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El caso de María Soledad Morales en Netflix: cómo fue el asesinato identificado como el primer femicidio del país

En 1990, María Soledad Morales fue drogada, violada y asesinada por los “hijos del poder” de Catamarca. Su muerte no sólo estremeció a toda la Argentina sino que originó las famosas “marchas del silencio” en busca de verdad y justicia.


Foto de María Soledad Morales.

Netflix estrena la película documental María Soledad: El fin del silencio. - Créditos: Netflix



Hace 34 años, el asesinato de María Soledad Morales conmocionaba a todo el país. Conocido como “El caso María Soledad”, este hecho -ocurrido en la provincia de Catamarca- marcó un hito en la historia argentina por ser reconocido como el primer femicidio del país.  Además, originó las famosas “marchas del silencio” organizadas por la monja Martha Pelloni y las compañeras de colegio de la víctima.

Libros, documentales y hasta una película protagonizada por Valentina Bassi en 1993 contaron esta historia que, hoy en día, no tiene culpables tras las rejas. El próximo 10 de octubre llega a la pantalla de Netflix un nuevo documental que, a través de los testimonios de Pelloni, el fiscal Gustavo Taranto, la periodista Fanny Mandelbaum, y las compañeras de curso de María Soledad, repasará esta tragedia y la lucha que llevaron a cabo para que la verdad salga a la luz.

“Esta película habla de la amistad, porque aún cuando el crimen fue revisado por el periodismo a lo largo de los años, nunca se lo abordó desde el punto de vista de un actor social que hoy es el principal motor de las luchas de género en el continente: Las jóvenes”, observa su directora, Lorena Muñoz, sobre lo que será María Soledad: El fin del silencio.

A través de estas jóvenes que, con apenas 17 años se convirtieron en heroínas, Muñoz hará foco en cómo el pueblo de Catamarca tomó el silencio como arma de combate y de denuncia. “Una monja y un puñado de adolescentes combatiendo la injusticia con un arma impensada: el silencio. Todas se prometieron encontrar al culpable, pero lo que ninguna imaginó, es que esa promesa sería uno de los motores fundamentales a la hora de activar los reclamos de justicia por el femicidio de su amiga”, reflexionó sobre esta serie de marchas -82 en total- que convocaban un promedio de 25 mil personas cada vez.

El caso María Soledad

Escena del documental María Soledad: El fin del silencio.

Netflix estrena la película documental María Soledad: El fin del silencio. - Créditos: Netflix

Oriunda de Catamarca, María Soledad Morales tenía 17 años y estaba cursando el último año del secundario en el Colegio Católico Del Carmen y San José. Hija de Ada Rizzardo y Elías Morales, era la segunda de siete hermanos y soñaba con ser modelo. Por ese entonces, tenía una relación amorosa con Luis Tula; un hombre doce años mayor que estaba casado; aunque ella no lo sabía.

La noche del viernes 7 de septiembre de 1990, la joven fue a bailar a Le Feu Rouge, un boliche de San Fernando del Valle de Catamarca, donde -junto a sus compañeras- había organizado una fiesta para recaudar fondos para el viaje de egresados.

Alrededor de las 3 de la mañana, María Soledad abandonó el lugar junto a su novio que la pasó a buscar para seguir la noche en otra disco, Clivus. Allí, Tula le presentó a sus amigos que eran hijos de funcionarios políticos y de policías de alto rango de la provincia, entre los que se encontraban Guillermo Luque (hijo del diputado nacional de Catamarca Ángel Luque), Pablo y Diego Jalil (sobrinos del intendente local de ese momento, José Jalil), Arnoldito Saadi (hijo del entonces gobernador Arnaldo Saadi), Miguel Ferreyra (hijo del jefe de policía), Eduardo “El Loco” Méndez y Hugo “Hueso” Ibáñez.

 

Pasaron las horas pero María Soledad nunca volvió a su casa. La búsqueda comenzó primero, por la casa de sus amigas. Luego, por el colegio donde su rectora, Martha Pelloni, se puso a disposición de sus padres. Tres días después, su cuerpo fue encontrado en un zanjón al costado de la ruta provincial 38 en un lugar conocido como Parque Daza por una cuadrilla de trabajadores de Vialidad Nacional.

Golpes, quemaduras de cigarrillos, la mandíbula fracturada, cortes en el cuero cabelludo, las orejas y uno de los ojos volvieron a su cadáver irreconocible. De hecho, su padre pudo confirmar que se trataba de ella por una pequeña cicatriz que la adolescente tenía en una de sus muñecas. "En ese momento hubiese preferido que alguien me pegue un tiro y no ver el cuerpo que vi de mi hija", dijo muy impactado Elías Morales en el juicio.

Horas más tarde, y a pesar de que intentaron “borrar” algunas pruebas, se supo que la víctima había sido violada antes de morir a causa de un paro cardíaco provocado por una dosis letal de cocaína.

Las hipótesis del caso

Póster de María Soledad El fin del silencio.

Póster de María Soledad El fin del silencio. - Créditos: Netflix

Tras encontrar a María Soledad sin vida, su familia y amigas comenzaron a reconstruir sus últimas horas. Mientras que un barman del boliche Clivus declaró que vio a la joven subir a un auto “mareada y “obnubilada”, la fiscalía estudiaba la hipótesis de que Morales había sido drogada y llevada a un albergue transitorio ubicado en el cruce de las rutas 1 y 41, donde habría sido violada por varias personas.

Para la policía catamarqueña la teoría sobre lo sucedido era muy diferente. Para ellos, la joven había sido atacada por un grupo de vagabundos cuando caminaba al costado de la ruta; una versión muy poco creíble por cierto.

Ruth Salazar, la mujer de Tula, también fue señalada como sospechosa. La idea de que podría haberla matado por despecho y que su marido la había encubierto sonó fuerte. Sin embargo, “los hijos del poder” con los que esa noche María Soledad se topó llevaban todas las de ganar. 

“Las marchas del silencio”: un pedido de justicia revelador

El crimen de María Soledad Morales estremeció no sólo a la provincia de Catamarca sino a todo el país. Con Martha Pelloni (la rectora del colegio Del Carmen y San José) y sus compañeras de curso a la cabeza, “las marchas del silencio” se replicaron en cada rincón de Argentina. Sin decir una palabra, estas caminatas buscaban echar luz sobre un caso que parecía estar lejos de resolverse.

Luchar por la verdad y la justicia fue el objetivo de estas jóvenes que, con tan sólo 17 años, se animaron a enfrentar al poder político y policial de ese momento. La repercusión fue tal que, el 17 de abril de 1991, Carlos Menem (el Presidente de la Nación por ese entonces) intervino la provincia de Catamarca, separando del puesto a su gobernador, Saadi.

Tras coartar el poder de los encubridores, y dos juicios mediante, la justicia dio su veredicto en 1998. Guillermo Luque fue condenado a 21 años de prisión por asesinato y violación mientras que Luis Tula recibió sólo 9 años; al ser considerado un partícipe secundario del delito. Sin embargo, ninguno de los dos cumplió su condena hasta el final. El primero sólo estuvo en la cárcel 14 años y el que “presentó” a Morales a sus amigos sólo cumplió la mitad de su condena.

Hoy, 34 años después, los asesinos y encubridores caminan libremente por las calles de San Fernando del Valle de Catamarca mientras que las amigas de María Soledad intentan mantener vivo su recuerdo a través de este documental que muy pronto podrá verse por la pantalla de Netflix.

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