Campamento con mamá: la película de Natalia Oreiro que recuerda al mejor cine familiar de los 80
Ideal para mirar todos juntos y recordándonos a lo mejor del cine familiar de los 80, Campamento con mamá es la nueva película de Natalia Oreiro que ya está disponible en Netflix.
6 de diciembre de 2024
Campamento con mamá estrena en Netflix el 6 de diciembre. - Créditos: Netflix
Si bien todos podemos admitir que el mundo de las producciones cinematográficas creció un montón y se diversificó para ofrecer películas de todo tipo, también es cierto que el segmento de las narrativas preadolescentes quedó algo desolado. "Muy grandes" para las típicas películas infantiles y "muy chicos" para los estrenos coming of age; a la pantalla grande le falta algo de aquella vibra del cine familiar clásico de la década de los 80.
Quizá es por eso Campamento con mamá, la nueva película de Martino Zaidelis, se convierte en una propuesta divertida, entretenida y que sorprende.
¿Qué tenés que saber sobre "Campemento con mamá"?
Definida como un dramedy familiar (¡y juro que es ideal para ver en familia!), la historia nos presenta a Patricia (interpretada por Natalia Oreiro) quien se enfrenta a la difícil situación de que su hijo esté dando los primeros pasos hacia la adolescencia y en ese proceso ve cómo la relación simbiótica de madre e hijo que tenía se transforma en algo más distante, independiente y alejado.
Aplastada por el sentimiento de que "no da pie con bola" y después de enterarse de que él quiere mudarse para vivir con su papá, se le presenta una situación única: los choferes que iban a llevar al grupo de su hijo a un campamento no pueden viajar y ella es la única que tiene licencia profesional. Colándose en el programa, intenta reconectar con él y —como es de esperar— no todos sus intentos llegan a buen puerto.
Campamento con mamá es un dramedy familiar ideal para ver con los más chicos de la familia. - Créditos: Gentileza de Netflix
Charlamos con Nati Oreiro sobre su personaje: ¿qué nos contó?
Siento que Patricia se convierte en este clásico estereotipo de hija mayor que se tiene que hacer cargo de toda la "herencia familiar"...
¡Mirá qué buen punto de vista el tuyo! Porque, de hecho, yo soy hermana menor, pero sí me siento muy identificada con Patri. Sí entiendo el punto que hacés, porque creo que a mi hermana eso un poco le pasó con mi padre. Mi hermana Adriana trabajó con él (tenía una empresa en Uruguay) y ellos trabajaron juntos, y yo no tuve como ese mandato familiar. De hecho, ella siempre me dice: "A mí todo me decían que no y vos siempre hiciste lo que quisiste sin preguntar". De hecho, yo me vengo para Buenos Aires a los 16 y mi hermana recién a los 24 se pudo ir de Uruguay y un poco hacer como su propio camino.
Pero como yo sí soy madre de un niño de 12 años, la misma edad que tiene el hijo de mi personaje, y aunque hago mucha fuerza para no parecerme a Patri... me doy cuenta de que es mi alterego. ¡Tengo todo! De hecho, me lo marca mi hijo, que me acompañó durante el rodaje, le dije: "Pero... yo no soy así, ¿no?". Y me mira y me dice: "A veces son peor". Entonces, en ese sentido, me parece que la película va a enganchar mucho en las distintas generaciones, a los más chicos que están atravesando esa preadolescencia o adolescencia y a los padres, que desesperadamente tratamos de ser súper abiertos y súper cool, que decimos "Yo no soy así" pero que terminamos repitiendo todo eso que dijimos que no íbamos a hacer. Yo me reí mucho haciendo el personaje, pero también me dio mucho miedo porque dije: "Wow. Esto es lo que me está pasando".
Me parece que quedó una película hermosa, súper identificable y que también creo que es un viaje de autodescubrimiento para los dos personajes, pero también sobre cómo es la vida, porque uno tiene que adaptarse todo el tiempo a las nuevas realidades. Porque eso es el amor, dejar a las personas brillar, volar y si el vínculo es sólido, uno siempre va a ser un referente... siempre va a estar. No hay nada que uno pueda hacer para mantener a tu bebé siendo un bebé; duele, pero todos vamos creciendo en amor.
Sobre todo porque, uno que ya pasó por esa etapa, también sabe que hay todo otro capítulo hermoso que es esa "vuelta a los padres" ¿no? Cosas que de adolescente quizá te daban vergüenza, de adulto son las que recordás con mucho amor...
Totalmente. Además, creo que nuestra generación materna desde un lugar diferente... la generación de nuestros padres tenían mucho miedo. Por ejemplo, mis papás vienen de padres que se escaparon de España por la guerra, después nosotros volvimos porque mi papá se quedó sin trabajo... había toda una cultura del sufrimiento, del que hay que trabajar, hay que ahorrar y que las cosas se hacían de una manera y no de otra. Fueron padres con mucho miedo y nosotros tuvimos que resignificar eso. Debo reconocer que a mi hermana le costó mucho más que a mí, conmigo fueron muy abiertos porque me vine a Buenos Aires con 16, 17 años. Ahí hubo un aprendizaje de ellos.
