Siempre me gusta decir que somos ciudadanos del mundo. Nos vamos para laburar, para filmar, para armar nuestros programas tanto en Argentina como en Brasil. Tiene mucho que ver con que la primera temporada de Se joga em casa (Se juega en casa) fue filmada toda en Brasil, ya la segunda fue mixta y la tercera queremos que sea directamente en Argentina.
¿A tu hija, Elisabetta, también le inculcás esta avidez por el viajar y el moverse?
Lógicamente, Elisabetta va a su escuela en un solo lugar, pero la estamos criando, con esta sensación de poder adaptarse e ir estudiando y potenciando sus dones esté donde esté. Queremos que cada vez sea más así, una de nuestras ilusiones es poder estar viajando con ella y que mantenga su año lectivo. He hablado con gente que ya lo hace, queremos aprender. Al tener un alma libre como ella, es importante las dos cosas: la vida cotidiana, el poder invitar a los amigos a casa y, al mismo tiempo, estar viajando y que no sienta que deja de hacer sus cosas.
Con la productora armamos una clínica de fútbol para las chicas, para apoyar el fútbol femenino - Créditos: Jade Sívori. Producción de Natalia Señorales.
Contame de Se joga em casa. ¿Cómo nació el proyecto?
Fue natural, siempre hicimos zapadas en casa, invitábamos amigos a ver fútbol y casi siempre terminábamos tocando música, porque Sol, mi mujer, es cantante y entonces resolvimos formatearlo y construir un programa hecho en casa, de manera natural, muy orgánica, en el cual se mezclan nuestras pasiones: el fútbol y la música.
¿Vos tocás algún instrumento? ¿Cantás?
No, nada. Mi relación con la música es de disfrutarla, por curioso y porque me recuerda momentos emocionales, situaciones, encuentros. Es más un fanatismo desde ahí, no es de tocar o querer componer. Eso se lo dejo a Sol.
La vida del futbolista es corta, ¿vos ya habías proyectado este "después" o te preguntaste "¿y ahora qué?"?
No, no lo tenía resuelto, ni siquiera sabía cuándo me iba a retirar. De hecho, fue una sensación muy orgánica que tuvo que ver con el respetarme mucho, a mí, a mi manera de jugar y de vivir, que es darlo todo todo el tiempo. Entendí que no iba a poder jugar como yo quería. Mi idea original era retirarme en Argentinos Juniors. Pero el físico no me daba y preferí dejar una imagen de lo que había sido mi carrera ahí en Cruzeiro. Cuando llegó el fin, más que vacío, me sentí lleno. Fue como un final de fiesta. Encima, fue el año del nacimiento de Betta; entonces, en vez de ir a entrenar, me levantaba con mi hija, fue una sensación increíble.
¿Sos de darte cuenta de esas señales que te manda el cuerpo o la emoción, la intuición?
Soy, por naturaleza, luchador y competitivo. Me gusta que las cosas funcionen, que los proyectos prosperen, que los deseos se cumplan. Al mismo tiempo, soy intuitivo, hay señales siempre, en los lugares donde estás, sea un club o la televisión, sobre todo cuando los ciclos se terminan.
Claro, es como saber irte en lo mejor de la fiesta...
Sí, es saber dar un paso al costado para no desgastar una situación y terminar arriba, que todos se acuerden de eso.
Competitivo, luchador y romántico. Así se define el ex capitán de la Selección, que hoy se dedica a la comunicación, la familia y la vida en constante movimiento. - Créditos: Jade Sívori. Producción de Natalia Señorales.
¿Dónde volcás ahora tu competitividad?
Yo creo que se transformó en exigencia en el laburo, para tener excelencia en lo que hago hoy. Y cuando juego al tenis, al paddle, al fútbol, compito y me gusta ganar. Pero me divierto; ese no tener que tener los puntos porque sirven para algo más te relaja un poco y te hace disfrutar más.
¿No te pega nunca la nostalgia?
Me pega cuando estoy comentando el Mundial, la Champions o la Libertadores, o cuando se involucra la camiseta argentina, ahí sí te agarran ganas de jugar. Nunca me olvido de que fui y soy jugador. Uno sigue siendo jugador toda la vida. Me levanto sabiendo los partidos que hay a la noche; si puedo jugar en la calle, me pongo a jugar un picado.
¿Qué es lo más lindo y lo más desafiante de trabajar con la misma persona que elegiste para la vida?
