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Impuesto child free: ¿es verdad que te perjudica laboralmente no tener hijos?

Las personas que no tienen chicos se sienten excluidos de algunos beneficios en las empresas. Hay quienes declaran que se les dificultan los aumentos salariales, se les pide mayor disponibilidad, entre otras desventajas.


Child free: ¿las mujeres que deciden no tener hijos se ven perjudicadas en lo laboral?

Child free: ¿las mujeres que deciden no tener hijos se ven perjudicadas en lo laboral? - Créditos: Getty



Es conocido ya el reclamo de padres y, particularmente, de madres (debido a la ya conocida desigual distribución de tareas del cuidado) de condiciones laborales que les permitan mantener un equilibrio entre la familia y el trabajo. La pandemia logró que en muchas empresas se materialice este deseo, por ejemplo, a través de la flexibilización de horarios y la posibilidad de trabajar algunos días desde casa, una cultura laboral que parecía transitoria y que en muchos casos llegó para quedarse.

Sin embargo, de lo que no se habla tanto es de aquellos y aquellas que, por el contrario, no tienen hijos y se sienten excluidos de algunos beneficios, e incluso penalizados en su ambiente laboral por el hecho de no tener hijos.

Por ejemplo, cuando es necesario realizar horas extras o trabajar un feriado, parece darse por hecho que es una tarea que corresponde a dicho grupo, que se convierte en la opción predilecta para sacrificarse en el lugar de compañeros y compañeras que tienen chicos a cargo.

También declaran encontrar mayores dificultades a la hora de obtener un incremento salarial, ya que las empresas consideran que no tienen un costo de vida tan alto comparado con aquellos que mapaternan. Lo llaman “impuesto child free”.

¿Es justo lo que sucede? Sin dudas que la vida da un vuelco de 180 grados cuando nos convertimos en madres. El tiempo nunca parece suficiente y ni hablar de los primeros meses, cuando dormir, aunque sea un par de horas seguidas, parece todo un privilegio. En ese contexto, en el siglo XXI un ambiente laboral que no nos acompañe, sin dudas, no es una opción.

Pero, al mismo tiempo, ¿qué pasa con las que elegimos no ser madres o no serlo en este momento de nuestra vida? Pareciera que se da por hecho que, si no queremos o no podemos quedarnos más horas en la oficina, es porque tenemos poca voluntad o somos malas compañeras con nuestras colegas que maternan. ¿Acaso vale menos nuestro tipo de ocio?

Es innegable que también necesitamos dedicarle tiempo a otro tipo de vínculos muy valiosos, aunque no sean los de crianza, como nuestras amigas o familiares, o podría ser para estudiar o crear un negocio, o simplemente ocuparnos de las tareas diarias hogareñas que trae aparejada la adultez.

A pesar de la primera impresión que podamos tener, el “equilibrio en la vida personal y profesional” no se limita exclusivamente a criar hijos. Se trata de una discusión que continúa abierta a debate y que, como mínimo, vale la pena traer a la mesa.

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