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Qué es el moon flow

Prestar atención a los ciclos lunares puede ser una gran herramienta para alinear nuestra energía interna.




Créditos: ilustración de Josefina Schargorodsky.

Sabemos que es el satélite natural de la Tierra, que es el astro más cercano y que no tiene luz propia; que si la vemos, es porque está reflejando la luz del Sol y que, de acuerdo a cómo lo haga, está creciente, llena, menguante o nueva. Pero... ¿por qué está bueno conectarse con la Luna? Porque su recorrido (llamado “lunación”) de 29 días, 12 horas y 44 minutos nos conecta con lo cíclico; porque empezamos a percibir el tiempo de modo espiralado y ya no lineal; y porque nos da la oportunidad, mes a mes, de tomar la tendencia colectiva, cobrar impulso y activar ciertos aspectos de nuestras vidas. Esto ocurre en total estado de fluidez. Cada ciclo, atravesado con conciencia, te “deposita” naturalmente en el siguiente, y cada cosa encuentra su tiempo.
¿Cómo lograr este estado de flow? A través de la “matriz de lunaciones”, un calendario astrológico que da cuenta de nuestros procesos internos de acuerdo con las lunaciones. La idea es que funcione como un programa para transformar nuestra existencia: no en piloto automático, sino como comandantes de la nave. Es un poderoso símbolo, una invitación, cada vez, a protagonizar la propia historia.

“Ciclá” con la luna en 4 pasos

1. Reconocé las cuatro fases Luna/Sol

Créditos: ilustración de Josefina Schargorodsky.

Fase nueva: es un punto crucial para que el impulso evolutivo redireccione su curso. Es cuando ubicamos dónde estamos, si queremos cambiar algo o darle modo repeat a lo que viene siendo. Es un momento de siembra. Se despliega un semillero de infinitas posibilidades.
Fase creciente: ya identificamos un propósito para enfocarnos en este ciclo. Es momento de ponerle el cuerpo e ir resolviendo los problemas que se presenten. Y si en algún momento nos pinchamos y nos agarran ganas de volver a lo de siempre..., ¡darnos la orden de activar!
Fase llena: abrimos los ojos y vemos los sucesos que acontecieron claramente. Lo que se te presenta es el relato desde tu Luna nueva hasta tu plenilunio. Si sos intuitiva, es probable que haya más intensidad en tus emociones.
Fase menguante: atamos cabos de todo lo que movió fuera y dentro de nosotras. Orgánicamente, sería el momento de “digerir” la curva nueva-creciente-llena que se dio hasta ahora. Es la oportunidad de recapitular tu vínculo con vos misma y con el universo. Es un momento de cosecha.
2. Captá la energía dominante en cada signo
Cuando la Luna pasa por cada signo astrológico, también le imprime su energía. Por eso, quizá puedas detectar en cada lunación astrológica cuál es el tema para accionar y la pregunta clave para hacerte:

Créditos: ilustración de Josefina Schargorodsky.

Aries: las acciones están en primer plano. “¿Me juego por mis iniciativas?”.
Tauro: es tiempo de consolidación. “¿Logro sustentar una buena calidad de vida?”.
Géminis: es un momento de darle un refresh a lo que nos decimos. “¿Mis narrativas se actualizaron?”.
Cáncer: ahora estamos acá, es un período para cultivar el apego sano. “¿Cómo gestiono mis emociones?”.
Leo: ¡llegó la hora de subir al escenario! Brillar o no brillar, esa es la cuestión. “¿Qué cauce le doy a mi talento?”.
Virgo: etapa para ordenar tus cosas. “¿Cómo hago para que mi cotidianeidad funcione de modo más saludable?”.
Libra: nos sensibilizamos al milagro de la afinidad con los demás. “¿Qué tan copadas son mis relaciones hoy?”.
Escorpio: son días para identificar tu sombra y aceptarla. “¿Cómo resuelvo mis situaciones adversas?”.
Sagitario: etapa de descubrir tus intenciones, aquello a lo que aspirás. “¿Veo venir la pista de por dónde continúo?”.
Capricornio: una temporada de planificación. “¿Qué metas y objetivos tengo para el próximo año?”.
Acuario: es un período de reinvención. “¿Estoy observando las posibilidades? ¿Me entrego a lo que ES?”.
Piscis: acá te suena el despertador de tus sueños. “¿Soy congruente con mis ideales y deseos más profundos?”.
3. Estudiá la Luna en tu cuerpo

Créditos: ilustración de Josefina Schargorodsky.

