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Karen Barg, enamorada: el amor después del amor 

Karen Barg, después de transitar la separación de su esposo después de 12 años de matrimonio, quedó "rota". Cuando se sintió mejor recurrió a las apps de citas. Siempre supo que volvería a amar.


Karen Barg apuesta al amor después del amor.

Karen Barg apuesta al amor después del amor. - Créditos: Getty



Rota, llorando en el suelo de mi cuarto, sola en otro continente. Sola… 

Cuando planificamos venir a España justamente fue una apuesta en familia. La idea era expandir nuestros horizontes laborales y probar la experiencia de estar un año en otro país, en otra cultura. Nos interesaba conocer gente, hacer contactos y, sobre todo, vivir una aventura.

La aventura se volvió, sin dudas, en una de las más desafiantes de mi vida.

Mudanzas, papeles, cambio de colegio, todo esto en medio de la pandemia de covid.

 

La inserción laboral fue mucho más complicada de lo que creía, hacer amigas se hizo bastante difícil, pero lo más duro fue que mi matrimonio se estaba desarmando cada día un poco más.

Casada, sola y en otro continente.

En los casamientos judíos hay una parte de la ceremonia en donde se rompe una copa de vidrio y todos gritan Mazeltov! Es una tradición que recuerda a los novios que, a pesar de estar viviendo momentos felices, en el matrimonio también hay momentos difíciles que se deben superar juntos. Y que, de no hacerlo, todo se puede romper.

Y se rompió… y ahí estaba yo, rota como esa copa, en un departamento enorme que no sabía cómo iba a pagar, sin ahorros (otro día podemos charlar de esto), sin un trabajo muy activo, sin muchas amigas, todavía de duelo por la muerte de mi papá unos meses atrás.

Sin embargo, muy adentro mío sabía -no sé cómo, pero realmente sabía- que mi vida no terminaba ahí. Que iba a encontrar la forma de pagar ese piso, que me iba a ocupar de fortalecer vínculos y amistades, pero sobre todo que iba a encontrar un nuevo amor.

No porque no pueda vivir sin un hombre que me quiera, si no porque yo tenía mucho amor para dar, creo en el amor, aunque mi matrimonio no haya funcionado para siempre. 

Yo estaba ahí con el corazón en la mano y sabiendo que alguien, en algún momento y cuando yo estuviera lista, iba a querer recibir lo que yo tenía para dar.

 

Siempre digo que me separé en etapas: la primera separación fue a principios de año. Mi ex se fue de la casa familiar. A partir de ahí nunca más pasó nada amoroso entre él y yo. Pero las fichas de la separación me fueron cayendo en distintos momentos. Me fui dando cuenta de cosas que, dentro de la relación, no había podido ver.

Y cada cosa que descubría me dolía y en mi alma me volvía a separar. ¿Viste esa frase que dicen que conocés con quién te casaste cuando te separás? Tal cual, y eso duele, pero a la vez ayuda a ir superando el duelo, lo hace más sencillo.

Lo que fue más desafiante en este proceso fue perdonarme a mí por no poder ver a tiempo las red flags, por ponerme en lugares en donde no me sentía cómoda y no era justo para mí estar.

Pero volvamos a lo nuestro: tenía la autoestima por el piso, me estaba ocupando de eso en distintos aspectos y uno de ellos fue mi inserción en el mundo de las citas. Era loquísimo volver a salir con alguien después de estar 12 años casada. Unos nervios, una adrenalina...

Era divertido: salía, iba a tomar algo y volvía a casa. Nada del otro mundo, pero me gustaba esa dinámica. A la vez, sentía que todo el tiempo tenía que estar generando estrategias de conquista y eso me generaba un poco de ansiedad.

Mientras tanto, salí mucho con amigas y forjé vínculos muy lindos. Que son hoy en día mis grandes pilares.

Karen y su "bombonazo" en el cine, en España.

Karen y su "bombonazo" en el cine, en España. - Créditos: Gentileza Karen Barg

Un día, estaba en una app de citas y hago match con un chico. Empezamos a hablar y rápidamente pasamos a WhatsApp. La conversación fluía de lo más bien, de hecho fluía tan bien que, por un momento pensé, acá debe haber algo raro…

Arreglamos para vernos un sábado. Era la primera cita en la que, si bien estaba nerviosa, tenía una sensación adentro que me fluía: si salía bien genial, pero si no salía bien no pasaba nada.

El plan era ir a tomar algo y después al cine a ver la peli de Barbie, que acababan de estrenar. No bien lo vi me pareció hermoso: si bien en las fotos me había gustado, en vivo era un bombonazo. Fuimos a tomar algo y, cuando me subo a su auto, había un paquete…

- ¿Y esto?, pregunté

- Es para ti (ah, me olvidé de contarles que el bombón es español).

Abrí el paquete y me había comprado un toallón de Barbie ¡hermoso! 

Fuimos a tomar algo y, como durante la semana que estuvimos chateando hablamos bastante de nuestra vida, en esa conversación pudimos hablar temas más profundos. No solo era un bombón sino que, además, se notaba lo buena persona que es.

Y ahí estaba yo, con un toallón de Barbie nuevo, un bombón al lado y el corazón listo para vivir el amor después del amor.

(Continuará....)

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