Criar separados: una guía para evitar la lucha de egos entre ex
¿Pensás que es imposible armar un buen equipo de padres después de una separación? No lo es y acá te contamos cómo
23 de noviembre de 2017 • 00:46
¡Hay equipo! - Créditos: RAMIRO GONZáLEZ. PRODUCCION DE NATALIA SEÑORALES.
La coparentalidad o cocrianza de los hijos quiere decir que ambos padres desempeñan un papel activo en su vida cotidiana, aunque vivan separados. Llegar a este punto puede demandar paciencia y muchas discusiones, sobre todo al principio.
El proceso se complica un poco más si tu relación con tu ex es conflictiva. Y más todavíasi la ruptura dejó resentimientos en uno de los miembros de la pareja o en ambos.
Pero está bueno intentarlo. Sobre todo porque va a influir en el bienestar mental y emocional de los chicos.
Se termina una pareja, empieza otra
Una vez, un abogado que mediaba entre una mamá y un papá en un proceso de separación notó con qué facilidad ambos perdían de vista el bienestar de sus hijos. Antes de que ardiera Troya, tomó su celular y los hizo ver un video de su hija menor, que tenía un problema madurativo, cantando en un acto de la escuela. “Esto es lo importante”, les dijo.
Al principio, no resulta para nada evidente, pero ese hombre con el que decidimos tener uno o más hijos y que ya no es nuestra pareja sentimental va a ser nuestra pareja parental toda la vida. Con ese mismo con el que –decís– nada salió bien tuviste tus hijos hermosos, y él también debe y quiere participar de las decisiones importantes e interactuar con ellos.
Sobreponerse a una ruptura amorosa no es fácil, pero para lograr una coparentalidad exitosa hay casi una única clave: separar la relación personal de la relación como mamá y papá de los chicos. En este sentido, puede ser muy útil empezar a pensar en la relación con tu ex como una relación que comienza y poner el cuidado que ponemos en las relaciones incipientes, por el bien de los chicos esta vez.
Ellos ganan
- Una buena relación entre sus padres separados posibilita a los chicos:
- Reconocer que ellos son más importantes que el conflicto –o el desamor– que terminó con la convivencia de sus padres.
- Adaptarse más rápido al divorcio y a otras situaciones de la vida, lo que va a mejorar su confianza en ellos mismos.
- Beneficiarse con la consistencia: la cocrianza se estructura sobre la base de reglas, necesarias para que los chicos sepan qué esperar y qué se espera de ellos.
- Tener una referencia para la solución de problemas: al verlos a vos y a su papá trabajando juntos, entenderán el valor de la cooperación en el manejo de cualquier situación.
- Sentirse emocionalmente más livianos.
Toolkit emocional para criar separados
Es innegable que, al principio, encontrarte con tu ex te puede generar confusión o ansiedad. Además de empezar por reconocerlas, hay algunas formas de mantener a raya las emociones cuando te toque ir a buscar al niño a la casa de su padre, por ejemplo, o encontrarte con él en un acto de la escuela.
Compartí tus sentimientos con terceros: tratá de mantener a tus hijos lejos de esos sentimientos que se atoran en el pecho. Aprovechá para hacer catarsis con amigos o en terapia.
Enfocate en los chicos: si sentís enojo, intentá recordar que lo que está en juego es algo más importante que tu ego.
No pongas a tus hijos en el medio: si la amargura te gana, recordá que ese es TU problema y no el de tus hijos. Resolvé cualquier cuestión con tu ex lejos de ellos.
No uses a los chicos como mensajeros: porque, de esa forma, los ponés en el centro del conflicto. Mejor, tomá el teléfono o mandá un email. El WhatsApp es muy útil para logística, pero no tan aconsejable para tratar asuntos de fondo.
No transmitas los conflictos a tus hijos: no les digas nunca cosas negativas de tu ex, su padre. Ellos tienen derecho a construir su propia historia. La relación que establezcan con su papá tiene que estar libre de tu influencia.
