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Luis Miguel y su romance eterno con Argentina: así fue el primer concierto del rey en el Movistar Arena

Con un show imparable de 2 horas y 20 minutos de clásicos ininterrumpidos, Luis Miguel inició anoche su serie de 10 conciertos en el Movistar Arena. Así vivimos una noche a puro romance, en la que el cantante mexicano demostró por qué sigue siendo el rey.


Luis Miguel, en un show impecable en el primero de sus conciertos en el Movistar Arena

Luis Miguel, en un show impecable en el primero de sus conciertos en el Movistar Arena



Hacía casi cinco años -pandemia de por medio- que Luis Miguel no venía a la Argentina. Por eso, anoche había suficientes motivos para celebrar: el esperado reencuentro entre el cantante mexicano y el público argentino sucedió en el primer concierto de su gira "Luis Miguel Tour", en la que Luismi recorrerá varios países de Sudamérica, México y EE.UU.

Confieso que es difícil hacer una crónica con la suficiente objetividad para una fanática de la primera hora, pero lo intentaremos. El show -que pudimos disfrutar invitadas por Mc Donald´s- empezó con una puntualidad milimétrica; a las 21 horas, tal cual estaba anunciado, Luismi salió al escenario enfundado en un traje negro impecable y puso todo el power para un arranque (al menos, para mí) inesperado: la canción que abrió el show fue -nada más ni nada menos- "Será que no me amas". Así que acá va el primer consejo: ¡no lleguen tarde, porque se la pierden! 

Con un despliegue visual y musical bien arriba - hay pantallas por todos lados para no perderte sus bailes y el detalle de sus juegos vocales-, acompañado de una banda de músicos que incluyen vientos, cuerdas y percusión, Luismi supo llevarnos de paseo por todos los climas y los estados emocionales, durante más de 2 horas y 20 minutos de show. Además, este concierto funciona como una especie de homenaje a todas las etapas y los diferentes géneros musicales que abordó en su trayectoria de más de 40 años de carrera. Por momentos, no se entiende si es humano o no, porque casi no hubo pausas, tan solo apenas unos 3 o 4 minutos para cambiarse el traje, y seguir deleitándonos.

El primer set fue de algunos de sus clásicos pop, con hitazos como "Suave", "Dame", "Culpable o no" y "Hasta que me olvides", que fue poniéndonos en modo balada para dar paso al mood "boleros".

Que nunca nos falten los boleros

Luis Miguel demostró por qué sigue siendo el rey, en un show donde rindió tributo a toda su trayectoria

Luis Miguel demostró por qué sigue siendo el rey, en un show donde rindió tributo a toda su trayectoria

El show está prolijamente dividido en diferentes momentos; en la pantalla apareció impresa la palabra "boleros" con letras gigantes y el público estalló. El "rey sol" se alejó de los bailes y los cortorneos sensuales para sentarse en una banqueta, hacer pasar al escenario a su orquesta de cuerdas y regalarnos algunos de los himnos románticos de la etapa en donde reversionó todos los grandes boleros de la historia: pasaron el infaltable "No sé tú" de Manzanero, "Inolvidable", "Por debajo de la mesa", "La Puerta", "Somos novios"... y cada vez el romance entre Luismi y el público crecía en intensidad. Sin lucecitas de celulares (la mayoría estaban filmando), en las tribunas, unas pulseras de colores que entregaron en la entrada, iban cambiando de color e inundando de un clima nostálgico a las 15.000 almas que estaban ahí, vibrando junto con él.

A esto le siguió un set de tangos, que fue acompañado en escena por una pareja de bailarines y la entrada de un bandoneón. Las canciones elegidas fueron "Por una cabeza", "Volver", "Uno" y -claro está-, su mítica versión de "El día que me quieras", con la que yo creo que Gardel y Le Pera estarían más que orgullosos. 

Duetos, mariachis y los clásicos de los ´90

Ya promediaba el show, pero todavía había Luismi para rato; cabe destacar que la potencia y la impecabilidad de su voz estaban a tope. "¿Cómo hace este hombre para seguir cantando así?", fue la pregunta que, a cada rato, me hacía. Pero después nos olvidábamos y nos entregábamos al éxtasis de seguir cantando a los gritos todos sus clásicos.

Llegó el momento "duetos", donde en una secuencia un tanto bizarra aunque melancólica, aparecieron en pantalla sus famosas colaboraciones con Michael Jackson ("Smile") y con Frank Sinatra ("Come Fly with Me") para vencer, al menos por un rato, al tiempo, a la muerte... y a ciertas cancelaciones también.

Y de ahí, sin escalas, a un flashback furioso a los ´90, donde entramos en la fase "cortavenas" de la noche, mientras en la pantalla gigante veíamos a un Luis Miguel de veintitantos en el videoclip de "La Incondicional" (el claro homenaje a Top Gun), a lo que le siguió "Fría como el viento" y el himno "Entrégate".

¿Había espacio para más sorpresas? Claro que sí. Volvimos a subir con la entrada heroica de 14 mariachis al escenario, con instrumentos típicos y enormes sombreros, para homenajear a las raíces mexicanas de Luismi, que llegó al clímax con "La bikina". 

Un final de fiesta bien pop

Sí, todos estábamos esperando que el "Rey Sol" dejara algunos ases en la manga para el final de fiesta. Y así fue: para quienes lo seguimos desde sus inicios en la música -allá, por los años ´80-, Luismi nos regaló algunas versiones más maduras de sus clásicos más adolescentes. Sonaron himnos de esas épocas, como "Palabra de honor" e "Isabel", que luego dieron paso a un set de su pop más celebrado, con temones como "Cuando calienta el sol", "La chica del bikini azul" y "Ahora te puedes marchar". 

La noche estaba ya terminando, lo sabíamos, pero ya no quedaba demasiado que pedirle a Luismi: lo dio todo, no se guardó ni un ápice de voz, y demostró por qué -a pesar del paso del tiempo- sigue siendo el rey indiscutido. A pesar del romance, lo único que sentí un poco extraño, al menos, fue que no se tomara ni siquiera un momento para dedicarle al público unas palabras, un saludo, un gesto -aunque sea mínimo- de empatía, agradecimiento y conexión. No hubo ni su clásico "¿Cómo están esta noche?", ni otras palabras... Pero aun así, en el mutismo absoluto, la velada terminó con una hermosa (e inesperadísima) versión de "Cucurrucucú Paloma", mientras él jugaba vocalmente con el público y un dron que lo seguía desde el escenario. Con pelotas gigantes y papelitos de colores sobrevolando el público, así Luismi terminó el primero de sus 10 conciertos en Argentina, que están completamente agotados y que prometen renovar, al infinito, el vínculo de nuestro país con su potencia, su profesionalismo y lo mejor que sabe hacer: cantar y conmover con su voz. 

 

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