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La diversidad corporal no es una moda

En una nueva columna, Candela Yatche nos ayuda a reflexionar sobre la diferencia entre decir que somos diversos y actuar en consecuencia. Pide una diversidad corporal con compromiso.


Diversidad corporal: que no sea sólo una moda.

Diversidad corporal: que no sea sólo una moda. - Créditos: Getty



En el último tiempo la diversidad corporal se puso en agenda. A partir de las conversaciones que se abrieron se generó una red de vínculos y de contención donde se visibilizaron vivencias, inseguridades, miedos con respecto al cuerpo. Se empezó a cuestionar patrones establecidos que hasta hace no tanto tiempo estaban naturalizados y tan mal nos hacían. Esto permitió que nos identifiquemos con las historias que escuchamos y dejemos de sentirnos solas. También permitió que ejercitemos una mirada crítica hacia distintos estímulos culturales.

Durante los últimos años hubo grandes avances, la cosificación de la mujer en la publicidad dejó de ser naturalizada, se sancionó una ley nacional de talles, vemos cada vez más publicidades con personas diversas, lentamente se empieza a acortar la brecha entre las imágenes que vemos en la vía pública, en revistas, y las personas que vemos en la calle o cuando vamos al supermercado.

A su vez, las mujeres luchamos por el derecho a elegir: sobre nuestro cuerpo, cómo vivir, cómo vestirnos. A partir de los distintos movimientos, muchas marcas empezaron a compartir mensajes alineados con los movimientos. Si bien las transformaciones sociales requieren de tiempos y procesos, encontramos muchas contradicciones en el camino.

Marcas que hoy en día cuentan con diversidad de talles, pero en sus publicidades hay falta de representación o, al revés, marcas con campañas donde se representa la diversidad corporal, pero venden talles únicos. Un claro ejemplo de contradicción, hace dos años, una marca de indumentaria muy reconocida, en el día de las mujeres lanzó una remera que decía: “La lucha la hacemos entre todxs”. Estaba escrita en lenguaje inclusivo, pero la remera venía en talle único.

Me preocupa que se piense que la diversidad corporal es una moda, una campaña de una temporada. Las modas son pasajeras, la diversidad tiene que ser sostenida en el tiempo, si queremos reducir las consecuencias negativas que deja el ideal de belleza actual y cuidar la salud mental de las personas. La diversidad corporal no es decir: “amate, aceptate”, es mucho más que eso. Es fundamental no individualizar una problemática que es social. Lamentablemente, las formas en las que estamos luchando contra la cultura obsesionada con los cuerpos no está funcionando del todo. En Argentina 8 de cada 10 mujeres se sienten insatisfechas con su cuerpo (1er estudio Bellamente, 2020).

Abordemos la diversidad corporal con compromiso y una mirada integral donde se incluya a personas con diversas contexturas físicas, colores de piel, identidades de género, edades, capacidades. Que lo que nos preocupe, nos ocupe. Mientras haya una mujer en el mundo sintiéndose insuficiente porque su cuerpo no encaje en la hegemonía, todavía queda mucho por hacer.

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