¿Qué es el female gaze y por qué tantos influencers están analizando este fenómeno?

En pocas palabras, este concepto hace referencia a cómo se muestra la figura femenina en un trabajo artístico. Su principal característica es que se representa a la mujer como sujeto y protagonista, y no como objeto. En el cine, por ejemplo, esta perspectiva construye la secuencia cinematográfica en base a la noción tácita de que el principal público objetivo son las mujeres. Los planos, la iluminación, la vestimenta, los diálogos y hasta los silencios se cementan en lo que puede llegar a seducir a esa mujer hipotética que está mirando. Lo que puede resultar atractivo para los hombres no entra en esta ecuación. Por ende, la pieza artística que tiene como objetivo final gustarle a los hombres heterosexuales, entra en la categoría de la “mirada masculina”.

Esto nos invita a preguntarnos: ¿qué pasa cuando el poder cambia de lugar?, ¿cuando la voz que narra y los ojos que cuentan la historia son los de la protagonista?, ¿cuando se piensa en el destinatario final del mensaje y este no es un hombre heterosexual?

Cuando la mirada deja de ser misógina y toma un carácter más inclusivo, entonces finalmente las mujeres se adueñan de la narrativa e intereses y empiezan a mostrar las cosas que las atraviesan. Pero no queda solo ahí: que las narrativas masculinas sean también escritas desde la perspectiva de género habilita la creación de nuevas historias, un espectro mucho más amplio de emociones y de diversidades.

El male gaze está en total sintonía y concordancia con el sistema patriarcal. Se le muestra a una mujer cómo debe ser su apariencia, cómo debe pensar, sentir y hasta comportarse en sociedad. En el cine, cuando la mirada masculina pretende representar como una mujer se emborracha, hace el amor, tiene miedo o sufre, el resultado no puede ser más alejado de la realidad.

Mujeres que recién se despiertan pero están maquilladas y peinadas, mujeres débiles y desprotegidas que buscan incansablemente el consuelo de un hombre. Mujeres que hablan pero lo justo y necesario y no incomodan ni cuestionan al protagonista. Son inseguras y dudan sobre lo que hay que hacer, la seguridad siempre la aportará el hombre. Siempre son extremadamente emocionales y la lógica y la razón serán atributos que sólo el masculino podrá lucir.

La pionera en hacer referencia a esta idea fue Laura Mulvey, una teórica británica que hace cuarenta años señaló la predominancia del “male gaze” en Hollywood. En sus ensayos, Mulvey refuerza estas ideas haciendo referencia al concepto de falocentrismo de Freud. La autora coincide con él y agrega que incluso las escenas que a priori no tienen una intención o propósito sexual, también están construidas para satisfacer sexualmente a ese espectador masculino heterosexual. Su deseo subyace a toda la narrativa, es por eso que el fin último de la presencia femenina será la de impactar visualmente y dejarse mirar.