De Lali a Taylor Swift: ¿por qué las artistas mujeres son atacadas por los gobiernos de derecha?
La semana pasada, el Presidente Javier Milei habló sobre Lali Espósito. Luego compartió un tuit apuntando en contra de María Becerra. ¿Qué mensaje hay detrás de estas campañas y cómo se han repetido con distintas artistas en el mundo?
19 de febrero de 2024 • 11:00
¿Qué tienen en común Taylor Swift, Lali y Annita? Las tres artistas fueron atacadas por los gobiernos de derecha de sus países. - Créditos: Getty Images
Lali Espósito es, para las chicas de mi generación, una piba con la que crecimos codo a codo. Ella no nos conoce a todas nosotras, pero la realidad es que todas la conocemos a ella. Es un ejemplo de talento, disciplina, meritocracia y muy buena educación. Se hizo de abajo, como les gusta decir a muchos.
Pero un día cualquiera, ofendió a la gente equivocada en las redes sociales. Bastaron tan solo 4 palabras - el "qué peligroso, qué triste" ante el triunfo de Milei en el resultado de las PASO- para que una horda de trolls la ataquen, y desde ese día no la dejen en paz. Es cuestión de ir a todos sus tuits y sus fotos en Instagram para entender de qué hablo. La operan, inventan cosas de ella, le ponen nombres en forma de burla, esparcen mentiras, le echan la culpa del hambre del país porque alguna vez cantó en festivales donde fue contratada por gobiernos provinciales, la tratan de ser todo lo malo de este mundo. Pero ojo, los entiendo: les molesta el talento. En las últimas horas, el mismo Presidente también reposteó un tuit en el que cambió el blanco de ataque: ahora es María Becerra, acusada de cobrar 90 mil dólares por un show en la provincia de Formosa. ¿Pero este tipo de acciones es nueva?
De Taylor a Anitta: ¿qué otras artistas sufrieron ataques desde el poder?
Taylor Swift en Argentina - Créditos: Gentileza DF.
Si pensamos que esto es algo que sucede solo en Argentina, estamos equivocados: Taylor Swift ha hecho campaña en contra de Donald Trump por sus ideas homofóbicas y su padre hasta ha considerado comprarle un auto blindado por miedo a lo que puedan llegar a hacerle (lo pueden ver en su documental Miss Americana en Netflix), Anitta tuvo problemas en Brasil por criticarlo a Bolsonaro, y las Dixie Chicks pasaron de ser una de las bandas más exitosas de Estados Unidos a ser completamente canceladas por criticar a Bush. Creo que ni siquiera necesito destacar lo que tienen en común todos estos casos, porque queda en evidencia lo que molesta: que las mujeres hablen. Y fíjense qué curioso, con Bolsonaro, Trump y los trolls que siguen al Presidente, que todos pertenecen a la derecha. Tengo noticias para ustedes, chicas: la derecha nos odia. Quieren mujeres para tenerlas de esposas tradicionales e incubadoras, pero bien modositas y calladitas la boca. No seas como Lali, no seas feminista, no seas dueña de tu sexualidad, no destaques que su accionar es peligroso o triste, porque te van a hacer la vida imposible.
Pero como dijo Nacha Guevara hace poco en las redes sociales, hay una realidad imposible de negar: los políticos pasan, y los artistas quedan. Ella lo sabe muy bien, padeció una de las épocas más oscuras de este país durante la dictadura militar. Y con el paso de los días todo el mundo ha elegido pronunciarse, en su mayoría a favor de Lali. Porque pasan los gobiernos, pasa el tiempo y las diferentes formas de hacer política, pero hay algo que nunca se puede evadir durante demasiado tiempo: la verdad. Una que eventualmente terminará de quedar en claro, y es la de comprender que la violencia no deja en evidencia tanto al violentado, sino más bien al que está eligiendo ser violento. Si tanto quieren callarte, ¿qué les molesta que estés diciendo? Si usan la asimetría desde un lugar de poder para que no puedas hacer nada y te quieras quedar en silencio, ¿qué es lo que buscan que dejes de hacer? ¿Qué clase de amenaza representa tu verdad, que destruye tan fuertemente todas sus mentiras?
Uno puede estar de acuerdo con las ideas y luchas políticas de Lali Esposito o no, pero algo debería ser de consenso unánime: la violencia nunca es la solución, y la libertad de expresión es un ejercicio democrático que siempre debe demandar y exigirse. Nada hace mejor a la democracia que la posibilidad de la disidencia, de no estar de acuerdo, de opinar diferente. Sin eso, no somos nada. Sin el pleno ejercicio de nuestra capacidad de decir lo que pensamos, en tanto y en cuanto sea desde el respeto, no podemos seguir estando orgullosos de la democracia que construimos, porque entonces permitimos que la violencia gane. No soy una persona que pueda adivinar el futuro, pero de algo estoy muy segura: Lali Espósito, además de volverse la voz de una generación desde hace años, ahora se está volviendo una voz gigante en la lucha de las mujeres. Ahora nos demuestra la diferencia que hay entre una artista que elige ser consciente de la realidad que la rodea, o un producto que no opina por miedo a las consecuencias y a perder seguidores, y nos enseña que nunca hay que tener miedo. Incluso cuando lo que está del otro lado hace hasta lo imposible por silenciarte, porque unidas y alzando nuestra voz somos mucho mejores. Y eso es algo que, no importan los años que pasen, nunca nos lo van a quitar.
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