Es abogada y creó una serie de cuentos infantiles sobre los derechos de los niños
31 de mayo de 2019 • 00:55
Créditos: Gentileza
Laura Szmoisz, es abogada especializada en derecho público. Además, fue becaria de la OEA (Organización de Estados Americanos) y es autora de los Mawi Cuentos, una colección de cuentos infantiles basados en la Convención de los Derechos del Niño de la ONU, reconocida por todos los estados latinoamericanos y que cumple 30 años en 2019.
Para armar la colección, Laura escribió durante un año seis cuentos inspirada encómo responder a los chicos cuáles son sus derechos y cómo reconocerlos.
Ideó textos vinculados con el derecho a tener una familia, a la privacidad de la correspondencia, al juego, a crecer en un medioambiente sano y al derecho al desarrollo de la personalidad. El diseño y las ilustraciones estuvieron a cargo de la diseñadora e ilustradora Florencia Figueroa.
El objetivo es acercar una actividad lúdica, a través de la cual el pequeño lector pueda internalizar conocimientos en materia de derechos. Los textos incluyen una explicación del derecho con el que se vinculan a modo de guía para el adulto que acompañe la lectura. Tan buenos quedaron los libros que recientemente la legislatura porteña los proclamó de interés para la comunicación social de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por su aporte a la concientización y educación sobre los derechos del niño.
Una idea que nació al ser mamá
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Laura creció en un barrio tranquilo, jugaba en la vereda y pasaba los veranos esperando escuchar al vendedor de helados desde el balcón. Tuvo una infancia feliz. Se recibió de abogada, trabajó durante toda la carrera e hizo posgrados en el país y en el exterior. Trabajó en organizaciones públicas y en empresas internacionales, pero hoy lo hace en forma independiente, o "libre" como prefiere decir. Esta casada y tiene dos hijas que fueron su inspiración para este emprendimiento.
"Con ellas traigo los recuerdos de mi infancia y no puedo evitar reconocer que cosas que daba por sentado, son en definitiva aquellas bases sobre las que pude construir mi propia familia. Sin saberlo, viví una infancia de derechos cumplidos. Siendo mamá, en un mundo cada vez más complicado, muchas veces hostil, me esfuerzo en darle a mis hijas lo mismo que recibí: el amor de una familia contenedora y respetuosa, educación, asistencia, alimentación, posibilidad de juego", dice Laura.
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"Escribir cuentos empezó como un juego con ellas y fue creciendo en busca de un objetivo mayor. Me fui dando cuenta de la capacidad que tienen los chicos de tomar conciencia de sus derechos a través de la lectura y del juego. Estoy convencida que podemos darles más herramientas para hacer valer sus derechos y generarles un futuro mejor. También para mirar el mundo de una forma más empática y activa cuando vean que esos derechos, que aprendieron y sienten propios, no se cumplen. Creo que el conocimiento es, sin dudas, el motor del cambio y con este proyecto busco generar herramientas para lograr una sociedad más justa y tolerante", agrega.
Los cuentos están pensados para chicos de entre 4 y 8 años, vienen en letra imprenta mayúscula (ideal para primeros lectores) y pueden personalizarse para que incorporen, a través de stickers, sus propios personajes, sus nombres y todo lo que quieran para hacerlos propios.