Saltar al vacío ya no es sólo para intrépidos

Desde que el paracaidismo surgió como una práctica deportiva después de la Segunda Guerra Mundial, los bautismos para neófitos se han convertido en una experiencia cada vez más accesible para el público en general, una oportunidad única para asomarse al vacío y pegar el gran salto.

Es que cuando la portezuela se rasga de un jirón, el viento estalla en la cara y el corazón bombea adrenalina pura. A no temer. Aunque allá abajo el paisaje se distinga demasiado diminuto, el bautismo se realiza unido por un arnés al instructor, que además de dar ánimos ofrece sus mejores garantías, ya que las medidas de seguridad son muchas y están reguladas por la Fuerza Aérea Argentina.

Además del paracaídas principal -que es el que se abre siempre-, en caso de una mal función en su dispositivo hay otro de reserva. Y por si fuera poco, todos los paracaídas tienen obligatoriamente una computadora que lo abre en forma automática a 600 metros si el instructor llegara a desmayarse. No por nada es considerado el deporte aéreo más seguro , según la Federación Aeronáutica Internacional. Revisión de equipos y demás controles se realizan mensualmente y son de carácter obligatorio.

"La experiencia de saltar en paracaídas es única y diferente para cada uno, ya que todos sentimos sensaciones distintas al saltar al vacío a una velocidad aproximada de 230 km por hora sin ninguna referencia cercana -dice Guillermo Horacio Lascurain, instructor de paracaidismo del Club Escuela de Paracaidistas Argentinos (CEPA)-. En principio se me ocurre que es lo más parecido a volar, debido a la enorme sensación de libertad y velocidad que se experimenta."

Según Lascurain, los saltos tandem se realizan en la Argentina desde 1990, aproximadamente, habiéndose realizado a la fecha casi 23.000 procedimientos.

Por su parte, Marcelo Nardone, instructor de paracaidismo de pilotos tandem del Club Argentino de Paracaidismo, con título habilitante otorgado por la Fuerza Aérea Argentina, dice que el perfil del público que se acerca a realizar este tipo de bautismos es amplio, aunque principalmente son jóvenes de entre los 23 y 30 años.

El primer paracaídas del que da cuenta la historia se encontró entre los bocetos dibujados por Leonardo da Vinci, aunque fueron necesarios más de 250 años para que el francés Louis Sebastián Lenomand se arrojara desde una torre con un paracaídas y viviera para contarlo, en 1783. Y si la práctica del paracaidismo se remonta a aquellas épocas más bien lejanas, su historia cambió definitivamente en 1912, cuando el capitán Albert Berry, del ejército de los Estados Unidos, saltó por primera vez -y con éxito- desde un avión. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial todavía se pensaba que era poco práctico (recién se lo utilizó hacia el final de la contienda), pero con la Segunda Guerra comenzó a utilizarse sistemáticamente como elemento de seguridad en los aviones de combate. Allí surgieron los primeros ejércitos aerotransportados, con grandes cantidades de combatientes que se arrojaban en paracaídas por detrás de las líneas enemigas para ocupar objetivos de importancia estratégica.

El paracaidismo deportivo con características similares al que hoy se practica tuvo su primer campeonato mundial en 1951, organizado por la Federación Aeronáutica Internacional en la ex Yugoslavia. En la Argentina existen varias agrupaciones o clubes para practicarlo, y si se desea intentarlo se recomienda no esperar demasiado. Como señalara el periodista Ron Wilson, en un artículo publicado por The Wall Street Journal : "En el mundo de los deportes extremos es habitual que la gran hazaña de ayer hoy genere bostezos. De hecho, ya existe el sky surfing, una nueva disciplina en la que el temerario se lanza sobre una tabla en una caída libre a 160 kilómetros por hora, mientras su compañero salta tras él con una cámara y se esfuerza por grabar sus acrobacias".

Eso sí, ahora el desempeño del equipo no sólo se mide en términos de la audacia del surfer, sino también por la calidad artística de las imágenes que obtenga su acompañante.

Fly Ranch (Escuela y Saltos de Bautismo). Ruta 2, km 65 (partido de La Plata). Los saltos se realizan los fines de semana, durante todo el día. Para participar es requisito indispensable ser mayor de 17 años, pesar menos de 90 kilos y estar decidido. Si el estado de salud es normal, no requiere examen médico alguno. El salto de bautismo cuesta 300 pesos; con video en DVD y rollo de fotos, 430; con video en DVD y fotos digitales de alta resolución, 460 pesos. Informes, (15) 5415-5415 o info@flyranch.com. Más información: www.flyranch.com

Ruta 205, km 106 (Aeródromo Provincial Lobos). Sábado, domingo y feriados, durante todo el día.

El salto de bautismo cuesta 350 pesos, más un adicional de 165 si desea filmarlo en caída libre. La experiencia consta de una introducción teórica, caída libre y la apertura del paracaídas. En total, dura alrededor de treinta minutos. Informes, (02227) 15613722.

La Plata. Diagonal 74 y camino a Punta Lara (Aeroclub La Plata). Los saltos de bautismo se realizan sábado, desde las 14, y domingo, todo el día. El costo es de 350 pesos, más un adicional de 165 si desea filmarlo en caída libre. Para participar de cualquiera de estos cursos es preciso ser mayor de 17 años. Informes; (0221) 4271641.

Alejandro Rapetti