Madrugadores: cuáles son los beneficios de levantarse temprano

Hal Elrod es el joven autor de un best seller que se llama Mañanas milagrosas, que, básicamente, propone que te levantes una hora antes de lo que lo hacés habitualmente para dedicársela a tus sueños. Él se dio cuenta de que las personas con las historias más inspiradoras –como pueden ser el Dalai Lama, Albert Einstein o el experto en liderazgo Robin Sharma– siguen un patrón, una rutina mañanera que los ayudó a hacer historia. Por eso, hoy te contamos este novedoso método para que uses la energía matutina a tu favor. Dale, adelantá un poco el despertador y hacé rendir tu día.

El cuerpo regula sus funciones a través de relojes internos sincronizados con los ciclos del entorno. Dentro de estos ciclos, está el "circadiano", que dura "cerca de un día" y está regulado por la luz solar y la temperatura, y que le sirve a tu cuerpo para saber cuándo disparar los procesos internos, por ejemplo: liberar melatonina a las 21 para que duermas; detener los movimientos intestinales a las 22.30 y reactivarlos a las 8 para que puedas descansar más profundo, etc.

Desde un punto de vista neuropsicoendocrino, la mañana es el mejor momento para hacer cosas, ya que cuando sale el sol aumentan las hormonas que activan nuestras funciones y por eso nos sentimos más vitales. Entonces, si tu objetivo es, por ejemplo, mejorar tu físico, lo ideal sería que entrenaras cerca de las 9, que es cuando en tu cuerpo aumenta la testosterona que fortalece tus músculos. O si lo que querés es escribir un libro, un buen horario para hacerlo sería de 9 a 12, porque tu cerebro se encuentra en su mayor nivel de actividad.

Amaneciendo tan solo 60 minutos antes, podés aprovechar para aplicar los "Life S.A.V.E.R.S.". Esta es una regla nemotécnica que Elrod inventó para alcanzar lo que quieras, dedicándole 10 minutos a cada una de estas actividades:

Para reducir los niveles de estrés, pensar con claridad y sentir paz interior, es clave que todos los días te conectes con tu propósito de vida, y la única forma posible es experimentando el silencio. Todas las culturas usaron esta herramienta para trascender los límites y para crear resultados extraordinarios, a través de la oración o de la meditación.

Para crear hay que creer y para creer hay que afirmar. Es muy simple: solo hay que anotar en un cuaderno mantras o frases que nos parezcan importantes y repetirlas en voz alta o mentalmente. Las afirmaciones son una excelente forma de programar tu inconsciente para poder manifestar lo que querés rápidamente.

Además de afirmar, es importante ensayar mentalmente lo que queremos lograr, porque a través de nuestra imaginación la mente puede crear y atraer los resultados que tanto anhelamos. Puede parecerte un ejercicio tonto, pero esta técnica es muy poderosa y miles de personas la usan para ganar competencias o mejorar su performance.

Ya todas sabemos que la actividad física es buena para nosotras, no es ninguna novedad. Hal propone que hagas al menos 10 minutos de ejercicio físico matutino. Esto te va a ayudar a aumentar tu energía, mejorar tu salud, tu autoestima, tu bienestar emocional y tu concentración, para crear un combo explosivo de vitalidad.

Leer te ayuda a aprender de las personas que ya hicieron posible eso que vos querés manifestar. No pierdas tiempo reinventando la rueda, mejor usá todo el conocimiento disponible para avanzar más rápido en tu camino. Hoy existen miles de libros acerca de cualquier tema, y hasta podés encontrarlos gratis en Internet. ¡Dale, cambiá diez minutos en Facebook por diez páginas de un libro!

Empezá un diario, anotá ideas, registrá las cosas que vayas haciendo, para que no queden en el aire. También tomá nota de los obstáculos que enfrentás y cómo los resolvés. Es una buena manera de retroalimentar el proceso y de reconocer que estás avanzando.

La idea es que uses el método para descubrir qué es lo que más te funciona a vos y armes tu propio plan mañanero para invocar tu poder madrugador. Las actividades pueden estar en diferente orden y los tiempos pueden variar. Acá, algunas ideas:

Empezá haciendo el apan mudra por algunos minutos para ayudarte a esclarecer tus objetivos, fortalecer tu voluntad y sentirte con más energía. Sentate con la espalda recta y las piernas cruzadas. Frotá energéticamente las palmas de tus manos y masajeá los dedos. Después, uní las puntas de los dedos medio y anular con el pulgar y mantené la posición por 5 o 10 minutos.

Buscá frases cortas, positivas y en tiempo presente y hacé una lista en tu diario. Te recomendamos que primero leas todas y que después te centres en la que llame tu atención, así podés ver qué sucede cuando le dedicás un tiempo a la misma afirmación. ¿Algunos ejemplos?

"Me acepto, me apruebo": sirve para dar lugar a lo nuevo y empezar un cambio.

"Me conecto con lo que siento": el objetivo es conectarte con tu voz interior, para actuar desde lo que te dicta tu alma y no siguiendo las expectativas ajenas.

"En mi vida todo es abundancia": este es un buen antídoto contra las carencias y el miedo, además nos ayuda a creer en que somos merecedoras de todo lo que deseamos.

Después de repetir tus afirmaciones, imaginate alcanzando eso que tanto deseás. ¿Cómo te sentís? ¿Qué tenés puesto? ¿Con quiénes estás? ¿Qué cosas tuviste que hacer para llegar ahí? Visualizar transforma tu deseo en intención.

Acá podés elegir una actividad física con la que vos resuenes –si hacés yoga, podés hacer cinco saludos al sol y una serie de respiraciones–. También podés hacer una minisecuencia de abdominales.

Mientras desayunás tranquila, podés leer diez páginas del libro con el que sintonices y anotar todo lo que hayas sentido durante tu mañana en tu cuaderno-diario.

Somos lo que comemos, así que lo ideal sería que te nutrieras con opciones energizantes e incluyeras alguno de estos jugos, combinando estos combos power:

* Espinaca + mango + arándanos.

* Germinados de alfalfa + banana.

* Apio + perejil + manzana + jengibre.

"Donde estás hoy es resultado de quién fuiste, pero a dónde vas es el resultado de quién decidas ser a partir de ahora".

Ser constante durante 30 días. Así fue como arranqué, me propuse hacerlo por un mes. Los primeros 10 días fueron los más difíciles, los segundos 10 fueron incómodos y los últimos ya no me costaron. Empecé a llamarle "mi mañana milagrosa" sin imaginarme que se iba a convertir en mi filosofía de vida.

Sí, por lo menos 6 veces a la semana. De vez en cuando me tomo alguna mañana libre, pero esos días admito que me siento mucho menos "milagroso".