originales de la ciudad; antiguos barcos del siglo pasado y de la Segunda Guerra Mundial convertidos en museos flotantes; Pier 39, con su colonia de leones marinos tomando sol sobre tarimas flotantes, y los embarcaderos de los ferries turísticos para navegar por la bahía y visitar la cárcel de la isla de Alcatraz.
Ideogramas y pagodas
A pocas cuadras de estos muelles se encuentra Chinatown, el barrio chino (San Francisco fue la puerta de ingreso en los Estados Unidos de los trabajadores asiáticos a fines del siglo XIX), con la arquitectura en forma de pagoda y sus extensos carteles con los ideogramas del lenguaje oriental.
No muy lejos de allí se encuentran otros dos puntos fundamentales: Lombard Street, la calle más empinada de la ciudad, que remata en una cumbre rodeada de canteros de flores que enmarcan el zigzag de la calzada (por lo peligroso de la pendiente), y Columbus Street, la arteria principal del barrio italiano, con los bares que frecuentaban Jack Kerouac y otros literatos que dieron origen a la generación beat, a mediados de los años 50.
Por supuesto, resulta ineludible recorrer San Francisco en los ruidosos tranvías (cable cars). Uno de los mejores trayectos es el que va desde Market Street y Powell hasta Fisherman´s Wharf, atravesando parte del barrio chino y Columbus. Market Street es una gran avenida con negocios de todo tipo y centros comerciales que nace en The Embarcadero (punto ideal para una vista del Bay Bridge, el puente que une San Francisco con Oakland) y recorre el centro de la ciudad. Junto con Union Square, Market y sus calles aledañas constituyen la zona de referencia para un paseo de shopping. Otros puntos de interés, en plena ciudad, son la Coit Tower, una gran torre que se ve casi desde cualquier punto de la ciudad, y Alamo Square, una plaza, cercana al enorme Centro Cívico y la Opera, rodeada de casas victorianas.
Con movilidad, los lugares de interés se multiplican. Una excursión imposible de soslayar consiste en cruzar el Golden Gate y detenerse en Vista Point, un mirador que entrega una postal de la bahía de San Francisco.
Sausalito depara, además, más vistas de la bahía, con el agregado de disfrutar de un almuerzo o cena en alguno de los restaurantes establecidos sobre muelles de madera. Desde allí puede continuarse hasta San Rafael y Napa Valley, donde se encuentran algunos de los mejores viñedos de California.
Hacia el sur de San Francisco, por la autopista 101 se ingresa en Silicon Valley, la zona por excelencia de las empresas de alta tecnología y computación, radicadas en los alrededores de Menlo Park, Stanford y Palo Alto, entre otras localidades.
Datos útiles
Cómo llegar
- El pasaje aéreo, ida y vuelta, a San Fransisco cuesta alrededor de 1350 dólares, con tasas e impuestos incluidos.
Alojamiento
- Una habitación doble en un hotel tres estrellas cuesta entre 80 y 130 dólares; en uno de cuatro, 150, y en uno de cinco, desde 200 hasta 400.