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“Me quiero tomar un año sabático”

Para encontrarse con una misma, volver recargada y focalizar en aquello que verdaderamente queremos hacer. Hacer un alto en nuestras vidas es posible si se planea con anticipación y si se tienen en cuenta las finanzas




Créditos: Latinstock

"Me voy a tomar un año sabático", la aterradora frase que un hijo le puede decir a sus padres. Momento en que las dudas inundan la cabeza y las preocupaciones florecen: "cómo te vas a mantener", "qué vas a hacer", "de qué vas a vivir". SÍ, son todas preguntas claras y acertadas; pero tienen respuesta.
Sabático no es sinónimo de tiempo de ocio (como muchos piensan) sino que viene del hebreo shabbat (sábado) y alude al descanso, a la reflexión de los días que se han vivido durante la semana.
Adela Sáenz Cavia, Counselor y Coach ontológico, y Fundadora de Red Comuna cuenta que cerca de los 30 años se tomó un año sabático. Con un hijo de 2 años y medio se fue a vivir a España para estudiar. "Fue una linda experiencia, disfruté mucho y, a partir de ahí decidí cambiar el rumbo laboral. Renuncié a mi cargo de Gerente y emprendí mi proyecto personal", y agrega que "la necesidad de un cambio de vida se relaciona con la búsqueda de nuevas experiencias y aprendizajes. Con las ganas de desarrollar un área de la personalidad que no se ha podido despegar hasta el momento".
Si bien no hay un momento decisivo para tomarse este tiempo de reencuentro con uno mismo y con lo que nos rodea; en su mayoría, son jóvenes entre 20 y 30 años que emprenden esta aventura. La Co-Fundadora y Coordinadora General de Mujeres en Red de Tucumán, Regina Martinez Riekes, también tenía 30 años cuando decidió con su marido volver a su provincia de origen. "Comenzamos la planificación un año antes. Renunciamos a nuestros trabajos, mudamos las cosas a un depósito y emprendimos viaje en Febrero de 2010", cuenta.

Créditos: Latinstock

Si tomar la decisión puede resultar difícil, comunicárselo al grupo familiar puede ser aún más complicado. Sobre todo, cuando los padres no han llevado a cabo un viaje como este. "Hoy en día el cambio de rumbo es más común que antes. Solía ser un shock. Ahora, las nuevas generaciones no tienen tanto arraigo con la carrera que estudiaron, por ejemplo y por eso los padres suelen estar más preparados para este tipo de situaciones", aclara Adela.

¿A dónde voy?

El destino varía según cada caso y gusto. Hay que tener en cuenta los objetivos del viaje. Regina eligió el Sudeste Asiático aunque también puntualiza que hay que tener en cuenta si el país al que se viaja es emergente (donde hay monedas más débiles), por ende el presupuesto va a ser mejor que si el destino es un lugar desarrollado como Londres, París, Tokio o Nueva York.

¿Cuánto tiempo?

"Es algo personal, que se puede decidir hasta un periodo determinado y luego extenderse, o querer volver antes", indica Adela y detalla que ella se tomó un año y luego se volvieron los dos. "Depende de las decisiones que se vayan tomando en el momento, del espacio para la reflexión que se quiera hacer para uno mismo".

Créditos: Latinstock

¿Y las finanzas?

"La clave está en ahorrar y dolarizar los ingresos paulatinamente. Es importante que los ahorros estén invertidos y no queden ‘inmovilizados’. Para los minoristas una buena opción son los Fondos Comunes de Inversión por la flexibilidad que tienen al brindar una mayor liquidez y un retorno más atractivo que los plazos fijos, por ejemplo", explica Regina y aclara que también hay que tener en cuenta el momento en el tiempo "hoy conviene más estar en pesos que en dólares". Para estar en el lugar de destino, un presupuesto básico puede ser a partir de los 25 dólares por día o hasta 50 dólares.

¿Y a la vuelta?

"En mi experiencia personal, cuando volví a la búsqueda de trabajo a la gente le llamó mucho la atención el destino y la mayoría de las preguntas iban dirigidas hacia la decisión que me llevó a viajar y el lugar", cuenta Martinez Riekes y agrega que hasta hoy en día las preguntas siguen siendo las mismas pero "resulta enriquecedor transmitir la experiencia y contagiar el entusiasmo". Por último, Adela agrega: "es como un ritual de pasaje que implica cerrar una etapa e iniciar una nueva. Es un espacio de autoconocimiento. En general se sale fortalecido y con mucha energía para emprender un nuevo camino".
¿Qué opinás sobre este tema? ¿Te tomarías un año sabático? ¿Qué harías? Además: Definí qué batallas vale la pena pelear, Dime qué habilidad tienes y te diré qué hacer con ella

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