Moda viral: de las zapatillas sucias a las bolsas de basura de Balenciaga
Demna Gvasalia puso a la venta bolsas de basura de Balenciaga a unos 1400 euros y, lo más loco, ¡se vendieron! Analizamos la nueva estrategia en la que las marcas de lujo parecieran hacer un experimento con los consumidores fashionistas para ver qué tan lejos pueden llegar.
19 de agosto de 2022
Las bolsas de residuos de Balenciaga
“No pude perder la oportunidad de crear las bolsas de basura más caras del mundo porque, ¿quién no ama un escándalo fashion?, dijo Demna Gvasalia cuando terminó su desfile otoño-invierno 2022-2023 en marzo pasado en Paris. En ese momento, no imaginábamos que verdaderamente fuera capaz de venderle al público esos bolsos de cuero que imitaban las típicas bolsas de basura que cargaban los modelos como apoyo estilístico de una puesta impresionante. Pero lo hizo de nuevo, claro. La semana pasada salieron a la venta los “trash puch” en negro, azul y blanco a un precio que ronda los 1400 euros.
No sé cómo no lo imaginamos ya que Demna, a través de Balenciaga, hizo toda una carrera basándose en la moda subversiva, los productos virales y el irónico experimento social del consumo fashionista. Fue Denma el que hace unos meses revolucionó el mundo con sus zapatillas gastadas (“como usadas de toda la vida”) y vendidas a USD 1.850 y también el que puso de moda las bolsas Frakta de IKEA en 2017 y las típicas bolsas de compras tailandesas en 2016. Siempre vendiendo a precios irrisorios productos que en su versión original tienen precios que no superan el dólar.
El desfile otoño-invierno de Balenciaga donde se vieron pro primera vez las bolsas.
¿Moda viral o subversiva?
Demna Gvsaglia lanzó su firma Vatements en 2014 porque estaba aburrido de la moda, quería revelarse ante el sistema, ante lo que era "bello" para todos. Así, impuso la moda deportiva y urbana sobre las pasarelas más exclusivas del mundo. Instaló los ugly shoes y nos hizo desear esas zapatillas que usaban nuestros padres en los 80 y que habíamos criticado mil veces. Pero no solo eso, también se reveló ante los precios de la alta moda. Se vende cualquier cosa a cualquier precio entonces, posicionó productos de uso cotidiano como fashion items para cobrarlos a precios delirantes.
Pero no fue el único. Más allá de las bolsas de residuos y las zapatillas usadas, están las pulseras de precintos de Farfetch que venden a USD 588 y están agotadas, los aros de Balenciaga hechos con cordones de zapatos y hasta los chalecos de seguridad vial de Preety Little Things.
El poder de los memes
Pero no vamos a pecar de románticas. La moda es una de las industrias más poderosas del mundo (sí, lo sigue siendo) y es por eso que cada paso que da está premeditado. Tanto Demna como sus colegas quisieron hacer ruido, quisieron quebrar el sistema pero también quisieron vender. Y en esta modalidad de lanzar productos irónicos que juegan con la capacidad de consumo de los fashionistas encontraron un lugar en el nuevo paraíso del marketing: los virales.
Porque, ¿qué marca no quiere volverse viral? Es la forma más orgánica de llegar a millones y millones de personas para dar a conocer tu nueva colección. Entonces, lanzás unas zapatillas de "linyera" para que todos hablen de ellas y entren a tu sitio para ver cuánto cuestan y quizá hasta las compren. Y, en el peor de los casos, si no las compran quizá compren alguna otra cosa o, aunque sea, recuerden que tu marca existe y que está ahí en las altas esferas, haciendo ruido.
Los fashion items virales nos dejan pensando hacia dónde va la moda, hasta dónde está dispuesta a tirar de la cuerda. También abre el debate sobre ese reducido (reducido en comparación al resto de los mortales que habitamos este planeta) dispuestos a pagar cifras delirantes por productos que no lo valen por el solo hecho de pertenecer. Nos invita a reflexionar sobre el consumo en general.
En perspectiva
Pensar que hay alguien en el mundo pagando 1400 euros (más de $400.000) en una bolsa de basura es algo que no puede entrar en nuestra cabeza como tantas otras locuras delirantes en las que la moda fue surrealista y revolucionaria. Lo que nos queda de este análisis es observar en perspectiva los sinuosos caminos que toman los grandes de la industria fashion para seguir siendo relevantes en un mundo en el que la atención es el bien más preciado.
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