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Zoe Gotusso: después de su año sabático, habla sobre lo que se viene en su carrera

Su voz es tan magnética cuando canta,pero también cuando nos cuenta sus aprendizajes del último año: respetar el descanso y los tiempos propios para crear, descubriendo que ahí reside su superpoder.


Zoe Gotusso habla sobre su año sabático, los aprendizajes y qué la inspira para crear su música.

Zoe Gotusso habla sobre su año sabático, los aprendizajes y qué la inspira para crear su música. - Créditos: Mica Bianchi



Es más hermoso de lo que imaginamos. Sentarnos con ella en un patio a conversar de la vida una tarde cualquiera, y ser testigos de cómo arma las ideas a borbotones, como quien descubrió la pólvora en algún sueño y tiene miedo de olvidarse la fórmula. Después de un descanso sin agenda, Zoe Gotusso vuelve a entrar en la matrix de la productividad –está preparando el lanzamiento de su segundo disco solista–, pero esta vez ya conociendo el secreto: nada es tan importante, incluso real. Y por eso se da el gusto de poder marcar el ritmo, desafiar las normas establecidas en un mercado que hace tambalear la salud mental de la mayoría y resurgir con nuevas revelaciones. Esas que cocinó en su Córdoba natal, cuando se refugió con su mamá, porque era mucho para una chica de 24 años. Recién terminaban sus shows como telonera de Coldplay, y decidió volver a las fuentes, porque simplemente estaba demasiado cansada. De eso va esta charla, de los aprendizajes que a veces suceden a la fuerza y los que elegimos, de cómo capitalizar aquello que nos pasa y gobernar nuestro ritmo para ir al pulso de nuestro corazón. Zoe recién empieza, pero al mismo tiempo, parece un alma vieja. Es esa contradicción entre vitalismo y quietud, vulnerabilidad y determinación, como quien despierta a la vida: con hambre de maravilla.

En este tiempo que te tomaste para descansar, ¿te preguntaste: “Si todo esto se terminara mañana, ¿seguiría haciendo música?”?

Obvio. La música es algo intrínseco para mí. De hecho, cuando estaba cansada, creo que la pregunta más valiosa que me hice fue “¿qué sentido tiene?”. Perdió el sentido. Y ahí fue cuando me dije: “Che loco, me voy a tomar vacaciones indefinidas”. O sea, vengo laburando desde hace tres años, cinco años. Chau, ¿sabés qué?, no quiero ni saber. A veces hay que alejarse de lo que una más quiere para volver a enamorarse. Yo sentía que me tenía que volver a encontrar con esa Zoe más íntima, que no tiene nada que ver con los logros ni con el reconocimiento superficial, tiene que ver con algo más interno: yo podría tocar solo para mí. Es más, le dije a mi representante: “Che, yo podría tener una casa en un ranchito con libros, discos y la guitarra. No necesito nada más, no necesito que me vean tocar, no necesito una audiencia enorme”. Me hace bien, me encanta, pero no de la forma en que lo venía haciendo, no sé si quería 100 shows en un año, quizá quiero 50, y ya es un montón.

¿Aprendiste a regular?

Aprendí que estoy corriendo una carrera re larga para mí; tengo 26, esto recién arranca. Como que si me voy a poner loca porque se entregó un disco un día después o antes, chau, voy a quedarme sin energía en el kilómetro seis, y son cincuenta. Entonces, es aprender a aplicar la sabiduría de la paciencia.

Y esa sabiduría, ¿es algo que hizo clic en vos o alguien te ayudó a andar más despacio?

La gente te puede ayudar a despejar cosas, o quizá te enseña a través de ser y a través de que vos veas que se puede ser muy distinta. Pero yo creo que el aprendizaje siempre es de una, siento que no te puede enseñar nadie lo que la vida te va a enseñar, me parece. Y siento que me pasó eso. Porque quizá si alguien venía y me lo explicaba, me decía: “Mirá, vos tenés que ser paciente”, no lo iba a aprender. Yo soy una cabezadura total.

“Cuando algo pierde el sentido, es lo mejor que te puede pasar. A veces hay que alejarse de lo que una más quiere para volver a enamorarse”.

“Cuando algo pierde el sentido, es lo mejor que te puede pasar. A veces hay que alejarse de lo que una más quiere para volver a enamorarse”. - Créditos: Mica Bianchi

Eso es lo que te pasó después de los shows de Coldplay, la vida te ayudó a parar...