Nosotros tenemos la posibilidad de enseñar desde el amor y desde el disfrute. ¿Por qué no disfrutar de lo lindo? ¿Por qué tiene que ser: "Tenés que hacer una carrera", "Tenés que ser el mejor"? El tema de las competencias es algo que realmente no entiendo, pero venimos con eso de que tenés que ganar... y lo único que uno debe ganar es amor, afecto, conocimiento, el poder de discernir para poder tener pensamientos críticos y darte cuenta de qué cosas te hacen bien y cuáles no. Equivocarse, caerse... Yo vengo de una mamá que no me dejaban ensuciarme y yo intento ser: "Ensuciate. Tirate al agua". Me cuesta porque vengo de otra estructura, pero soy consciente de eso y busco cambiarlo.
Más cuando pensamos que esta generación está enfrentando un desafío único que es la de crecer en un mundo en donde internet y la tecnología está tan accesible...
Creo que es uno de los desafíos más grandes que tenemos hoy los adultos, los padres o los tutores. Y en ese punto sí que me detengo porque para mí fue una decisión muy importante que tomamos en familia, mi hijo no tiene celular. Fue una decisión, digamos, fue ir contra la corriente totalmente. Empezamos a investigar desde cuando él era muy chico, todo lo que tenía que ver con eso y todas las alternativas y uno tiene que realmente buscar alternativas porque es un estímulo directo, es algo como muy rápido.
Yo creo que cuando tenés conocimiento de lo que significa tener una primera infancia con pantallas limitadas entendés que hay una diferencia muy grande. Sé que es muy difícil porque los entornos sociales confluyen todos en un mismo lugar, pero existen esas posibilidades. Yo no soy drástica porque hay algo que tiene que ver todo con el desarrollo cognitivo y el desarrollo emocional, la salud mental de los niños que se están conociendo y desarrollando puede influir mucho. Además, creo que hay algo que tiene que ver con lo manual, con lo tangible, con estar en el momento presente, de estar haciendo algo que no tenga que ver solamente con el estímulo visual que obviamente es un chorro de dopamina gratuito porque no tienen que hacer nada y eso todo les impacta directamente. Es importante tener el contacto con la naturaleza, con los animales, con lo manual, con la paciencia, con la frustración, con aprender que está bueno aburrirse, frustrarse y esperar. Es un proceso emocional y físico, y no tanto con un estímulo visual.
Nati Oreiro da vida a Patricia en Campamento con mamá. - Créditos: Gentileza de Netflix
Volviendo un segundo a la película, hay un momento muy hermoso que es cuando Patricia se anima a cantar... no solo por lo que es capaz de decir a través de esa canción, sino por el hecho de animarse a hacerlo. ¿Podés compartirme un poquito el detrás de escena de ese tema?
Para mí eso es la música, que te permite decir cosas que a veces con la palabra dicha es muy difícil. La poesía tiene eso en común con la música, creo, esa parte melódica, la magia del texto que llega mucho más profundo al corazón. Yo vengo del mundo audiovisual y para mí la música en el cine es tan importante como una bella imagen o como un texto bien dicho; entonces cuando surgió esta posibilidad de hacer la película con Martino [Zaidelis] yo le propuse hacer una canción. O sea, de la misma manera que en Un argentino en Nueva York pero ahora a la inversa, porque ahora me toca ser la mamá que está en esa relación en apariencia conflictiva con su hijo preadolescente.
Le dije: "Tiene que existir la música porque la música atraviesa todos los idiomas". Por ahí no entendés lo que está diciendo, pero sí entendés la emotividad. Entonces llamé a Alex Sergi y la hicimos juntos... yo escribí la letra y él hizo la música. Obviamente, habla de mí, o sea, yo no puedo salirme del "Natalia mamá" y creo que eso está muy presente en toda la película y cuando dice: "Estoy tratando de ser más relajada", soy yo, yo todo el tiempo trato de ser más relajada y me di cuenta de que no lo soy tanto. Pero la relación habla de eso, de aquello que los padres queremos transmitir, pero no nos animamos. Abrir el corazón y sentirnos vulnerables delante de la persona que amamos... poder ser sinceros y decir "Me equivoqué".
Yo creo que un poco la canción es eso, el momento que él la descubre cantando y siendo ella sin la mirada del otro, porque la mirada del otro siempre es letal. Uno siempre termina actuando cuando sabe que el otro está del otro lado y cuando ella se descubre cantando sin que él esté viéndola y él escucha lo que ella tiene para decir yo creo que ahí es un momento de conexión único. Además de que la canción es un hitazo en todas sus versiones de la película... porque al principio está en forma acústica. Todas van a salir en Spotify y con sus vídeos, ambas versiones.
Sole Venesio Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación y docente (UBA). Trabajó en LA NACION desde el 2010 hasta el 2024. Fan absoluta del mundo de la cultura, es una seriéfila empedernida y nuestra gurú de los estrenos en la pantalla chica.
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