5 pueblitos encantados a menos de dos horas de Buenos Aires

A 120 kilómetros desde el centro de Capital, por la autopista Richieri, luego la conexión Ezeiza-Cañuelas, continuando por la ruta 205 y por último, el acceso a Salvador María. Un viaje fácil y directo, para encontrarse con un pueblito de Salvador María. Esta localidad unos mil habitantes tiene más de 140 años y te recibe con un hermoso boluvear central asfaltado desde donde crece todo el trazado hasta fusionarse con el campo.

Al finalizar el recorrido central se llega a la capilla Santa Ana, una construcción de estilo neocolonial que fue inaugurada en 1950. Salvador María tiene dos plazas muy bonitas y prolijas, almacenes, farmacia, un bar y la estación de trenes, que ya no está en uso pero que dio vida al pueblo. A pocos kilómetros está la laguna de Lobos como un destino extra, pero si lo que querés es disfrutar de un pueblo de campo encantador, sin duda Salvador María te va a enamorar.

Son 145 kilómetros saliendo por acceso oeste rumbo a Luján, luego de ahí a Navarro por la ruta 47 y por último 26 kilómetros de camino de tierra en buen estado para llegar a las Marianas. Unas dos horas de viaje para sumergirse en este pequeño pueblo rural, conocido por su vida en el campo, tapada por la paz y la naturaleza.

Encontramos su plaza principal, y en frente su capilla “Santa Teresita del Niño Jesús”. Recomiendan llegar sin desayunar para probar las tortas negras, que son un emblema del pueblo. Y a esto lo acompaña su gastronomía tradicional, el salón comedor Doña Irma donde se comen los ravioles más ricos, restaurante de campo El Nuevo Recreo con un gran menú variado y “Lo de Mimi”, un bar atendido por la propia Mimi donde encontrás las picadas más tradicionales y ricas.

Las Marianas tiene unos 500 habitantes y fue fundada en 1908. Desde hace más de un siglo te está esperando para que vayas a descubrirla.

La misma salida que para Salvador María, pero al llegar a Cañuelas, hay que desviarse por la ruta 3 antes de llegar a San Miguel del Monte, el acceso a Abbott, todo asfaltado, nos espera para descubrirlo. Con unos 700 habitantes, fue fundada en 1892 como una estación del antiguo Ferrocarril del Sud. Son menos de cien kilómetros y en una hora y media de viaje muy tranquilo ya se está en otro mundo.

Tiene una muy rica oferta gastronómica y un trasado pintoresco para perderse en sus calles al ritmo de la siesta. También tiene a pocos kilómetros la laguna de San Miguel del Monte como una opción más movida, pero si lo que buscás es tranquilidad conocer un destino distinto, Abbott es una excelente opción.

El mismo viaje que hasta Salvador María, pero en vez de tomar el acceso sobre la ruta 205 para este pueblo, seguir por la misma hasta un poco antes de la ciudad de Saladillo, donde se encuentra el ingreso asfaltado a Del Carril. Unos 166 kilómetros y dos horas de viaje a buen ritmo, separan a Capital Federal de este destino rural.

Un pueblo de unos 1.200 habitantes, en cuyo centro se mantiene el trazado típico de los pueblos con su plaza central, rodeada por la comisaría, la iglesia, la delegación municipal y el club, todo en pocas cuadras. Es inevitable caminar y descubrir los edificios uno a uno, visitar la parroquia María Madre Purísima, inaugurada en abril de 1953, tomarse unos mates en la plaza, caminar por la estación y disfrutar de la calma que solo estos pueblos pueden brindar.

A cuatro kilómetros de camino de tierra se encuentra un camping sobre el arroyo Saladillo, para pescar o simplemente disfrutar del espejo de agua, y complementar este destino escondido.

Acá el viaje es el mismo que hasta Abbott pero hay que seguir por la ruta 3, pasar San Miguel del Monte para luego llegar al acceso a Gorch. Comparte con Abbott no solo el camino sino también la fecha de fundación, 1982, con el mismo motivo, la inauguración de la estación de ferrocarril. Es el pueblo más pequeño de este recorrido, con unos trescientos habitantes y toda la tranquilidad que esto implica.

Son dos horas de viaje y unos 154 kilómetros para encontrarse con un pueblo detenido en el tiempo, donde disfrutar de sus antiguas casas de ladrillos a la vista o de la iglesia San José Obrero. A pocos kilómetros está el puente ferroviario Garrafa Sánchez, abandonado por el tren pero con hermosas vistas y sin duda un destino fotográfico pintoresco. Una escapada a Gorchs te lleva a encontrarte con lo inesperado en cualquier esquina.

Así se pasaron cinco pueblitos encantados a menos de dos horas de Buenos Aires, que te están esperando a vos, para que vayas a hacerlos parte de tus recuerdos.