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Para muchos, hay un antes y un después en el cine erótico (comercial) de la década del noventa, gracias a este thriller dirigido por Paul Verhoeven y protagonizado por Sharon Stone y Michael Douglas. Solo bastó una escena para convertir en un clásico a esta historia centrada en Nick Curran (Douglas), un detective de San Francisco que debe investigar el brutal asesinato de un ex rock star. Todas las sospechas apuntan a Catherine Tramell (Stone), una sensual y manipuladora novelista con la que Curran termina más que obsesionado, intentando descubrir la verdad… entre otras cosas.

La década del noventa atestiguó un gran renacimiento del cine catástrofe. De repente, Hollywood nos invadió de asteroides, volcanes y tornados asesinos, como el caso de este drama adrenalínico protagonizado por Helen Hunt y Bill Paxton. Jo y Bill Harding están a punto de divorciarse, pero intentan que los problemas de pareja no interrumpan sus tareas científicas: los muchachos se dedican a perseguir a estas bestias climatológicas con la misión de crear un avanzado sistema de alerta meteorológica para evitar futuros desastres. Se viene una secuela, ¿estará a la altura?

Para mediados de los noventa, la carrera del joven Brad Pitt venía bastante bien, pero le faltaba dar ese gran salto al estrellato. La oportunidad vino de la mano de Anne Rice y sus Crónicas vampíricas, interpretando a Louis de Pointe du Lac: el chupasangre del título que, en épocas modernas, decide relatar sus peripecias y cómo llegó a convertirse en una criatura inmortal desde su Louisiana natal en el siglo XVIII. Desesperado, tras perder a su esposa y su hijo por nacer, Louis cae bajo los influjos de Lestat de Lioncourt (Tom Cruise), un vampiro tan seductor como mortífero.

Un poco por ambición científica y otro tanto por la monetaria, un empresario logra clonar genéticamente a las grandes bestias del período jurásico para su nuevo parque de atracciones temático. La codicia de un empleado pone a todos en peligro demostrando, una vez más, que no se puede jugar a ser ‘dios’ cuando se trata de la naturaleza. Steven Spielberg toma la novela de Michael Crichton, mezcla sus viejas fobias y juega al científico loco, creando el mejor híbrido entre el anticuado cine de monstruos y los efectos más modernos.

Una de esas comedias románticas británicas que podemos ver hasta el hartazgo. La película de Mike Newell envejeció bastante bien en estos 30 años, ya que la historia nos presenta un abanico de conflictos amorosos ambientados en una era un tanto pesimista en cuanto al romance y la percepción sobre el matrimonio que no cambió mucho hasta la fecha. Por aquel entonces, Charles (Hugh Grant) y sus amigos transitaban estos eventos sociales en busca de su media naranja, aunque no siempre con el esperado final feliz al mejor estilo hollywoodense.

Por lejos, uno de los mejores thrillers de suspenso de todos los tiempos, gracias a la obra del genio creativo de Thomas Harris y a la dupla protagonista: Jodie Foster y Anthony Hopkins. Clarice Starling, una joven estudiante de la Academia del FBI, dispuesta a convertirse en uno de los mejores elementos de la unidad de ciencias del comportamiento, enfocada en perseguir asesinos en serie, establece un vínculo inusual con el doctor Hannibal Lecter, un psiquiatra caníbal que puede ayudarla a atrapar a otro criminal que gusta despellejar a sus víctimas.

Sí, la diferencia de edad entre Jack Nicholson y Helen Hunt es bastante palpable, pero esto no impide que la dramedia romántica de James L. Brooks sea una de las mejroes de todos los tiempos, gracias a la humanidad de sus personajes. Él, Melvin Udall, un famoso escritor de novelas que no puede escapar de su trastorno obsesivo-compulsivo; ella, Carol Connelly, la camarera y madre soltera que lo atiende con paciencia, más allá de sus berrinches. La personalidad de cada uno impacta en la vida del otro cambiándolos para siempre y haciendo que la unión (y el amor) sea inevitable.