Sí, me cansé. Creo que fueron la frutilla de un postre que yo me venía comiendo, venía preparando la cena en pandemia con este disco y el postre después fueron como dos años de gira. En 2021 y 2022 hago la gira de “Ganas”, de este disco, Mi primer día triste. Me fue tan bien que no lo sabía. ¡Bah!, bien no; tuve muchas fechas y yo pensaba que eso era estar bien, estar con mucho trabajo. Entonces, me di cuenta de que ya estaba cansada, y eso me pasaba. Como que las peores desgracias son las mejores... “¡gracias!” al final, ¿no? Agradecer lo que pasó porque me enseñó un montón.

Es difícil frenar cuando hacés lo que te gusta y tenés mucha energía.

Yo tengo mucha energía y, por lo general, cuando todo es un “sí”, avanzo. Pero cuando me cruzaba con alguien y me decía: “Qué éxito, lo tuyo”; yo: “Bueno, está bien”. Estaba un poco para adentro y más bien angustiada. Es el famoso cuento de perseguir la zanahoria: me vine a los 20 de Córdoba a vivir a Buenos Aires, empecé a perseguir la zanahoria y apareció, pero nunca termina, la zanahoria, siempre es más tentadora. Y cuando dije: “Voy a descansar”, me pusieron un plato final: me trajeron diez River.

¿Vos sos más bien introvertida?

Soy de las dos. Es una buena pregunta, soy muy geminiana también. Yo tengo mi mundo interior. Ayer fui a una juntada con amigos y mi pareja me dijo: “Sos muy para adentro”. Es loco, porque después salgo para afuera en el escenario. Pero cuando me ponen la juntada a las once de la noche, a mí se me cierran los ojitos, pero porque mi libido está en mi trabajo, en mi música. Pero es un personaje al que me subo y se te va mucha energía. Me hice esta pregunta cuando estaba como más abajo: ¿dónde queda Zoe? Zoe la que canta es una cosa, Zoe la de Coldplay, Zoe la de Salvapantallas, la Zoe que conocemos. Yo me pregunté dónde está Zoe cuando no hay Salvapantallas, cuando no hay Zoe solista, y me di cuenta de que no tenía mucho. La Zoe esa, creo, es la que desayuna, la que se hace el mate, que te hace la comida, es la paciencia, es la felicidad en las cosas simples. Esa Zoe es la que volví a buscar.

¿Y sentiste que estabas perdiendo a esa Zoe?

Yo creo que estaba llena de hambre, con muchas ganas, y a mí me gusta mucho lo que hago, y eso es un peligro. Y cuando la gente te está diciendo que lo que hacés es lo mejor, vos seguís, es como una adicción supongo. Pero después te terminás enjaulando sola, porque cuando iba a un lugar, quizás tenía que ser como una persona que tiene que saludar, entonces si me cruzaba a alguien conocido y capaz no lo saludaba, quizá era de tímida, no es que sea ortiva, soy tímida... Entonces es como que te enjaulás y te querés quedar en tu casa.

O quizás estar tan expuesta te saca energía a veces, ¿o no?

Las desgracias para mí se convierten en las gracias, en agradecer algo que te pasó. Para mí eso fue el primer lanzamiento, cuando me quebró la paciencia esperar tanto por la pandemia. Y en este segundo lanzamiento, que ya tenía el disco listo que voy a sacar ahora en mayo...

Que está hermoso...

Es un disco que tengo listo desde hace un año, que trabajé con Cachorro López y que dije: “Che, loco, no lo voy a sacar todavía porque lo quiero salir a cantar, a contar, y no tengo apuro”. No tiene sentido. Para qué voy a correr tanto si me voy a sentir mal. Ya no quiero correr más. Me encanta, soy re de perseguir sueños, tengo una energía que me vas a ver. Trabajo, voy al palo, hoy estoy con la compu, y bueno, tengo que aprender a regular.

Las famosas regulaciones. Y volviendo a la Zoe simple..., ¿qué cosas te hacen volver ahí?

Todo lo que es afecto me hace muy bien. Porque a mí el trabajo y la performance me ponen más maquinita; me tengo que despertar, tengo que salir, tengo que dormir poco, tengo que rendir. En cambio, si viene mi mamá, tenemos una charla o me abraza, me ablanda, si le lloro a la persona que amo... Como que me pongo más vulnerable, los vínculos me ponen suavecita. El trabajo me pone más durita. Suena feo, pero es así. Después está la Zoe sola, que es la Zoe sin guitarra, sin canciones, en la intimidad, eso me pregunté, ¿dónde está tu vida privada?

¿Qué es el éxito hoy para vos?