El elemento de la Luna –agua– interactúa con los que hay en tu carta natal. En astrología se dice que tenemos una Luna de base y un “set” lunar, es decir, una zona de experiencia donde se ubica la Luna en tu carta más los aspectos de otros planetas que la tocan. Esto, en el cuerpo, se identifica con los distintos elementos (aire, fuego, agua y tierra) y hace que se muevan diferentes colores de emocionalidad con los que percibís el mundo. Por ejemplo, si tenés la Luna en fuego, es probable que tus emociones sean de intuición, confianza, empuje y belicosidad.
Balancear las lunas en el cuerpo puede ayudarte a integrar los diferentes elementos con sus matices. Hay talleres específicos para hacer este trabajo –por ejemplo, “Las lunas y sus nidos”, de Mariní Acuña– en sincronía con la lunación vigente. En el transcurso de un mes, se alternan técnicas de la medicina china –como el chi kung–, posturas de tai chi chuan, respiraciones energéticas y meditación activa. Así, al final de un mes, te encontrás con un mayor equilibrio interno y una regulación natural de tus reacciones y emociones más impulsivas.
4. Dialogá con ella

Créditos: ilustración de Josefina Schargorodsky.

Para aprovechar el pulso de las lunaciones, percibir y sentir el ritmo que tiene la naturaleza en este momento, es importante bajar unos cambios y meterse para adentro. Los momentos más potentes son los de Luna nueva, Luna llena y los eclipses –este año habrá otro el 7 de agosto–, es decir, aquellas lunaciones que simbolizan procesos que requieren más tiempo. Al ser momentos de mucha disponibilidad energética, es fundamental cualquier práctica que te haga entrar en contacto con vos misma en quietud y silencio. Está buenísimo el tao in o “sentar en la calma”. Se trata de quedarte sin hacer nada, con una mano sobre la otra –representando el Sol y la Luna– alrededor de tu ombligo; cinco centímetros hacia adentro está el tan tien, el centro de tu cuerpo. De a poco, vas a sentir un cosquilleo y un calorcito en la zona subumbilical.
Desde siempre “ciclamos” con el Sol, la Luna y el cosmos. Ahora tenemos la oportunidad de vivenciar este proceso con conciencia, abriendo la posibilidad a una sensación de confluencia energética con nuestro entorno. •

“Cada mujer es su propia Luna”

Por Ania Fukelman e Irina Corsunsky, creadoras de la app LUNAR, Ama Tu Ritmo.
La Luna representa la energía femenina: desde culturas muy antiguas hay mitologías que la relacionan con la fertilidad, los procesos cíclicos y el movimiento de las aguas. El ciclo menstrual promedio tiene una duración aproximada de 28 días, que es la duración aproximada del ciclo lunar, con sus cuatro fases. En el ciclo femenino, se mueven la calidad y la cantidad de energía corporal, la empatía, la libido, el pensamiento, la concentración y la imaginación. Es una excelente fuente de autoconocimiento investigar a través de varios ciclos y conocer la forma singular que tenemos de menguar, de crecer, de estar “llenas” o “nuevas”. Más allá de lo astronómico, estamos recorriendo ese camino de inicio, crecimiento, plenitud y declinación a nuestro ritmo. El propio biorritmo, la producción hormonal, las sensaciones, emociones, por dar algunos ejemplos, se manifiestan de acuerdo a la fase en curso.
¿Sos de tener en cuenta la luna? ¿Qué emociones te provoca? También mirá: Ciclos lunares: cuándo cortarse el pelo según la luna y Cómo lograr la plenitud en el trabajo
Expertas consultadas: María Victoria Zain, astróloga y técnica superior en Consultoría Psicológica y Mariní Acuña, Instructora de tai chi pai lin y astróloga humanista.

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