Para una buena comunicación con tu ex. De la separación en adelante, vas a tener que comunicarte regularmente con el papá de tus hijos. Aspirá a tener con él una comunicación clara, libre de golpes bajos e ironías.
Algunos consejos:
Proponé: en lugar de arrancar con declaraciones, que pueden ser malinterpretadas como demandas o imposiciones, intentá enmarcar el tema a conversar en el tono de una propuesta/sugerencia: “¿Podemos intentar...?”.
Escuchá: ser madura significa aprender a oír lo que el otro tiene para decir. Después de escucharlo, hacele saber que entendiste su punto de vista, aunque no lo compartas.
Comprometete a la comunicación fluida: aunque parezca imposible al principio, la comunicación frecuente con tu ex les va a transmitir a tus hijos el mensaje de que vos y su papá son un frente unido en lo que respecta a su crianza.
Centrá la charla en los chicos: no permitas que una discusión con tu ex devenga en una conversación sobre las necesidades de ustedes.
Pedile su opinión: es una técnica sencilla que puede condicionar positivamente una comunicación, porque demuestra una valoración del punto de vista del otro.
Elegí tus batallas: si vos querés que tu hijo esté en la cama a las nueve y tu ex lo acuesta a las diez, dejalo pasar. Guardá tu energía para los problemas más grandes.
Facilitemos: ¡ahora sí!
La crianza de los hijos implica tomas de decisiones permanentes. Aunque es saludable que los chicos aprendan a ser flexibles, también necesitan saber que viven bajo un conjunto básico de normas comunes.
Reglamentar: las reglas no tienen que ser las mismas en los dos hogares, pero puede haber pautas similares en cuanto a estilo de vida, alimentación o higiene.
Decidir: para ver si van a ir todos juntos al pediatra o si es uno de los padres el encargado, está muy bien que estés en contacto con tu ex. Lo mismo con el jardín o el cole.
Facilitar: para los chicos, pasar de un hogar a otro es, cuanto menos, una incomodidad. Además, cada reunión con un padre es a la vez una separación del otro, cada “hola” es un “adiós”. Hacé lo posible para facilitar esa transición anticipándoles a tus hijos que su papá los va a ir a buscar en tal horario y mostrate positiva. Cuando tu hijo vuelve a tu casa, esperalo con la comida que más le gusta y una actividad tranquila para reencontrarse despacio.
Nadie dice que todo esto sea fácil, pero sí que el amor puede tomar formas constructivas aun después de una ruptura. Y eso es una lección para todos.
nadie es prescindible
Por Alexandra Kohan.
Se dice que la naturaleza es sabia. Pues bien, nosotros no poseemos esa sabiduría “dada” de lo que hay que hacer como madre y como padre, como hombre, como mujer. Las dificultades que surgen en el modo en que habitamos esos lugares son porque no hay un saber previo que nos brinde referencias adecuadas.
Desde siempre hubo padres que quisieron estar presentes en la crianza de los hijos después de una separación. Pero es cierto que, de un tiempo a esta parte, esto se hizo más habitual y, además, fue relevado en el nuevo Código Civil: no hay más patria potestad, sino que ahora se llama “responsabilidad parental”: se disuelve la mirada verticalista para subrayar la importancia del cuidado y el amor a los hijos por parte de los dos.
Ante una separación, resulta fundamental dejar de sostener la idea de que el padre es prescindible. La relación que un padre construya con sus hijos no pertenece a nuestra jurisdicción. El hombre del que nos separamos no es el padre de nuestros hijos: diferenciar esas dos cuestiones podría ser un buen comienzo para no dañar las diversas relaciones afectivas.
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Expertos consultados: Cecilia Seligra, médica pediatra; Mauricio Strugo, licenciado en Psicología, terapeuta Gestalt, especialista en parejas y familia y Alexandra Koha, psicoanalista.
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