Series: las cinco desilusiones amorosas de Zoë Kravitz en High Fidelity

Mientras que en la vida real está felizmente casada con el actor norteamericano Karl Glusman (a quien hace muy poquito vimos en la serie de FOX, "Devs"), podemos decir que su personaje no tiene la misma suerte. Te contamos cuál es su Top 5 de desilusiones amorosas y por qué ver no te podés perder esta maravillosa serie.

El amor de la niñez tiene ese toque de inocencia y de primeras ilusiones que lo convierten en algo verdaderamente único. Es ahí en donde Rob, el personaje al que Zoë da vida, arranca su recorrido: siendo muy chica, se enamora perdidamente de Kevin y cree tener con él una conexión sumamente especial. Sin embargo, rápido entiende que para él ella era tan solo una chica más y así es como gana su primera cicatriz de amor.

En la búsqueda de actualizar la historia y traerla al 2020, son varios los cambios que vemos en la serie si la comparamos con el libro o la película. El primero es, obviamente, que en esta versión nuestra protagonista es mujer, mientras en la novela es un hombre. Además, Rob vive su sexualidad de un modo mucho más fluido y no acepta etiquetas. Así es como su segunda gran desilusión amorosa es introducida y conocemos a Kat, una chica que pone su mundo patas para arriba pero que rápidamente le rompe el corazón.

Ahora convertida en influencer, Rob se reencuentra con Kat en el cuarto episodio de la temporada ("Good Luck and Goodbye") y podemos decir que tiene su revancha ¿Lo mejor? En el proceso nos regala uno de los capítulo más épicos de la serie.

Jugando con los preconceptos sobre las relaciones de amistad entre hombres y mujeres, así como esa increíble posibilidad de que tu ex se convierta en tu mejor amigo, la tercera separación de Rob es Simon. Manteniendo la estructura de otros relatos (nos muestra cómo se conocieron, en qué puntos conectaron y qué tipo de relación tenían), los más interesante arranca cuando él le cuenta a Rob que es gay. Ahí es cuando se convierten en amigos inseparables, comparten debates y experiencias musicales maravillosas, pero también nos permite acompañarlo en un camino de autoreconocimiento que está buenísimo.

Aunque un personaje bastante chiquito dentro de la totalidad de la temporada, Justin es responsable de la cuarta cicatriz amorosa y es una de las historias que más veces hemos escuchado. Comediante de stand-up, fanático de Eminem , Linkin Park y Dave Mathews Band, conoce a Rob e inician su relación amorosa, mientras que él ya tenía novia. Aparentemente divertido y aventurero mientras se encontraban en secreto, esa adrenalina duró poco y se separaron rápido. Pero Rob es una chica de grandes frases y tiene la descripción perfecta para muchos ex: "... así que sí, era una especie de idiota".

Entonces llegamos al gran amor: ese que sentimos que es para toda la vida, el/la indicado/a y con quien no solo imaginamos un futuro, sino que también nos resulta imposible imaginarnos sin. Para Rob esa persona es Marc, (quizá) su mejor relación y a quien, cuando la conocemos, todavía llora y extraña. Aunque no sabemos bien qué fue lo que sucedió (y nos vamos enterando a medida que avanzan los episodios) ésta también es la conexión que más queremos entender, explorar y hasta sanar. Con escenas grandiosas, súper movilizadoras y estéticamente brillantes, quizá la lección es que un gran amor también puede terminar.