De Boedo a la India: claves para decorar tu casa con estilo hindú

Dani vive con su marido y sus dos hijas. El living es el espacio más usado de la casa. Por eso, eligió un sillón bien grande que, en invierno, se llena de mantas confortables y abrigaditas. Porque ahí se reúnen, charlan, miran pelis y comen en familia. “Es un lugar de unión”, dice Dani. Y a ella le encanta preparar la escena con música, velitas y sahumerios encendidos: “La aromaterapia es un gran aporte para el bienestar.

Con estos detalles uno sale de la jungla para entrar a un espacio de quietud y tranquilidad”, asegura. Así, para ella, la casa se transforma en el hogar que todos necesitan. En cuanto a la deco, eligió una mesa ratona de teca con patas torneadas y tallada en su contorno, un panel protagonista como obra de arte y plantas que aportan el toque natural. “Para mí, es importante traer productos de calidad, pero sobre todo, que tengan alma –asegura–. El panel, por ejemplo, refleja el valor incomparable de la creación artesanal”.

La abuela de Dani vivió hasta los 106 años y ella pudo disfrutarla de grande (¡todo un privilegio). Además de los lindísimos recuerdos, conserva este juego de comedor que heredó de ella: “Es de estilo Chippendale y se lo hicieron para su casamiento”, cuenta Dani, que decidió quitarle el lustre, porque oscurecía mucho el ambiente. 

A un lado está el living y al otro, la cocina integrada, que les resulta súper útil, sobre todo a la nochecita, cuando se junta la familia, siempre con música y algo para tomar. “Los domingos, en esta casa se amasan pastas caseras: con mis hijas hacemos la masa y mi marido se ocupa de la salsa –cuenta Dani–. Siento que vivir el presente y estar en familia es un recuerdo para siempre”.

El resto de los días, cocinan de a dos: les gusta mucho preparar platos asiáticos, sobre todo de China, Japón y Corea. A través de la ventana de la cocina, se puede ver la maravillosa puerta de India, que les resulta muy inspiradora. 

La casa está construida en dos plantas: abajo está el sector social con patio interno y arriba, los dormitorios y el descanso de la escalera, que se aprovecha como un espacio extra, sobre todo para sus hijas. Fue escritorio para los momentos de estudio y ahora se transforma en rincón de lectura para ellas: “Las chicas suben los pufs del living y llevan sus libros –comparte Dani–.

Es un rincón de encuentro”. Lo armó con productos de su marca, que viajaron desde Oriente: aparador elaborado a partir de una puerta antigua, espejo con marco de madera tallado a mano, alfombra de yute artesanal y lámpara de metal de estilo marroquí (todo, @lotusdeco).

El pasillo, que balconea al living, conduce al dormitorio principal. Desde este sector se lucen los detalles de la construcción, como el techo abovedado de ladrillo a la vista con listones de metal. Como perlita: usaron las rejas originales de la casa para el pasillo y la escalera: “¡Las estaban por tirar y las reutilizamos!”, cuenta Dani. 

El panel de madera tallado a mano, que hace de respaldo de cama, es el gran protagonista. Como en el resto de la casa, Dani sumó objetos de sus viajes a Oriente, como las lámparas de estilo marroquí que caen del techo y los textiles que siempre elige en algodón y yute. El Buda sobre la mesa de luz, además de ser un elemento decorativo, tiene un simbolismo especial: su cara serena representa la paz interior y el sosiego, ideal para un espacio de descanso.

“Soy muy exigente con el orden externo, porque me trae orden interno. De todas formas, no soy como esas señoras de antes que ponían patines de fieltro para proteger el piso”, se ríe. Por las mañanas, Dani practica yoga, como parte de un ritual, y después empieza su día laboral. En el baño, sobre la pared color ciruela, espejo con marco tallado por manos de la India y, además, velitas aromáticas y unas violetas de los Alpes, en maceta de fibras naturales, que dan un toque alegre (todo, @mariapizzi).