Día de los Enamorados: cuando el amor es más fuerte que los prejuicios
Esta fecha, que es inaugural de la columna de Dani Aza, nos brinda una oportunidad para revisar los modelos de pareja instaurados y reflexionar en pos de construir relaciones amorosas más humanas e inclusivas.
14 de febrero de 2023
Daniela Aza, influencer experta en diversidad, el día de su casamiento con Jonatan Brunetti - Créditos: Gentileza Daniela Aza
“¿Te ayudo?”, fue lo primero que me dijo Jonatan, hoy mi marido, cuando nos conocimos hace casi 17 años. Sí. Mucho tiempo. Hoy en el Día de los Enamorados y en esta primera columna para OHLALÁ! quería contarles que fue esa pregunta la que me permitió descubrir que estaba ante alguien empático y abierto hacia lo diferente y lo desconocido. Yo, mujer con discapacidad, aún con inseguridades propias de las tantas barreras que enfrenté a lo largo de mi vida, me vi sorprendida ante ese gesto tan humano.
Lo que siguió a eso fue una historia de aprendizaje mutuo, pero sobre todo de aceptación. Aceptación de otras formas, de otros cuerpos y modos de ser. Es que: ¿acaso no somos todos diferentes? ¿Por qué nos cuesta aceptar que no existe una única forma de amar y ser amados, sino tantas como personas en el mundo? Y, justamente por eso, hay distintas maneras de amar y ser amados y todas ellas igualmente válidas.
¿Alguna vez te preguntaste por qué te sigue llamando la atención ver una pareja donde ambos, o uno de ellos, tenga discapacidad? Asistimos en los últimos años a muchos avances en torno a la diversidad, pero los cuestionamientos y prejuicios persisten y se plasman en la mayoría de los ámbitos de la vida cotidiana. Y los modelos de pareja no son la excepción: están sujetos a estereotipos e imágenes que se relacionan con la “normalidad” o bien ciertas características de la corporalidad (el peso, la altura, la tonalidad de piel).
Las preguntas, los cuestionamientos son habituales y perpetúan ideales de “normalidad” que evalúan a las personas según estereotipos de belleza e imágenes fuertemente arraigadas. Se trata de una perspectiva superficial y vacía de valores que es reproducida por muchos medios de comunicación, por las redes sociales, y que enfatiza el ideal de persona “deseable”, la que cumple con determinadas condiciones y características corporales.
Por ejemplo, yo recibo preguntas como: “¿Tu pareja tiene discapacidad?”, o comentarios del tipo: “Qué lindo que alguien como vos tenga pareja”. No son preguntas livianas, porque pueden afectar mucho a quien la recibe. Ni qué hablar si se trata de adolescentes con discapacidad, que empiezan a creer que nunca podrán tener una pareja.
Sexualidad y discapacidad
Vinculado con esto subyace la idea de que las personas con discapacidad somos asexuadas, incapaces de sentir placer o ser deseadas y deseantes. En mi caso, con mi pareja muchas de las veces que quisimos ingresar a un albergue transitorio nos encontramos con grandes barreras y obstáculos. El tabú es muy fuerte a la hora de pensar la sexualidad en la discapacidad.
Por eso quise empezar mis columnas con esta reflexión, porque en los debates en torno a la diversidad y la inclusión hay poco lugar para ampliar el amor y las relaciones hacia todos los cuerpos y formas de ser en el mundo. Tengas o no una discapacidad te invito a que en este Día de los Enamorados podamos ampliar la mirada y abrir la mente para entender que el amor no entiende ni de condiciones ni de cuerpos. Se rige por el deseo, el placer, el regalo de abrazar a alguien que nos hace bien.
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