En Letonia, una antigua cárcel usada por los nazis y la represión soviética fue transformada en un peculiar hotel, donde las celdas son habitaciones y los huéspedes pagan por alojarse y aceptar maltratos.
Karosta fue construida en 1903 y supo ser una cárcel al este del Mar Báltico. Durante décadas, fueron miles los hombres que sufrieron entre sus paredes, soportando regímenes como el soviético, nazi o letón. De hecho, durante la II Guerra Mundial, Hitler enviaba allí a las personas condenadas a muerte por desertar. Nadie nunca pudo escapar de la llamada "la puerta del infierno".
La prisión dejó de funcionar hace sólo 21 años, en 1997, pero el edificio sigue en pie tal y como era entonces para que no sólo sea visitado sino que los viajeros más atrevidos opten por alojarse allí. ¿Ideal para una luna de miel por Europa? Quizás no.
Cómo es alojarse en Karosta
A diferencia de otras cárceles antiguas, Karosta no fue remodelada con lujos modernos - Créditos: Gentileza Prensa
Llega ese esperado viaje, vamos al hotel y esperamos una habitación acogedora, una cama cómoda, un buen baño y un desayuno digno de ser compartido en Instagram. Pero en Karosta, sólo hay camastros de hierro, comida de cárcel, agua fría para bañarse (¡en invierno llega a los 40 grados bajo cero!), además de tener que soportar interrogatorios, caminatas nocturnas, gritos a cualquier hora, flexiones, limpiar baños y castigos en caso de no cumplir con las órdenes de los actores disfrazados de guardias. Unas vacaciones al mejor estilo Orange is the new black.
Las condiciones son tan extremas para un hotel que los huéspedes deben firmar un documento en el que aceptan cómo vivirán dentro de estas estrechas cuatro paredes.
Créanlo o no, alojarse en antiguas prisiones es toda una tendencia turística. Además de Karosta, se puede dormir en Alcatraz (Alemania), Långholmen (Estocolmo), Jailhouse (Newport), Spitbank Fort (Inglaterra), The Old Mount Gambier Gaol (Australia), Propeller Island (Berlín), Old Jail (Minnesota), y Protea Breakwater Lodge (Ciudad del Cabo). Pero Karosta es uno de los pocos hoteles de este tipo que conserva la típica estructura de la antigua prisión, en vez de haber sido remodelado con diseños y lujos modernos.
¿Cómo son unas vacaciones en Karosta?
El check in no es como en un cinco estrellas - Créditos: Gentileza Prensa
El check in en este hotel es diferente a cualquier otro. Al llegar, los huéspedes son obligados a abandonar su equipaje y sólo pueden quedarse con un cepillo de dientes. Así que olvídense de los cambios de look diarios y el neceser de belleza que empacaron con tanto empeño. El plan de admisión sigue el protocolo de la cárcel, por lo que deben ponerse de rodillas y con las manos en la cabeza en un pasillo oscuro y lúgubre para que les hagan un examen médico y fotos de reconocimiento. ¿Alguna vez les dieron un appetizer de bienvenida al llegar a un hotel?Bueno, en Karosta las reciben con un pan de centeno con pepino y té.
Obviamente las habitaciones no tienen baño privado sino que son compartidos y con letrinas en vez de inodoros. De la canilla salen pocas gotas de agua helada que apenas alcanzan para lavarse los dientes.
La cama te la tenés que hacer vos - Créditos: Gentileza Prensa
Olvídense del servicio de limpieza. Durante la estadía, los huéspedes deben hacer la cama, apagar las luces temprano y salir al patio cuando reciben la orden, ya que la idea es que la verosimilitud con una cárcel sea máxima. Si un huésped infringe las normas, es recluido en una celda de total aislamiento por 5 minutos. ¿Qué más se puede pedir por 15 euros la noche?
Si no te animás a hospedarte, está la opción de las visitas guiadas - Créditos: Gentileza Prensa
En la tarifa de la estadía está incluido un tour por la cárcel y su museo explicando su pasado. ¿Qué se hace en el tour? Cuando funcionaba la prisión, una de las obligaciones de los reclutas era leer durante una hora en cuclillas con la espalda apoyada en la pared. Se obliga a los asistentes a hacer este doloroso ejercicio, al igual que se ingresa a la celda de castigo durante unos minutos para sentir lo que es estar en la oscuridad más absoluta.
Un menú completo de experiencias (no precisamente de spa)
Poliladron a full, podés elegir tu rol durante un día entero. - Créditos: Gentileza Prensa
Como si esto fuese poco, Karosta tiene un servicio de experiencias, ya sea que una se aloje o no. Ya pueden intuir que no se trata de masajes descontracturantes o una degustación de pattiserie:
Noche extrema: por 12 horas te convertís en integrante de las fuerzas de seguridad, por sólo 14 euros.
24 horas: los clientes se ponen a prueba cumpliendo las más curiosas órdenes de los guardias por un día entero, por la módica suma de 7 euros.
Detrás de los barrotes: es un show interactivo que dura 2 horas y el fin es conocer la historia del lugar. Las únicas condiciones para participar son ser mayor de 12 años y lo suficientemente valiente como para soportarlo. Cuesta entre 7 y 13 euros.
Escape de la URSS: se simula el cruce de la frontera evitando ser descubiertos y capturados. ¡Diversión asegurada!
Visitas guiadas: al museo de la cárcel o a los laberintos subterráneos con antorchas. El precio es de 8 euros para adultos y 5 para niños (sí, ¡es apto para niños!).
En prisión: por sólo 16 euros, se puede ser un preso en la época comunista y nazi. Los huéspedes son recibidos por policías que los ponen contra la pared, los fotografían para registrarlos y reciben castigos como ejercicios físicos o malos tratos verbales.
¡También se puede reservar el hotel para despedidas de solteros! Así que si esa amiga tan especial se está por casar, es una opción original a tener en cuenta.
Karosta recibe 4.5 de 5 estrellas en TripAdvisor, donde los usuarios destacan que su experiencia fue diferente y divertida, aunque un poco extrema. Se puede reservar estadía y tours a través del sitio web oficial. Sin dudas, una opción diferente para incluir en ese viaje tan anhelado.