Juegos de mesa: ¿quién sos cuando jugás?
10 de enero de 2019 • 15:55
Enero nos permite hacer más de todo eso que nos da alegría y placer: viajar, descansar y tomarnos el tiempo para estar con la gente que amamos. Y es en esos momentos de encuentro que aparecen los juegos, como un recurso para sobremesas aburridas o para cuando empieza a llover y no hay playa. Entonces, en ronda o frente a frente, tablero o mazo de cartas de por medio, empieza el ritual de la competencia y de la risa. Vamos por un partido y otro más.
Jugar es para divertirse, escuchamos desde chicos. Pero en el proceso se activan algunos aspectos menos inocentes de nuestra personalidad, como la imaginación, la autoconfianza o la inseguridad. Jugar es dejar al desnudo nuestra forma de competir, y entonces pasa que, bajo las reglas del manual, hasta la tía más bonachona es capaz de traicionarnos por la espalda sobre una mesa de felpa verde.
Los juegos tienen reglas y, de alguna forma, todos somos iguales frente a ellas. Porque no las ponen los participantes sino los fabricantes. Aunque esto vale solo para la largada, porque después se van desplegando otras normas que no están en el papel y que son lo más divertido de jugar.
Además, los juegos son una forma de acercamiento: una relación padre-hijo un poco tensa puede aflojarse con un mazo de cartas, y hasta los más mayores de la casa encuentran en los juegos una forma de compartir con el resto de la familia.
JUGAMOS COMO SOMOS
Platón decía que se puede descubrir más de una persona en media hora de juego que en un año de conversación. Jugando uno se conecta con su naturaleza y se vuelve más genuino, revela su versión más pura.
El juego saca a flote características de nuestra personalidad que solemos tener bajo control. Nos pone en situaciones inesperadas, nos saca de lo previsible y nos transporta sin escalas de nuevo a la niñez.
Vos, ¿qué tipo de jugadora sos?
- LA LÍDER. Sos la que guía el juego. Leés las reglas y las recordás cada vez que alguien las rompe. Sos carismática, manejás tus emociones y podés crear consenso ante los conflictos.
- LA SÚPER COMPETITIVA. Para vos, jugar solo para divertirse es de perdedores: lo que te motiva es ganar. Te tomás todo muy en serio y hasta podés ponerte a pelear con tu sobrino de ocho por una regla. Si el juego es en equipo, arengás a tus compañeros sin parar. ¡Relajá un poco!
- LA ANALÍTICA. Te pasás analizando algoritmos para mejorar cada jugada. El problema es que las posibilidades de juego pueden ser infinitas y se vuelve aburridísimo jugar con vos.
- LA MALA PERDEDORA. Cuando los otros te sacan ventaja, te enojás e inventás cualquier excusa para salir del juego con tal de no quedar como una loser. Te pone mal equivocarte y estás muy pendiente de lo que los otros piensan de vos.
- LA CHISTOSA. Ganar o perder te da lo mismo, lo que de verdad te importa es pasarla bien y sacarle carcajadas al resto. Sabés que estás en un contexto en el que podés relajarte del todo y, simplemente, elegís divertirte.
- LA TRAMPOSA. Te valés de cualquier artimaña con tal de salirte con la tuya. Disfrutás de romper las normas, más aún si nadie se da cuenta. Si te llegan a pescar haciendo trampa, sos incapaz de reconocerlo.
- LA ANTI. Jugar no te despierta ningún interés, lo hacés por el grupo, porque te insistieron demasiado o porque faltaba uno para el truco. Cuando leen las reglas, probablemente estás chequeando Instagram y te colgás cada vez que llega tu turno.
Créditos: Latinstock
¡LET’S PLAY!
Si a esta altura ya te dieron ganas de jugar, lo que sigue es elegir a qué y con quiénes. Con la familia, especialmente si hay niños, es preferible optar por juegos que promuevan la cooperación, como Lego, Pictionary o los de enigmas. Los más competitivos son mejores para adultos, porque supuestamente están mejor preparados para gestionar los conflictos que puedan surgir. Acá seleccionamos algunos:
SCRABBLE
Ejercita el lenguaje, la memoria y la agilidad mental. Los expertos lo definen como "un deporte que desafía los límites de la mente"; sus fanáticos son campeones en resiliencia.
TRUCO
En este criollísimo juego (en realidad, es de origen árabe), la picardía es una habilidad fundamental. Se trata de convencer al rival de que tus cartas son buenas, aunque no necesariamente lo sean. En equipos, el truco fomenta la comunicación, la complicidad y las alianzas de parejas de juego.
PICTIONARY
Estimula la creatividad y entrena la habilidad de pensar con claridad bajo presión. El desafío es que el otro adivine la palabra de nuestro dibujo antes de que se termine el tiempo.
ROMPECABEZAS
Crean un clima de tranquilidad. Cuando son varios los que arman, la conversación surge naturalmente sobre la mesa. Además, tienen el valor de la obra compartida.
LEGO
El clásico juguete infantil fomenta la cooperación y la imaginación y ayuda a ganar seguridad ante los desafíos.
MAFIA
Es un juego de rol y estrategia con cartas españolas (pueden ser otras) y muchos participantes. Se trata de una lucha imaginaria entre "el pueblo" y "la mafia", que se basa en el engaño; por eso, la premisa básica es no confiar en nadie.
¿CUÁL TE GUSTA MÁS?
En los 50, el sociólogo Roger Caillois se animó con una clasificación. Dentro de estas cuatro categorías pueden incluirse todos los juegos.
- Agon: son los de competencia entre dos o más individuos, que ponen en juego habilidades definidas, como la fuerza, la velocidad, la memoria o la resistencia. El que tiene esas destrezas mejor desarrolladas gana. Ej.: ajedrez.
- Alea: son lo opuesto, ya que el resultado no se define por la habilidad, sino por la suerte que depende de elementos de azar como dados, ruletas o cartas.
- Mimicry: son los de rol. La dinámica es jugar como alguien distinto de quien sos, por lo general, un personaje imaginario. Ej.: juegos en red.
- Ilinx: el objetivo es generar emociones fuertes, como el pánico o el vértigo. La gratificación se logra superando riesgos. Ej.: bungee jumping.
Expertos consultados: Lucio Margulis. Director de la consultora Juego Serio y entrenador de la metodología Lego Serious Play. luciomargulis@juegoserio.com . Paula Mayorga. Psicóloga clínica, docente de la UBA, coordinadora del Equipo de Psicoterapia y Asistencia en la Crisis. paumayor@fibertel.com.ar
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