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Trastornos de la alimentación: ¿cuál es la diferencia entre anorexia nerviosa, bulimia y rumiación?

En qué consiste cada uno de estos trastornos de la conducta alimentaria: cómo detectarlos y qué debemos hacer para abordarlos.


Cómo reconocer la anorexia nerviosa, la bulimia y la rumiación.

Cómo reconocer la anorexia nerviosa, la bulimia y la rumiación. - Créditos: Canva



Si te mirás al espejo con obsesión, sentís odio corporal, te culpás por comer demasiado, o practicás actividad física de manera excesiva por miedo a subir de peso, puede que estés padeciendo algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria (TCA). La cultura de la dieta y el estereotipo de belleza hegemónica son dos grandes causales para que una porción significativa de la sociedad se obsesione con su imagen corporal para encajar en un supuesto “cuerpo ideal o deseable”, con consecuencias realmente muy peligrosas.

Te contamos en qué consisten y cuáles son los principales síntomas del trastorno de Rumiación, Bulimia y Anorexia nerviosa.

Trastorno de Rumiación

Empezamos por uno de los menos conocidos, pero igual de riesgoso para tu salud: el trastorno de rumiación es parte de los llamados Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y tiene como principal problema la regurgitación incontrolada de los alimentos que se produce al contraer el estómago.

A diferencia de los vómitos voluntarios, las personas que padecen rumiación pueden volver a masticar, tragar, o escupir el alimento masticado sin mostrar síntomas de asco, repulsión o náuseas. Para hablar efectivamente de un trastorno, los expertos mencionan que la regurgitación repetida de alimentos debe ocurrir por un período mínimo de un mes.

¿Qué significa el término “rumiación”? Procede de la palabra en latín ruminare, “masticar el bolo alimenticio”. Se mencionó por primera vez en la antigüedad en los escritos de Aristóteles, y se documentó clínicamente por primera vez en el siglo XVII por el anatomista italiano Fabricus ab Aquapendende.

En el caso de las infancias que padecen de rumiación es importante estar atentos como adultos al peso corporal, confirmar si comen en los períodos escolares o que están fuera de la vista de la familia, y observar la posición física que suelen adoptar al momento de comenzar a regurgitar: mantienen la espalda tensa y arqueada con la cabeza hacia atrás mientras realizan movimientos de succión con la lengua.

Anorexia nerviosa

Las personas con este trastorno se caracterizan por mantener un peso anormalmente bajo, tienen un gran temor a aumentar de peso y una percepción distorsionada del peso o de la figura corporal. En las últimas décadas, la Anorexia nerviosa se incrementó especialmente entre adolescentes, de acuerdo a estudios internacionales.

Respecto al origen se considera multifactorial: para que se desarrolle debe combinarse una serie de factores culturales, sociales y personales.

Esta patología se caracteriza por una restricción de la ingesta diaria, lo que conlleva una pérdida de peso que se mantiene por debajo del mínimo esperable. Esa pérdida es ocasionada exclusivamente por decisión de cada persona a través de la disminución o suspensión de ingesta de alimento diario, acompañada del uso de diurético y laxantes.

Bulimia

Se trata de otro de los trastornos alimentarios más conocidos -aunque naturalizado- por la población en general: está caracterizado por la repetición de episodios de ingesta excesiva de alimentos en un período muy corto de tiempo, acompañado de una preocupación excesiva por el control de peso.

Quienes padecen este trastorno siempre se ven gordos/as, tienen una idea distorsionada de su propio cuerpo y suelen manifestar sentimientos permanentes de insatisfacción corporal, miedo a engordar, incapacidad para controlar sus impulsos con la comida. Muchas veces recurren al atracón y luego a las purgas (vómitos inducidos).

Otro de los “métodos” compensatorios para controlar el aumento de peso luego de la ingesta, con frecuencia las personas recurren a uso de diuréticos, laxantes, ejercicio excesivo, dieta hipocalórica o períodos de ayuno prolongados.

Entre los síntomas físicos que pueden provocar este tipo de conductas aparecen problemas dentales, cefaleas, pérdida de cabello, irregularidad en la menstruación, deshidratación y arritmias, entre otros.

Algunas pautas comunes para reconocer los TCA

Hay que prestar especial atención cuando en las infancias y adolescencias se repite la excusa al momento de la comida diciendo “ya comí en lo de una amiga”, por ejemplo. A su vez, si come y enseguida va al baño en forma recurrente. 

Si reconocemos que una persona tiene distorsión de la imagen corporal y se vuelve costumbre escucharla decir que está gordo/a cuando se encuentra en su espeso esperable.

Si el ejercicio es extremo, y al mismo tiempo se empieza a dejar de comer o restringir ciertos alimentos, sobre todo cuando se intenta que el resto de los presentes (familia, pareja, compañeros) lo perciba.

En los tres tipos de trastornos se recomienda consultar con un especialista.

Experta consultada:  Agustina Murcho, nutricionista especializada en trastornos de la conducta alimentaria

Otras fuentes: Organización Panamericana de la Salud (OPS); Organización Mundial de la Salud (OMS)

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