Una prueba que vale x 4

Una larga travesía en vehículos 4x4, organizada por el equipo oficial Mitsubishi, con la dirección de Alberto Pironti, permitió a La Nación no sólo contemplar los maravillosos atractivos del sur de la Argentina y Chile, sino también verificar una ruta de alto valor turístico para realizar con vehículos, sean o no de doble tracción, a través de rutas asfaltadas y de ripio.

El desafío del fin del mundo, nombre oficial de la travesía, comenzó en la ciudad de Neuquén, para llegar luego, durante la primera jornada, a San Martín de los Andes (429 kilómetros de asfalto). El segundo día se consumió junto con los 582 kilómetros (151 de ripio y 431 de asfalto) desde allí hasta Puerto Montt, cruzando la frontera por el paso Tromen.

En la tercera jornada de travesía se cruzó en barco hasta Chaiten, también en Chile, y desde allí de regreso a nuestro país, por el paso fronterizo Futaleufú, hasta El Calafate, Santa Cruz (760 en total, repartidos en 274 de ripio y 486 de asfalto), puerta de acceso a una de las máximas atracciones turísticas de la Argentina: el glaciar Perito Moreno.

Un día completo mereció la visita a la masa de tonos azules y blancos de hielo continental que, con sus 257 kilómetros cuadrados de superficie, supera a la Capital Federal. Lejos de permanecer inanimado, el gigante de hielo se queja y desgaja en enormes bloques que caen a las aguas del lago Argentino para desplazarse como icebergs.

Por la tarde, una experiencia ineludible y fantástica: un minitrekking sobre el glaciar (con la ayuda de puntiagudos grampones en el calzado), tras cruzar el Brazo Rico en lancha desde la bahía del Bajo de las Sombras.

A la mañana siguiente, temprano, la caravana partió desde la estancia Alice y su moderno lodge a 21 kilómetros de El Calafate, a orillas del lago Argentino, rumbo al macizo de Torres del Paine, en territorio chileno: 257 kilómetros de ripio (202) y asfalto (51).

Tras cruzar el paso de Cancha Carrera, hacer los trámites de ingreso en Chile, en Cerro Castillo, y adentrarse en el Parque Nacional Torres del Paine, las tres majestuosas agujas de sólido granito del Paine, la más alta (la Sur o de Agostini) de 2850 metros, aparecieron en el horizonte.

La zona está surcada por numerosos caminos que permiten rodear al macizo y obtener distintas vistas de él, que no sólo tiene torres, sino también los Cuernos del Paine, el más alto de 2600 metros. Otro lugar imperdible es el lago Grey, en el que finalizan los conocidos Hielos Continentales del Sur. El propio lago está surcado por numerosos y enormes témpanos a la deriva.

Por la mañana del nuevo día comenzó el traslado hasta Punta Arenas, que antiguamente fue un punto estratégico sobre el estrecho de Magallanes y que aún goza del privilegio de ser la ciudad continental más austral.

El camino, 140 km de ripio y 260 de asfalto, obliga a volver a Cerro Castillo, pasar por el pintoresco y turístico Puerto Natales hasta Punta Arenas. Esta ciudad tiene el atractivo extra de su zona franca: varias manzanas de comercios con todo tipo de artículos a precios muy bajos. Además, se puede regatear.

El viaje tenía otro destino todavía y, tras dormir en Punta Arenas, la caravana partió directamente hacia Ushuaia, a 637 kilómetros de distancia (435 de ripio).

Los puntos más importantes: el cruce del estrecho de Magallanes en Punta Delgada; el reingreso en la Argentina en San Sebastián, a orillas del Atlántico; el paso por Río Grande y la entrada a la zona de caminos de montaña, a partir de Tolhuin, bordeando el imponente lago Fagnano hasta llegar a Ushuaia. Al otro día, luego de recorrer el centro de esquí Cerro Castor, en las afueras de la capital de Tierra del Fuego, la travesía concluyó simbólicamente en Bahía Lapataia, junto al cartel que indica la finalización de la extensa ruta nacional Nº 3.