El éxito está ahora. Como dije, tengo plena confianza en mí y nunca perdí mi norte. Sentí que lo iba a perder y nunca lo perdí. Confío, voy a llegar, el maratón es largo, pará. Como que el disfrute está ahora de verdad. El pasado ya es pasado, el futuro no existe tampoco. Lo único que puedo hacer es ser astuta y sabia en este momento, estar en este momento. Yo vivía a futuro y después, angustiada, vivía el pasado. Que yo hice tal y que ahora estoy cansada y no puedo ser... Ni en pedo. Es más, para mí, ahora voy a salir más arriba que nunca. En ese tipo de “éxito” que conocemos.

¿Por qué te guardaste?

Porque sé lo que quiero, porque ya no pongo el lomo como antes. Es clave poner límites.

Además, siempre la piedra preciosa es la que más escasea, ¿no?

No hay nada más lindo que ir a Córdoba y ver una montaña virgen. Eso es lo que escasea. Creo que hay una mirada cortoplacista de subir esta entrevista y que haya números. Subir esta foto y que haya números. Y nadie está pensando en el largo plazo. Nos queda un montón y no sé si se van a acordar porque un video se haga viral ahora. Excepto que sea una pieza de arte que creaste. Para encontrar ese contenido, no te queda otra que mirar para adentro.

“Creo que si no fuese música podría coordinar cosas. Me gustan los proyectos”.

“Creo que si no fuese música podría coordinar cosas. Me gustan los proyectos”. - Créditos: Mica Bianchi

Por eso tantas personas están hablando ahora del tema salud mental, porque no saben poner ese freno...

Yo no me sentía ni deprimida, tenía ganas de vivir, pero estaba cansada de ver tanta gente, de hablar tanto, cansada de la máquina. No quería hacer eso. Me convertí en algo que pensé que me había hecho llegar al “éxito”, que era ser sonriente, complaciente, dulce. ¡Loco, a veces estoy de mal humor! Quizás ahora haya personas que digan: “Che, está más forra, Zoe”, pero bueno, no, está cuidándose. Siento que estuve angustiada. Pero me angustió la idea de estar cansada. Estaba confundiendo cuáles eran mis deseos con los deseos del resto. Y entonces, cuando me di cuenta... “Pará, ¿qué querés vos?”, me pregunté. No tiene sentido: ¿vos qué harías? Ah, no, yo quiero hacer un ranchito con mi familia. Punto. Entonces no estás angustiada, boluda, ¡querés hacer otra cosa! Laburaste un montón y te podés ir a Córdoba. Esa es la felicidad para mí. Punto. Y me fui a mi casa a hacer granjita.

A apapacharte...

Obvio. A volver a ser hija. Dije: “Claro, loca, tenés 24 años”. Pasé mi cumple con mi vieja. Nadie más. Y bueno, eso fue el principio de lo mejor. Yo creo que esto que me pasó fue lo mejor de todo. Me siento bárbara. Estaba bárbara. Solo estaba como con el foco corrido. Pero bueno, me sirvió. Hice un checkpoint. Trabajé un montón. Siempre uso esto de “viene la ola”. Vino la ola. Yo la surfeé. Tiré unos trucos. Tiré tantos trucos que después quedé como con las gambas agotadas, al lado de la playa. Bueno, ahora ya descansé. Es más, estoy para prender la moto. Ahora sí estoy. De a poquito. A ver, vamos a un show. A ver qué siento. Me gusta. Después me volvieron a invitar a ir al Kuelgue a cantar. Como que me empezaron a invitar mis amigos. “¿Che, cantás?”. “Ay, pero no estoy tocando”. “Pero vení al estudio a divertirte”. Hice eso. Y me empezaron a invitar a cantar. No era mi show, sino que era el show del Kuelgue. Aprendí que esto de romperte el lomo y de salir 70 veces a tocar no hace falta. Podés elegir cómo querés hacer. Preguntarte: ¿qué tipo de carrera quiero? ¿Qué tipo de artista soy? No es una carrera. Es un camino muy grandioso. Estoy feliz. No sé cómo explicarlo.

Es un aprendizaje muy lindo, este de acompañarte en las oscuridades, de bancarte...

Y hay que mostrarse tal cual. La vulnerabilidad creo que es como el principio del camino de la fuerza, también, ¿no? Como que empieza por ahí. Es lo más lindo. Así que, bueno, estoy totalmente entregada, estoy sensible y vamos. Ya ese es el punto de partida, ¿no? Por eso digo que la vulnerabilidad es el camino de la fuerza.

Y el resultado fue este disco-medicina, que es una oda al amor, ahora que estamos todos un poco rotos.

