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Jardines de invierno: 6 espacios con mucho diseño donde se unen el adentro y el afuera

Sean para sembrar plantas que requieren cuidados especiales o simplemente para generar un refugio en medio de la naturaleza, te mostramos diferentes versiones de jardines de invierno.


Paquita Romano junto a su jardín de invierno. Frescas y fragantes, las primeras horas de la mañana son el mejor momento para contemplar el jardín. Y también para investigarlo y trabajarlo.

Paquita Romano junto a su jardín de invierno. Frescas y fragantes, las primeras horas de la mañana son el mejor momento para contemplar el jardín. Y también para investigarlo y trabajarlo.  - Créditos: Gentileza Archivo LIVING/ Santiago Ciuffo



Ya sea por devoción a la botánica o por puro deleite estético, cada vez más los jardines de invierno se convierten en un espacio privilegiado en las casas.

Para quienes aman la jardinería, tener un invernadero es como abrir la puerta a un universo verde donde se vuelve posible cultivar especies que de otro modo no resistirían la primera helada. Para la mayoría, en cambio, un jardín de invierno representa ese rincón mágico donde interior y exterior se funden: el sol se cuela a través de los vidrios, las plantas se abren paso, y el ambiente adquiere un encanto inigualable.

Así, un invernadero puede ser mucho más que un espacio para plantas: puede convertirse en el corazón de una casa, en un refugio creativo o en el motor de un proyecto sustentableLe pedimos a LIVING que nos muestren 6 ejemplos de jardines de invierno para inspirarnos.

1. A cielo semiabierto

En La Flor Azul, Paquita encontró su lugar en el mundo, y descubrió que su alma de jardinera había permanecido latente mientras se dedicaba a ser madre, al diseño de moda y a la decoración.

En La Flor Azul, Paquita Romano encontró su lugar en el mundo, y descubrió que su alma de jardinera había permanecido latente mientras se dedicaba a ser madre, al diseño de moda y a la decoración. - Créditos: Gentileza Archivo LIVING/ Santiago Ciuffo

Con una estructura de chapa y madera y paredes que permiten el paso del aire, el invernadero de Paquita Romano -una de las jardineras más reconocidas del país- fue durante años su centro de germinación.

A pesar de su construcción sencilla, la verdadera protección proviene del abrazo de los árboles y plantas circundantes. Si bien resguarda de lluvias intensas, granizo y sol directo, Paquita nunca buscó crear un espacio cerrado y cálido: prefirió mantener la conexión directa con el entorno natural, fiel a su filosofía de trabajo.

2. Espacio de usos múltiples

Junto a la huerta, en Cabañas Foráneo.

Junto a la huerta, en Cabañas Foráneo. - Créditos: Gentileza Archivo LIVING/ Nicole Castillo

Cuando Gabriel Granda y Ángelo Novoa compraron las dos hectáreas donde hoy están las Cabañas Foráneo, no tenían un plan concreto. Lo único que buscaban era evitar que ese rincón de los humedales del sur chileno, a 6 km de Puerto Varas, siguiera siendo víctima de la expansión ganadera.

Para restituir la biodiversidad del corredor biológico, que había sido en buena parte deforestado para el pastoreo, se sumaron cerca de 6.000 plantas y arbustos. Y van por más: la meta es alcanzar las 20.000 unidades.

Como parte de este proyecto de turismo sustentable, erigieron un invernadero multifuncional: no solo produce verduras para consumo propio, sino que también oficia de sala de reuniones y espacio para eventos.

Una de las iniciativas que tienen lugar en el invernadero es la de Experiencia Foránea, un evento en el que los socios convocan a un chef regional para preparar una comida con lo cosechado.

Una de las iniciativas que tienen lugar en el invernadero es la de Experiencia Foránea, un evento en el que los socios convocan a un chef regional para preparar una comida con lo cosechado. - Créditos: Gentileza Archivo LIVING/ Nicole Castillo

3. La cocina como epicentro

De estructura sencilla y techo a dos aguas, al interior se plantó directamente a tierra.

