
Womenomics: mujeres poderosas
Hay una realidad cada vez más palpable: la mayor parte del poder económico está en nosotras, a tal punto que expertos ya hablan de una “nueva revolución social”; representamos la mayor parte del talento y del consumo
26 de noviembre de 2010 • 15:50

Te preguntarás si se trata de un nuevo invento del marketing para vendernos algo o de una gimnasia que se puso de moda en Hollywood. Nada de eso. Womenomics surge de combinar “women” (mujeres) y “economics” (economía) y se refiere a una realidad cada vez más palpable: hoy, la mayor parte del poder económico está en nosotras, a tal punto que los expertos ya hablan de una “nueva revolución social” que modificará la forma de trabajo en el mundo entero.
El concepto lo creó hacia 1990 un estudiante universitario en los Estados Unidos y lo popularizó el megabanco de inversiones Goldman Sachs, cuando se refirió a las mujeres como las garantes del crecimiento de cualquier proyecto.
Pero desde hace quince años, la principal referente en el tema es Avivah Wittenberg-Cox, una prestigiosa consultora a quien ya durante su infancia en Canadá la inquietaban las cuestiones de género. “Hombres y mujeres podemos ser complementarios, pero no iguales”, pensaba. Se dedicó de lleno al asunto, estudió en Toronto, París y Boston (Harvard) y hoy lleva publicados dos libros y dirige la consultora 20-First. Bueno, esta súper experta accedió a una charla con Ohlalá! y nos dio un panorama sobre la womenomics.
Nos contó, por ejemplo, que hoy las mujeres representamos la mayor parte del talento y del consumo. Las cifras que maneja asombran: la mayoría de los graduados universitarios -alrededor del 60%- es de sexo femenino, ¡y tiene mejores promedios! Las empresas con dos o más mujeres en su directorio logran más productividad, y en materia de consumo, somos quienes toman el 80% de las decisiones.
Hay casi dos mil millones de trabajadoras en el planeta, lo que se traduce en ingresos cercanos a los nueve billones de dólares anuales. Una comparación como para que te des una idea: las mujeres, por nuestra capacidad de gasto y liderazgo, tenemos el potencial económico equivalente al de China y la India juntas.
Avivah celebra que en todo el mundo crezcan los foros y redes de mujeres emprendedoras, porque quiere decir que estamos descubriendo nuestro poder de influencia. El referente obligado es el International Women’s Forum (IWF), que cuenta entre sus integrantes a mujeres como Hillary Clinton y la ex primera ministra de Canadá Kim Campbell. Su capítulo argentino, Voces Vitales, reúne a mujeres como la empresaria Marta Harff, la senadora María Eugenia Estenssoro y la CEO editorial Teresa Pacitti. La idea de estas redes es crear una solidaridad que entre los hombres es innata.
Este tipo de dinámica, conocida como networking, esencial en el marco de la womenomics, sirve para conectarse con otras mujeres, intercambiar ideas y conocimiento, y también para ejercer influencia sobre otras organizaciones y formar a las generaciones futuras. En la era 2.0, este fenómeno se ve retroalimentado. Una encuesta en los Estados Unidos mostró que el 89% de las mujeres que accede a internet posee un perfil en alguna red social, y que la participación en ellas crece a un ritmo del 200% anual.
Pero entonces, ¿la mujer es el nuevo hombre?
Mmmm… no exactamente. De hecho, Avivah prefiere definir “womenomics” no como el avance de la mujer, sino como los beneficios que implica el equilibrio de género. Durante muchísimo tiempo, luchamos por ser iguales a los hombres y recibir las mismas oportunidades. Era la época en que las grandes empresas buscaban líderes mujeres dictándoles cursos de coaching para masculinizarlas, y muchos jefes pensaban que la mujer en el trabajo era problemática por sus diferencias biológicas, así como por su necesidad de atender a su familia.
Hoy, en cambio, las empresas globales tienden a lo que Avivah llama “gestión bilingüe”. Ya no sólo se habla el idioma masculino, sino también el femenino. Este lenguaje –podemos decir sintéticamente– busca el vínculo con el otro, se nutre de lo intuitivo, propicia el diálogo, tiende a la horizontalidad y minimiza la parte agresiva de toda negociación.
Claves del paradigma
En los últimos años, la legislación, la publicidad y las políticas empresariales avanzaron hacia el trato igualitario entre varones y mujeres, sea como clientes o como empleados. Ahora bien, en el concepto womenomics, la ecuanimidad no debe olvidar las características esencialmente femeninas que enumera Avivah; por ejemplo:
Perfil bajo . Esperamos que se nos reconozca por nuestro desempeño. No significa que no sepamos hacer el trabajo, sino que no nos gusta el lobby ni alardear sobre cuán eficientes somos.
Espíritu altruista . Nos da un plus de motivación que la organización a la que pertenecemos haga algo por el mundo. Esta tendencia al compromiso se considera clave para un negocio rentable.
Ciclos vitales distintos . Nuestro mayor despliegue de potencial es hacia los 40 años (más tarde que los hombres). Antes, solemos dividir nuestro tiempo y energía entre hogar y profesión.
Sin miedo a meter la pata . No tenemos un ego o imagen que proteger. Cuando de negocios se trata, si no comprendemos, decimos: “No entiendo”. Y pedimos que nos lo expliquen de nuevo.
Sociales por naturaleza . Disfrutamos más de los aspectos sociales del trabajo. El encuentro –sea cara a cara, vía telefónica o vía web– nos gratifica. Somos receptivas a las necesidades de la otra persona.
Multitasking . Tenemos el don de repartirnos en veinte tareas a la vez, sin descuidar ninguna. Si la empresa acompaña esta flexibilidad, aumentan la lealtad hacia ella y la productividad.
Ventajas económicas & emocionales
Bajo este nuevo paradigma, los resultados son positivos para todos. En primer lugar, para las empresas. Un estudio de la Universidad de Pepperdine, California, sobre las quinientas principales compañías del mundo, reveló que aquellas con mayor índice de mujeres en puestos altos superan la rentabilidad de la competencia en un 75% promedio.
También gana la mujer. Como dijo Michelle Obama durante la campaña presidencial de su marido: una culpa constante rodea a mujeres y madres, no importa lo que hagan. Y según estudios de Goldman Sachs, los índices de fertilidad son más altos en los países donde trabajo femenino y maternidad son compatibles. Conciliar el ámbito familiar y el profesional no es tarea sencilla, por eso debe ser acompañada por nuestros empleadores.
¿Y los hombres? También ganan. Un desafío clave en el camino hacia una verdadera womenomics es lograr que también ellos adquieran manejo de su tiempo. De ese modo, pueden dedicarse a tareas del hogar, por ejemplo. O a ser padres, ¿por qué no?
Lo del sexo débil, está claro, es old fashioned total. Pero no se trata de que ahora la mujer cargue la economía sobre sus hombros, sino de que vayamos todos juntos para adelante l
Por Cecilia Alemano.
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