Belgrano: gastronomía y tiendas de diseño en un barrio que no para de crecer

No importa cuál sea el plan: Belgrano está en continuo movimiento y es de esos barrios que vale la pena visitar a toda hora. Hoy, su contraste de propuestas abarca desde locales de deco y showrooms escondidos entre callecitas empedradas y sus tradicionales museos hasta la nueva estación de tren o la renovada avenida Monroe y alrededores, que se posicionó como el polo gastronómico en ascenso de la zona. Acompañanos a visitar algunas de sus opciones más destacadas y diseñá tu propio recorrido.

Tanto para una mañana de trabajo como para un plan relajado, anotá esta coordenada. Ubicado en una casona antigua, cuenta con distintos livings y ya es el coffee point del barrio: el café es de Puerto Blest, proveniente de Nicaragua, y los granos varían cada seis meses. La propuesta se completa con una carta con opciones dulces y saladas y el brunch, el favorito de los findes (disponible de 11 a 16 horas, $990).

Buenos Aires es la ciudad con más librerías por habitante del mundo, y en Belgrano se encuentra esta que tenés que tener en el radar: abrió hace un año y su creadora es Patricia, pianista que durante 20 años llevó adelante una escuela de música. Es un espacio repleto de literatura infantil seleccionada con meticuloso cuidado, así como de objetos de diseño propio, como los almohadones con bolsillo para dejarle los dientes al Ratón Pérez ($1300).

Además de frutas, verduras, carnicerías y productos de granja, el nuevo Mercado de Belgrano atrae con propuestas renovadas como Il Mercato Paradiso (de Donato de Santis) o Kho, la opción de cocina callejera de Green Bamboo. El dato: en las pizarras comunican las fechas de los talleres de cocina gratuitos. En Juramento 2527.

Con su fachada amarilla y sus grafitis en clave arcade, este pequeño local llama la atención ya desde la vereda. Y una vez adentro, la propuesta sigue sorprendiendo: se trata del primero de Argentina en especializarse en baos, esos característicos panes taiwaneses aireados y suaves que se cocinan al vapor. Pero ojo: acá no te vas a encontrar con el bao tradicional, sino con propuestas originales fusionadas con comida americana. El Forever Young (con hummus y tofu grillado), el Macanchero (con mac & cheese) y el Cheese Crunchy (con muzza stick) encabezan nuestro Top 3.

Made Nahmias lleva adelante este emprendimiento pensado en formato take away. Acá se puede pasar a retirar los pedidos que los clientes realizan por la web, así como dejarse tentar con opciones al paso listas para llevar a casa. Te vas a encontrar con bocados como los lemonies o el crumble de frutos rojos, así como con tortas bien power como la Brownie Bon o el Mega Brownie decorado con chocolates. Todas las opciones son ideales para hacerle honor al eslogan de Praliné Cakes: "Mimos que hacen bien".

"Buscábamos un lugar donde la gente se sintiera cómoda, relajada, y pudiera disfrutar de una comida rica y un bar íntimo", nos cuenta el chef Fernando Trocca, quien junto con Martín Pittaluga creó este nuevo espacio. Ambos volvieron a elegir Belgrano (hace casi 20 años abrieron Sucre) y apostaron a una propuesta enfocada en la calidad del producto y con un menú fácil: la carta se divide según el tamaño del plato y cada sección tiene un precio fijo. Además, tienen una "fórmula mediodía" ($500) en la que podés combinar entrada más principal o principal más postre y que incluye bebida.

Javier y Clara son la pareja emprendedora detrás de este showroom en el que podés encontrar macetas de cemento 100% handmade. Después de unos meses de trabajar en modo tienda online, se animaron a abrir las puertas de esta casona del 1800 para mostrar y vender sus productos, así como también dar workshops de cactus y suculentas. Entre las novedades, acaban de lanzar originales estantes en forma de gota de producción propia ($4000).

Hace 10 años, Alejandro decidió dejar de lado su trabajo como vestuarista y director de arte y apostó a un negocio hasta ese momento poco explorado en Belgrano: un local de diseño. Desde ese momento, esta propuesta se caracteriza por su vidriera impecable y el trabajo de curaduría de proveedores que él realiza para lograr un local que ofrece objetos de decoración pero con diseño único: desde papelería artesanal hasta línea textil o muñecos de apego hechos a mano.

¡Parada obligatoria si estás por Belgrano! El Barrio Chino es un recorrido con peso propio en el que te vas a cruzar con numerosos restaurantes de cocina asiática, comida al paso, mercados para comprar productos importados y el templo Chong Kuan, uno de los primeros templos budistas de la ciudad. Lo ideal es ingresar por el imponente arco de acceso, ubicado en Juramento y Arribeños, caminar por la peatonal e ir desviándose hacia las calles laterales.

Fresco abrió hace casi tres años con una única premisa: difundir la vida orgánica. Después de estudiar a fondo este movimiento para su tesis, Paul Gauvry –ingeniero y fundador del mercado– decidió crear un lugar que conectara la enorme cantidad de productores orgánicos con nuevos ávidos consumidores. Con un fuerte boca en boca y una selección de productos súper minuciosa, hoy es el punto de compra favorito de los vecinos que buscan alimentos saludables. También hay ensaladas, wraps y platos calientes para take away o para consumir en las barras. Lo mejor: está abierto todos los días y siempre incorporan nuevos productos. Hay desde frutas, verduras y vinos orgánicos hasta lácteos veganos, carne de pastoreo y cosmética bio.

Un clásico del barrio. Está ubicado en uno de los costados del museo de arte español Enrique Larreta y permite disfrutar de un rico café o de un té completo para dos ($660) en uno de los espacios verdes públicos más lindos de Buenos Aires. El Croque Madame gratinado con salsa bechamel es el imbatible de la carta ($270). En Vuelta de Obligado 2155.

Con mesas altas y una barra con vista a la calle, Pibä propone disfrutar de platos gourmet, pero en formato callejero y de manera descontracturada. Después del primer local en la zona conocida como "Palermo Zoo", sus dueños vieron en Belgrano un barrio con potencial gastronómico y hace un año coparon la esquina de Juramento y Moldes. Y cuando decimos esto, es literal: sobre todo a la noche, el local se llena y la movida se traslada a la vereda.