De estructura sencilla y techo a dos aguas, al interior se plantó directamente a tierra.  - Créditos: Gentileza Archivo LIVING/ Francisca Sánchez Terrero

En Baradero, rodeada por una chacra de 12 hectáreas, se levanta la casa de campo proyectada por el arquitecto Gonzalo Aulet (Estudio Aulet & Yaregui) junto con las interioristas Mercedes Ocampo y Pía Giménez (estudio Oda 9). La idea desde el inicio fue crear un refugio de fin de semana con puertas abiertas para amigos y familiares. En sintonía con ese espíritu de desconexión y contacto con la naturaleza, diseñaron una huerta y un jardín de invierno que, además de embellecer el entorno, abastecen una cocina que nunca deja de estar en movimiento.

4. A la italiana

Estructura de hierro (Javier Belmonte). Cajonera con verduras (Tiendas Cocoa).

Estructura de hierro (Javier Belmonte). Cajonera con verduras (Tiendas Cocoa). - Créditos: Gentileza Archivo LIVING

En otra propuesta, la diseñadora Gaby Orlando transformó el jardín de invierno en un espacio que evoca paisajes de la Toscana.

La elección de muebles rústicos, las terminaciones que simulan el paso del tiempo y el patio de piedra con reminiscencias de campos de olivares logran transportar a quien lo habita. Adentro, las condiciones de temperatura y luz son ideales para ubicar coquedamas que cuelgan desde el techo vidriado, sumando un toque de frescura y naturaleza a la escena.

Mesa y estantería (Antigüedades González). Lámparas galponeras (Orlando Deco).

Mesa y estantería (Antigüedades González). Lámparas galponeras (Orlando Deco). - Créditos: Gentileza Archivo LIVING

5. Refugio creativo

A modo de galería vidriada, ofrece un espacio ideal para compartir comidas en contacto visual con el entorno.

A modo de galería vidriada, ofrece un espacio ideal para compartir comidas en contacto visual con el entorno. - Créditos: Gentileza Archivo LIVING/ Mariana Pardal

En una casa diseñada por el estudio de arquitectura Giovanakis, con la colaboración de la diseñadora de interiores Paula Fernández Moin y la paisajista Eugenia Anaya, el jardín de invierno actúa como nexo entre la cocina y el exterior.

Allí, la familia encuentra el lugar ideal para las comidas cotidianas. Este espacio, resguardado del frío, permite el cultivo de orquídeas, strelitzias y gomeros.

Se convierte tanto en un comedor diario como en el taller creativo de la dueña de casa, donde las especies tropicales encuentran un refugio perfecto.

Mesa, sillas y lámparas son de Compañía Nativa.

Mesa, sillas y lámparas son de Compañía Nativa. - Créditos: Gentileza Archivo LIVING/ Mariana Pardal

6. En el corazón de la reserva

El paisajismo es por demás sencillo, solo plantas nativas y unos pocos unos arbustos y plantas exóticas que acompañan las construcciones.

El paisajismo es por demás sencillo, solo plantas nativas y unos pocos unos arbustos y plantas exóticas que acompañan las construcciones. - Créditos: Gentileza Archivo LIVING/ Maia Croizet

En plena inmensidad del Parque Nacional de los Esteros del Iberá, la estancia Rincón del Socorro se suma a la tendencia con su propia huerta orgánica e invernadero, de donde se cosechan cerca de 150 kilos de verduras cada mes.

Este espacio productivo es, curiosamente, el único sector de la propiedad que se mantiene a salvo de la fauna local gracias a los alambrados y cercos vivos que lo protegen de pecaríes y carpinchos.

El cerco vivo es clave.

El cerco vivo es clave. - Créditos: Gentileza Archivo LIVING/ Maia Croizet

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