Mi vieja me dice siempre: “Zoíta, la gente está tan rota, el mundo está tan roto, que con solo dar un poco de calma, ya estás haciendo. No tenés ni que performear, nada, hablales. Sentate, saludá, hablá con calma. Ya está”. Estoy tranquila ahora. No soy una persona tranquila porque tengo mucha energía, pero sí me siento más calma. Y te digo, claro que quiero cosas. Quiero ganar y perder cosas. Quiero perder lo que ya he pasado o soltar las cosas que no quiero más en mi software de hoy. Y quiero ganar cosas. Claro que las quiero ganar. Que quede claro eso. Tengo hambre.

¿Hambre de qué tenés?

Quiero estar tranquila y no quiero decir esta palabra, ser feliz, pero sí. No quiero llegar a nada. Estoy ahora. Estoy tranquila. Estoy contenta. ¿Qué quiero? Lo que tengo y disfrutarlo. El resto va a venir. Hace poco, Miley Cyrus dijo una frase que me quedó mucho. La voy a hacer a mi manera. Ella ganó su primer Grammy y dijo: “Yo toda mi vida estuve buscando este momento. Quería cazar mariposas, estuve atrás de mariposas toda una tarde. Cuando me agoté, me prendí un cigarrillo. Y de repente veo mi mano y tenía una mariposa”. Si vos me preguntás qué quiero, yo quiero estar tranquila, estar bien, en salud, en familia, en afecto. Y expandirme, como la mejor Zoe que yo pueda ser. Y lo mejor que yo pueda dejar en el mundo. Lo quiero hacer. Lo externo va a ser un resultado de lo interno. Yo creo eso. Eso quiero. Obviamente me imagino que si yo no estoy en vida, van a estar mis canciones, eso me rompe el cerebro. Por eso, siempre invito a la gente a que haga cosas. No solo son canciones. Que deje cosas. Lo que sea.

“Me enamoré y a mí me hace re bien el amor. Siento que es una consecuencia de que yo empecé a sentir- me bien y encontré a alguien con quien compartir otras cosas”.

“Me enamoré y a mí me hace re bien el amor. Siento que es una consecuencia de que yo empecé a sentir- me bien y encontré a alguien con quien compartir otras cosas”. - Créditos: Mica Bianchi

¿Como huellas que vas dejando?

Hay que crear. El que entretiene, el que crea, el que hace contenido, en todo sentido, el que se mete adentro y logra sacar en lo abstracto algo para afuera tiene su vida asegurada. Es infinito. Es para siempre. Entonces también pienso en eso. Como en no estar y que hablen mis canciones. Y bueno. Eso es un gran trabajo de vida y ya.

¿Y cómo sos como líder?

Podrías preguntarle a la gente que labura conmigo. Creo que soy una buena líder, tengo cosas buenas y claro que tengo falencias. Soy buena porque soy muy maternal. Voy a cuidarte, te voy a decir que lo estás haciendo muy bien aunque no lo estés haciendo bien para que vos te sientas bien y lo termines haciendo bien. Voy a cubrirte mucho la espalda, y al hacer tanto todo, mi falencia es que si vos me das este cuadrado, yo te voy a ocupar todo. Entonces, a veces no sé delegar y eso me quema. Porque te pido que hagas y después no te dejo hacer. No sé delegar, soy egoísta, la verdad. El egoísmo hay que saber dónde ubicarlo, pero yo voy bastante determinada por mi interés. Estoy aprendiendo. Hay que aprender a ceder porque la gente con la que trabajo no es solo una herramienta, sino que son personas. A veces puedo ser sincera y hay gente que no se banca las cosas crudas y la hieren, porque los artistas son muy sensibles. Igual, si hago un balance general, no lo digo con soberbia, lo digo con mucha confianza, creo que soy una gran líder. Me apasiona tanto hacer una canción como armar un equipo. Cuando vi a Coldplay, lo que más me gustó no fue volver a mi casa y que me siguieran miles de personas, fue estar en el backstage y preguntarle a una stage: “¿Cuántos son?”, y que me respondiera: “250 más la gente de acá”, y dije: “Wow, lo hicieron”. Yo, que soy una optimista, digo: “¡Ah, lo puedo hacer!”. Antes éramos 2, ahora somos 15, en el Rex fuimos 30. Se hace.

A veces es abrir el diálogo, escuchar a tu equipo, ¿le das espacio?

