El boom Rosie´s Tips: ¿quién es Rosario Oyhanarte, la escritora que se volvió un éxito hablando de amor?

¿Qué pasa con el amor? ¿A pesar de que somos mujeres deconstruidas seguimos necesitando historias de amor?

Por suerte, en todos estos años, como sociedad avanzamos mucho en un montón de aspectos, entre ellos en lo que son los vínculos y la mirada sobre el amor, todo lo que cuestionamos al romanticismo edulcorado y todo lo que ya sabemos. Pero la gente sigue disfrutando las historias de amor. Yo no creo que sea excluyente. Uno puede tener una mirada más realista de las relaciones y los vínculos y a la vez que te divierta leer una historia de amor.

Tus lectores también se enganchan mucho con las historias de amor reales que contás en Instagram.  

Yo creo que la gente se engancha con las historias de amor reales porque es traer eso que vos leíste en mi novela a la vida real. Entonces, cuando yo cuento que lo conocí a mi marido en Tequila y que no me daba bola y que estuve dos años remándola y al final me casé, entonces la gente dice: “Ah, me puede pasar”. Es decir, existe el amor todavía, todavía puedo tener un amor de película, pero no como el amor de Disney, donde todo es perfecto. Me refiero a un amor que te levanta del piso, que te sacude, que decís: “Estoy casada con un tipo que me vuela la cabeza”. Y eso sí creo que sigue existiendo y es lo que la gente quiere.

Hablando de lo perfecto, tus heroínas muchas veces son mujeres que tienen el marido perfecto, la familia perfecta, la carrera perfecta y todo eso en algún momento se cae y empieza la reconstrucción, pero desde un lugar más real.

Es que yo misma tuve ese recorrido. Yo era un poco la que hacía todo lo que había que hacer. Hay una frase que uso en la novela, que a Azul (la protagonista de “Lo nuestro fue real”) le habían hecho creer que si hacía las cosas bien en la vida todo se le iba a dar. Como si la vida fuera una materia más de la facultad, que si estudio los apuntes, levanto la mano en clase y me presento al oral, con eso paso. Y no es así. Y un poco a mí eso me pasó. Yo vengo de una familia de abogados. Hice un año de derecho, promedio 10 y un día dije: “Pará, esto no me gusta”. Y lo anuncié en mi casa y la reacción fue: “¿Cómo que vas a dejar? Si te va re bien”. Y los profesores me decían: “¿Pero si tu abuelo fue ministro de la Corte?” (Rosario es nieta de Julio César Oyhanarte, que fue ministro de la Corte Suprema de Justicia de 1958 a 1962 y 1989 a 1991). Pero yo sentía que no era el camino para mí y me fui a Letras. Y entonces vinieron las preguntas típicas: “¿De qué vas a trabajar?”, “Letras, ¿por qué letra vas?”, “Pero te enteraste de que estás en el siglo XXI, ¿qué hacés estudiando griego y latín?”.

Rompiste el mandato familiar, eso requirió que tuvieras mucho valor.

La verdad que sí. En mi casa somos siete hermanos, yo era la que no quería hacer mucho lío. Entonces siempre fui muy aplicada y me incomodaba ser la que se sale de la norma, la que no hacía lo que los demás esperaban de ella. No me sentía cómoda en ese lugar, de eso se ocupaba mi hermana menor que es artista y siempre se llevó bien con la rebeldía. Esa no era yo. Pero sin dudas una vida auténtica es a la larga una vida más feliz, entonces un poco de eso va el libro y es lo que me pasó a mí en la vida real.

Dos de tus libros están ilustrados, ¿por qué?

Uso mucho el recurso de la ilustración, incluso en Instagram. Es una sinergia con otros artistas, pero también surgió por una necesidad, porque como son historias de amor reales, a veces me dicen: “Ok, te cuento mi historia, pero no te doy mi foto”, sobre todo cuando son historias de desamor en las que no le puedo pedir permiso a las dos partes. Cuando saqué “Rosie’s Blossoms” la llamé a Camila Cataldo, que me había ilustrado una historia de Instagram que fue muy buena porque el novio le pidió matrimonio a la protagonista a través de mi historia. La gente va leyendo la historia de amor y en un capítulo él le pide matrimonio y la mujer se entera mientras lo lee.

¡Te metiste en la vida real de dos personas!

Estuvo buenísimo, él me contactó con muchísimo tiempo de anticipación. Estaba todo nervioso porque estaban en Nueva Zelanda además. Entonces tuvimos que coordinar los horarios. “¿A qué hora sale tu capítulo? Porque me estoy subiendo a la sillita para ver la vista espectacular mientras me declaro”.

¿Cómo te ves en el futuro?

Mi próxima meta es traducir mis libros a nuevos formatos, películas, series. Quiero ser la Nora Ephron argentina (es la autora de “Cuando Harry conoció a Sally”). De hecho, ya estoy con algunas conversaciones.

La primera novela sucede en Londres, la segunda en Nueva York, la tercera en París, ¿cuál será la próxima ciudad?

Me gusta que mis libros sean un tributo a mis ciudades preferidas y que mis lectores me digan: “Ay, me fui de viaje por un rato”. Mi mamá es medio visionaria. Ella fue la que me dijo que mi próximo libro tenía que tener algo que ver con las constelaciones. Ahora me tiró una línea con una ciudad europea incluida, que no quiero espoilear. ¡Ya se enterarán!

La vida de Azul cambia el día que se entera de que su marido la engaña. A partir de ahí su vida dará un giro de 360 grados. Además, un secreto familiar que incluye a su tía abuela Isabel la lleva a París, una ciudad que ama y donde alguna vez soñó con ser pintora.

“Es una historia inventada, pero hay mucho de las constelaciones familiares en el trasfondo. Yo constelo desde el 2013. Ahora está muy en boga y por eso no lo quise poner literalmente, pero a su vez la teoría que tienen las constelaciones resuena mucho en mí. Tuve que leer bastante a Bert Hellinger. Y también la entrevisté a mi consteladora. Hay algo de todo el desorden que se da de generación en generación que intenté contar en esta novela”, cuenta Rosario.  

 

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