Todo. El hecho de estar enamorados después de 19 años, haber sido padres y siempre estar soñando con cosas en pareja, en familia, creo que es nuestra base del amor. Hay una conexión, un compañerismo, un apoyo constante al otro que es alucinante. Laburar con tu pareja, en tu casa, y que, encima, las cosas salgan bien... es un lujo.
Después de 19 años, ¿sigue el enamoramiento?
Yo creo que nuestra dinámica de vida nos hace estar así, inquietos, buscando esa vibración y cosas que nos generen alegría, felicidad. Nos encanta ir a shows, al teatro, ir a tomar algo, conocer lugares, ir a comer... Y después, cosas más tranquilas de casa, como ver una serie en el sillón.
Una vez te escuché decir que para vos el fútbol es arte. ¿Cuál sería ese arte para vos?
Yo creo que es la parte creativa. El fútbol es uno de esos deportes en los cuales en cualquier momento puede suceder algo que haga transformar la vida de un montón de personas. Me estoy imaginando a la gente abriendo la boca cuando hay un taco, un caño, una chilena, un gol espectacular, ahí deja de ser un simple deporte. Hay una parte romántica que no la quiero negociar ni en pedo. Más allá de que se haya súper profesionalizado el deporte...
Y de que se lo considere un gran negocio...
Sí, y de que haya habido una corrupción gigante no solo en nuestro país, sino en el mundo... El desafío de las nuevas dirigencias es buscar la transparencia. Yo creo que la esencia del fútbol es el futbolista, las hinchadas, el disfrutar. Arranca como un juego que te da felicidad. A los chicos y a la gente que van a jugar un picado una vez por semana, no estoy hablando solamente de los profesionales, porque somos poquitos los que llegamos, los que van a jugar su torneo amateur, para ellos es su momento y dejan todo por eso. Hay que darles ese valor. Es difícil dejar a la familia, a veces hasta a los amigos e irte a jugar. Ellos también cuidan eso que construimos entre todos que es el amor al fútbol.
¿Tenés algún tema que te preocupe a nivel sociedad, que decís "acá hay que hacer algo"?
Estamos pasando un momento muy duro. No solo por el tema económico y por cómo lo están resolviendo, sino la problemática social y, al mismo tiempo, un cierto dejar de lado el tema educacional y cultural, que ya lo hemos vivido también. Eso es lo que me preocupa. Con la productora armamos una clínica de fútbol para las chicas, para apoyar el fútbol femenino. No solamente desde la palabra, sino desde la acción. Hay que jugar, jugar con ellas. Eso lo hago constantemente.
La primera temporada de Se joga em casa (Se juega en casa) fue filmada toda en Brasil, ya la segunda fue mixta y la tercera queremos que sea directamente en Argentina. - Créditos: Jade Sívori. Producción de Natalia Señorales.
¿Jugás al fútbol con tu hija?
Sí, le gusta. ¡Y juega!
Ella se perdió tu etapa de futbolista...
Se perdió todo. Nació y yo me retiré. Pero respeté mucho que ella me pidiera ver cosas o que surgiera una situación curiosa y que me preguntara algo de esa etapa. Justo ayer estábamos viendo un partido de Argentina y pasaron un comercial de TyC y ella me vio y dijo: "¡Papá!". Porque yo cuido mucho que sea natural, que lo vaya descubriendo.
¿Cómo es para vos ser hoy papá de una nena, con la mirada de género tan presente?
Está buenísimo. Es alucinante, vivís en un estado de sensibilidad y emociones constante. Y de aprendizaje. Los chicos nos enseñan, con una pregunta, una visión, una mirada de las cosas que uno no las tiene. Ella nació en una época en la que la mujer tiene un papel que tuvo que haber tenido durante muchísimos años, y creo que ese papel del antiguo macho cada vez está más perdido. Y la evolución no solo tiene que ser en la vida cotidiana, en la calle, en el trato y en la no violencia, no acoso, sino también en las cuestiones laborales y la toma de decisiones.
Sos uno de los portavoces de Natura de la idea de la "nueva masculinidad". ¿Hoy el hombre también está permitiéndose otra sensibilidad?
Sí. Cada vez más. Pero siempre hubo hombres sensibles. A mí me gusta la poesía y los poetas son eso: Queiroz te escribía desde un lugar, Gelman desde otro, el Flaco Spinetta, Fito, Charly, Calamaro, nuestros músicos fueron muy sensibles, no es que eran machistas. Yo creo que es por ahí, que el desafío es que los hombres cada vez se atrevan más a hablar de amor y no sean vistos como frágiles, débiles, blandos o que no puedan ser líderes por hablar de amor. •