Una vez pasó algo interesante, que vino mi mamá a un show, y ella no es ninguna tonta, así que después, en la combi de vuelta, les preguntó a todos: “¿Qué opinan del show, chicos?, ¿y vos qué opinás?”. Hizo opinar hasta al que venía de acompañante, hasta al sonidista. Pasó algo interesante, que dije: “Ay, qué bueno no ser yo la que dice todo, porque si no, sos la que hace las canciones, la que pone la cara, la que reta”. Para mí es clave entender las cosas buenas y las cosas malas de tu equipo. Cuando vos entendés, “che, a esta persona no le sale esto todavía, no se lo pidas más”, es como pedirle manzanas a un árbol de peras. Ahora hace mucho que no compongo, por eso mi cabeza creativa está en el armado del equipo, y me encanta. Creo que si no fuese música, podría coordinar cosas. Me gustan los proyectos. Mientras me guste, no tengo drama de soltar la guitarra. La voy a agarrar porque está dentro de mí, pero podría hacer cualquier cosa.

Si a los 26 años creés que las desgracias se convierten en “gracias”, entendiste todo. No hay mucho más en la vida que eso... Sobre todo para vos, que sos una optimista serial; de pronto, pegarle la vuelta a eso te libera.

No tengo miedo a nada, no tengo miedo a equivocarme en vivo. ¿No quiere venir nadie de la banda?, salgo yo y hablo. El show de repente puede ser cualquier cosa, no importa, la gente quiere venir a ver lo que tengo. Tampoco tuve nervios cuando volví a tocar. Obvio que me temblaba el corazón, pero decía: “Che, loco, soy yo”. Estuve pasándola tan mal en mi cuarto que, ahora, ¿voy a salir para pasarla mal? Ni en pedo. Voy a salir y voy a ser yo. La canción “No hay nadie como tú” habla de eso y por eso es hermosa, porque dice: “Sos bárbara y tu superpoder es ser vos”. Yo le pegué la vuelta a una primera temporada o segunda de mi vida que es lo mejor. Todo bien con Coldplay, con el Latin Grammy, cantar en el Gardel, es hermoso, es un mimo, es lindo que se te reconozca, pero el autorreconocimiento es el momento clave de la vida. Por eso ahora me siento muy enfocada, no pierdo tanto el tiempo. Si alguien va a pensar que yo soy forra porque no lo saludé en un evento, perdón, o quizás estaba muy tímida o no te vi, o vení y me abrazás o voy. Ya no me voy a enroscar tanto con las cosas que me enroscaban. Estoy como re liviana.

Dijiste algo lindo alguna vez, que al tocar en restaurantes donde hay mucho ruido una tiende a subir la voz, impostar, y es al contrario, hay que ir hacia adentro.

Exactamente eso. Yo tocaba mucho en bares con ruido de tenedor. A los 17, yo trataba de hablar más fuerte, y no. Si hablás bajo, la gente va a decir: “Ah, pará, qué es lo que está pasando”. Pero bueno, también hay algo natural en mi voz, que es como más calma.

¿Qué tenés de cordobesa?

Creo que el verde, las plantas, la calma. De hecho, ahora me pasa que me empiezo a imaginar dónde quisiera vivir en Capital y me respondo que no sé. No encuentro todavía un lugar que sea para mí porque estoy acostumbrada a vivir al lado de la barranca del río. Como que estoy desconfigurando. No conocí todavía el lugar donde diga “acá quiero vivir”. Quizá tenga que romper un software, todavía quiero ser nómada, quiero ir de viaje. Ahora me voy a ir a España dos meses, tengo ganas de eso. Estoy para ser nómada y mutar.

¿Te vas con tu pareja?

Entendemos que recién estás comenzando una nueva relación... Sí, me voy con mi pareja, me voy sola también. Estoy feliz. Voy con toda. Quizás esto se pincha en nada, pero me la re juego en el amor. Me enamoré y a mí me hace re bien el amor. Siento que es una consecuencia de que empecé a sentirme bien, encontré a alguien con quien compartir otras cosas.

¿Y si tuvieras un mensaje para darle al mundo hoy?, ¿qué palabras te resuenan en este momento?

Mi habitar es el mensaje. Creo que dije varias cosas: no todo es lo que parece, miren adentro, no miren afuera, no mirar al costado, porque no van a encontrar nada. La sustancia más linda está adentro. Está bueno mirar a los costados para aprender, pero siempre con el balance de volver adentro. Nadie tiene la posta. No estemos apurados, porque cuando llegues a ese lugar que pensaste que te iba a dar la felicidad, no te va a dar nada, y la felicidad estaba justo a la vuelta de la esquina.

Estilismo de Virginia Gándola. Maquilló y peinó Malena Prestifilippo de Estudio Frúmboli. Agradecemos a Las Flores (@lasflores.bue).

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