Medidas de seguridad para evitar intoxicaciones por monóxido de carbono
Las intoxicaciones por monóxido de carbono aumentan con las bajas temperaturas. Un médico toxicólogo define por qué ocurren estos accidentes y cómo podemos prrevenirlos.
20 de mayo de 2024
Consejos para prevenir intoxicaciones por monóxido de carbono. - Créditos: Getty
Llegan los fríos y surgen noticias de personas que se intoxican con monóxido de carbono. Para evitar este problema, conversamos con el médico toxicólogo, director de Toxicología Hoy Francisco Dadic, para que nos cuente cómo podemos cuidarnos.
Nos explica que el monóxido de carbono está originado por la combustión incompleta de productos carbonados (casi todos los elementos de uso cotidiano tienen moléculas de carbono en su composición) y es el principal causante de intoxicaciones por gases tóxicos.
Si bien el envenenamiento por monóxido de carbono puede ocurrir durante todo el año y casi siempre asociado con incendios, aclara que su incidencia más alta a medida que llega el frío y, por supuesto, en invierno. Esto porque las fuentes de monóxido de carbono son, en su mayoría, calefones, estufas y termotanques defectuosos.
En algunas oportunidades, también hay intoxicaciones por braseros colocados en domicilio o, incluso, fogatas en barriles (en los barrios más humildes, en donde no pueden calefaccionarse de otra manera). Aunque no son los únicos, ya que también se encuentra en industrias (síntesis de plásticos o manufactura de ácidos) y en gases de escape de motores de explosión.
"El monóxido de carbono es un gas incoloro, inodoro y no irritante, posee la característica distintiva de tener 250 veces más afinidad por la hemoglobina que el oxígeno y también es posible encontrarlo disuelto en el plasma", define el experto. "El mecanismo principal por el cual provoca falta de aire es por desplazamiento directo del oxígeno. No obstante, el monóxido también tiene acción directa en la respiración celular, alterándola y llevando a la muerte directa de la célula".
Intoxicación por monóxido de carbono: síntomas y diagnóstico
El médico toxicólogo consultado explica que los síntomas son variados. Detalla: "Puede provocar dolor de cabeza, vómitos, dolores musculares, fatiga, convulsiones, hemorragias, insuficiencia renal, infarto del corazón, insuficiencia respiratoria, paro respiratorio y muerte. Difiere según su concentración en el aire y el tiempo de exposición".
Según expresa, una de las mayores dificultades en la detección y el diagnóstico es que los síntomas leves pasan desapercibidos o se confunden con aquellos típicos de otras enfermedades infecciosas estacionales como la gripe. Alerta que, en un mismo ambiente, por ejemplo, distintas personas pueden tener sintomatología diversa.
Dadic agrega que también existe la intoxicación crónica. "En estos casos, las concentraciones de monóxido no son tan altas, pero se dan de manera reiterada. El paciente experimenta dolor de cabeza crónico, somnolencia diurna y fatiga, trastorno en el habla y aprendizaje, paranoia (sentirse perseguido) y psicosis".
Como en muchas enfermedades, existen grupos de riesgo: son aquellos individuos con mayor probabilidad de sufrir una intoxicación severa. Se trata de los ancianos, niños y embarazadas, pacientes con enfermedad cardíaca previa, con anemia o con insuficiencia respiratoria.
El tratamiento es con oxígeno, rápido y a la mayor concentración posible. De cualquier modo, siempre debe haber una evaluación médica para definir si requiere cámara hiperbárica (aquella en donde la presión de oxígeno es muy superior a la del ambiente).
Prevención, el tratamiento más eficaz
Conocer las probables fuentes de intoxicación y revisarlas periódicamente. Asegurarse de que funcionen correctamente.
Examinar, con un gasista matriculado, las estufas, calefones, termotanques, hornos y elementos que utilicen gas.
Inspeccionar que el tiraje de las estufas sea correcto y no esté obstruida la salida de gas.
Los braseros están contraindicados en el hogar, salvo que estén cerrados en el frente y el escape de gas sea correcto, es decir, por una chimenea o tiraje hacia el exterior.
Nunca utilizar horno y hornallas para calefaccionar el ambiente, ni ningún otro elemento no autorizado.
Los detectores de monóxido pueden ser útiles, pero solo detectan concentraciones elevadas.
El monóxido no tiene olor. Si se siente olor a gas, es butano o propano de garrafa (que, a su vez, tampoco tienen olor, pero se les agrega artificialmente para detectarlos). Igualmente, revisar el equipo a la brevedad.
Lo más importante, siempre dejar 10/15 centímetros de una ventana abierta. En caso de una fuga de gas, esto puede salvar la vida.
Experto consultado: Francisco Dadic, médico toxicólogo, director de Toxicología Hoy.