Pedro Brieger: reflexiones sobre las denuncias de acoso sexual los últimos 30 años
Georgina Sticco, cofundadora de Grow, Género y Trabajo, reflexiona sobre las denuncias de acoso sexual a Pedro Brieger. Trae un estudio que resulta muy gráfico respecto de lo inseguras que nos encontramos las mujeres en la sociedad.
9 de julio de 2024
Pedro Brieger, denunciado por acoso sexual por al menos 19 mujeres. - Créditos: Archivo LN
Hace unos días, el conocido periodista de internacionales Pedro Brieger fue denunciado por 19 mujeres, que desde 1990 a 2019 sufrieron distintos tipos de agresiones sexuales de parte de él. A muchas de ellas les sucedió en el trabajo, a otras en sus espacios de estudio. Algunas se los comentaron a sus compañeros, otras a sus líderes. Ni la universidad, ni sus espacios de trabajo hicieron algo con él, lo que le permitió seguir operando de la misma manera durante 30 años.
En esta nota reflexionamos sobre las implicancias del caso y los temores que persisten en la vida de las mujeres.
Pedro Brieger, denunciado por acoso: el rol de las organizaciones
Quisiera que reflexionáramos sobre la importancia de asumir las responsabilidades institucionales que cada organización se debe. Más allá de quién realizó estas agresiones, lo que más me duele es la desprotección a la que estuvieron sujetas las mujeres que en sus espacios de estudio o de trabajo no contaron con las herramientas o el apoyo necesario para poder realizar una denuncia que detuviera estas acciones, o que les permitiera a ellas continuar con su vida sintiéndose reparadas. Como consecuencia de esta inacción, muchas de ellas dejaron sus trabajos a pesar de las posibilidades que tenían de crecer.
Es cierto que la percepción que teníamos de la violencia en 1990 no es la misma que la de ahora. Consideremos que en Argentina contamos con la Ley 26.485, de Proteccion Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres desde 2009. En el artículo 4 define a la violencia contras las mujeres a “toda conducta, por acción u omisión, basada en razones de género, que, de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, en el espacio analógico digital, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, participación política, como así también su seguridad personal.”
Es decir: antes de la existencia de la ley, sabíamos que estos comportamientos estaban mal, pero no podíamos nombrarlos. La legislación nos permitió nombrar las situaciones y comprender que el problema no era individual sino colectivo.
Por otro lado, la ratificación del convenio 190 de la OIT, realizada en Argentina en noviembre del 2020, también trajo claridad sobre el rol de las organizaciones empleadoras (y universidades) sobre su responsabilidad en la prevención y atención de estos casos.
Lamentablemente las denuncias hoy se suceden en un marco muy desesperanzador, donde las políticas públicas de apoyo a las mujeres víctimas de violencia están siendo desmanteladas por el gobierno de Javier Milei, mientras se niega la existencia de las violencias de género, desconociendo lo estructural de las mismas. Ahora bien, los temores de las mujeres siguen existiendo y tienen correlación con las estadísticas.
Cuando los osos son menos peligrosos
La cuenta ScreenshotHQ, publicó en abril de este año un fragmento del podcast Reel Talk, que terminó por hacerse viral porque abrió el debate sobre lo siguiente “si estás sola en el bosque, ¿qué preferirías encontrar: un oso o un hombre?” y la mayoría de las mujeres respondieron “un oso” (7 a 1).
Las respuestas de las mujeres a esta pregunta se dividen en dos grupos: por un lado, están las que hablan de la situación que podría suceder con el oso, y otras que se enfocan en la respuesta de la sociedad.
Las que están en el primer grupo dicen: “con los dos hay chance de que te pase algo malo y hay chance de que no te hagan nada. El problema es que el oso te mata sin más, y un hombre no se queda solo con eso” o “conozco las intenciones de un oso, no conozco las intenciones de un hombre, por muy amables que sean”.
Este temor se basa en estadísticas: 1 de cada 3 mujeres (el 30%) ha vivido violencia física o sexual por parte de un hombre, y esta agresión se debe a que son mujeres (ONU Mujeres; 2023).
Pedro Brieger fue denunciando por acoso. - Créditos: Archivo LN
Además, nos enfrentamos a lo irracional de la potencial violencia del oso, y la racionalidad de la violencia del hombre, que se plasma en los siguientes comentarios de la publicación: “lo peor que un oso puede hacerte es algo que puedes imaginar” o “el oso vive ahí, el hombre probablemente me siguió”.
El otro grupo de respuestas, las que apuntan a lo que diría la sociedad, dicen: “elegiría al oso porque no me cuestionarían sobre qué traía puesto si me mata”, “si digo que el oso me atacó me van a creer y si me mata es más probable que busquen y encuentren mi cuerpo”.
¿Cuáles fueron las percepciones del entorno de estas mujeres? Muchas le preguntaron a sus parejas, hermanos, padres, amigos, sobre qué les parecería más peligroso si ellas se encontraran solas en el bosque, y todos respondieron lo mismo: el hombre.
Resumiendo: no es que las mujeres exageren con su temor (los varones también le temen) sino que no hemos logrado como sociedad generar un espacio seguro, donde todas las personas POR IGUAL podamos transitar sin temor a ser atacadas.
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