Aljabas: los secretos de las flores que parecen joyas
Son un lujo que causa fascinación y, aunque parecen imposibles de alcanzar, lo cierto es que las flores de las aljabas –o fuchsias- no son tan difíciles de cultivar y cuidar.
19 de enero de 2025
Tienen todo para ser las más bellas y elegantes: las aljabas son una fiesta de colores intensos, formas sofisticadas y detalles. - Créditos: Gentileza Archivo JARDÍN/ Inés Clusellas
Parecen aros de reina, coralitos, bailarinas… y las llaman de todas estas maneras, pero especialmente aljabas. Son unas flores pendulares bellísimas y sofisticadas.
Científicamente, el género que las agrupa recibe el nombre de Fuchsia. Y si bien podría ser por el color que predomina en ellas, en realidad es un homenaje a su descubridor: Leonhart Fuchs quien era un médico y botánico alemán que en el siglo XVI se dedicó a estudiar las plantas y sus usos medicinales.
Las hay de muchos tipos, uno más alucinante que otro. Para conocerlas, aprender a cultivarlas y a cuidarlas, consultamos con JARDÍN.
La identidad de las aljabas
Las Fuchsias son arbustos floridos que pertenecen a la familia Onagráceas, originarias de América Central, América del Sur y Nueva Zelanda. Existen alrededor de cien especies de Fuchsia, con numerosos híbridos.
En nuestro país hay dos representantes nativas: Fuchsia boliviana (chipuchipu), en las selvas de las yungas del noroeste argentino y sur de Bolivia; y Fuchsia magellanica (chilco) que se desarrolla en los bosques subantárticos de Chile y la Argentina.
De estas últimas, son muy pocas las que logran ser cultivadas fuera de esa región, porque la falta de frío en las noches de verano es su principal inconveniente.
Izquierda: Fuchsia ‘Alice Hoffman’ (flor doble, rosa y blanca). De fácil cultivo y generosa floración hasta el mes de marzo. Derecha: Fuchsia magellanica o chilco. Una especie nativa. - Créditos: Gentileza Archivo JARDÍN/ Inés Clusellas
Son arbustos pequeños, que alcanzan una altura de dos metros. Tienen hojas caducas, de bordes aserrados y un pecíolo distintivo, de color verde brillante.
Sus flores penden del tallo y se desarrollan en las axilas de las hojas. Están formadas por cuatro sépalos y una corola de cuatro pétalos muy coloridos. Tienen de 4 a 8 estambres muy llamativos.
Su fruto es una baya de color negro.
Izquierda: Fuchsia ‘Annabel’ (flor doble, blanca). De grandes flores que, por su peso y tamaño, hacen caer las ramas. Derecha: Fuchsia ‘Ernie’ (flor simple blanca y rosada). Sus tallos son de color más claro, y sumado a la claridad de sus flores, brinda mucha luz. - Créditos: Gentileza Archivo JARDÍN/ Inés Clusellas
Cómo se cultivan y cuidan
La zona de San Martín de los Andes presenta un clima muy favorable para su desarrollo, con veranos suaves e inviernos fríos y húmedos, pero con un clima templado la mayor parte del año.
Allí está el vivero Los Robles, donde Cristina Neumeyer tiene una amplísima colección que empezó a cultivar en 1976, con parte de los ejemplares que pertenecían a su padre.
Ella, que es experta en el cuidado de estas flores, asegura que estas plantas, si tienen las condiciones climáticas adecuadas, son un cultivo muy noble y aconseja:
Fuchsia microphylla (flor diminuta, fucsia). Sus pequeñas flores recubren todas las ramas, mezclándose con su follaje verde oscuro. Tolera la sombra. - Créditos: Gentileza Archivo JARDÍN/ Inés Clusellas
Prefieren lugares con cierta humedad constante tanto de suelo como de ambiente y temperaturas moderadas. Por eso, cuando comienza el invierno más crudo, deben colocarse a resguardo, dentro de un invernadero, quincho, galería o jardín interior.
Al comenzar la primavera, podrán volver a sacarse y colocarse bajo media sombra; el sol de mañana para ellas es suficiente. En esas latitudes exigen riegos casi diarios en la época estival.
Su reproducción, al ser híbridos, es por estacas hacia finales de invierno (hasta septiembre en el Sur).
Necesitan sustratos adecuados, nutritivos y con buen drenaje. Lo ideal es usar compost, humus de lombriz y vermiculita. Cuando la temperatura comienza a aumentar, deben fertilizarse una vez por semana con algún compuesto de fósforo para favorecer su floración desde primavera hasta otoño.
Al comenzar su temporada de crecimiento es ideal trasplantar a una maceta de mayor tamaño para un mejor desarrollo de sus raíces.
Se deben hacer podas desde finales del invierno hasta dos meses antes de su máxima floración, que no es afectada ya que las flores se forman sobre las ramas del año. Para darle la forma deseada, cortar un tercio de las ramas.
Izquierda: Fuchsia ‘Rose of Castile’ (flor simple, blanca y violeta). Los colores de sus flores dan mucha luminosidad a la planta. Derecha: Fuchsia fulgens (flor naranja). Es la aljaba “distinta”, sus hojas moradas y floración son diferentes del resto de su familia. - Créditos: Gentileza Archivo JARDÍN/ Inés Clusellas
¿Te animás a darte el lujo de tener tu alajaba?