Vuelve Bellas Artes: por qué no deberías perderte la comedia de Oscar Martínez
Sumándose al éxito de "El Encargado" y "Nada", "Bellas Artes" juega con el humor en un ambiente que parecería destacarse por su intelectualidad y conservadurismo.
23 de octubre de 2024
Oscar Martínez es el gran protagonista de Bellas Artes, la serie de Disney+. - Créditos: Gentileza de Disney+
Desde El Encargado hasta Envidiosa, no quedan dudas de que las ficciones argentinas están viviendo su propia Edad de Oro y —una vez más— desmuestran el enorme potencial creativo que nuestra industria nacional posee. Ganando muchísimo vuelo gracias a las nuevas plataformas on demand, hay algo de "localista" que conquista tanto a los corazones argentinos (que siempre sabemos reírnos de un buen chiste autocrítico) así como también a las audiencias internacionales.
Es de todo esto que Bellas Artes hace su propia conquista: protagonizada por Oscar Martínez y creada por Gastón Duprat, Mariano Cohn y Andrés Duprat (quien, además, es el guionista de la serie), la historia en realidad nos lleva a España y su narrativa logra combinar a la perfección las idiosincrasia de ambos países.
¿Cuál es la historia de "Bellas Artes"?
Bellas Artes puede ser definida, perfectamente, como una workplace comedy. Muy en mood en lo que vimos en series como Superstore o Abbott Elementary, el escenario principal de la historia es un importante museo de España, el cual está en la búsqueda de un nuevo director. Ahí es en donde el personaje de Oscar Martínez —llamado Antonio Dumas— entra en el juego, ya que, después de concursar y ganar el puesto, empieza a trabajar y descubrir el verdadero detrás de escena de la institución. Considerándolo casi como "su última oportunidad" de hacer algo por el arte contemporáneo, lo que en realidad sucede es que dedicará su día a resolver todos los problemas (institucionales, estructurales, artísticos y humanos) que el museo enfrenta: eso va desde el sindicato que lo amenaza con hacer paro hasta los tironeos políticos, para pasar por un grupo de artistas que se quiere atrincherar dentro del edificio o una ballena muerta en descomposición que es parte de una obra de un niño rico convertido en artista.
Trabajando desde el humor temáticas actuales como la igualdad de género, la corrección política, la cultura de la cancelación y la discriminación; Oscar Martínez se luce en el papel de este personaje que es construido como antihéroe y al cual es muy fácil odiarlo como amarlo. Con una primera temporada de solo seis episodios de media hora, la mejor noticia de todas es que la segunda estrena el 23 de octubre en Disney +.
La segunda temporada de Bellas Artes estrenó el 23 de octubre en Disney+. - Créditos: Gentileza de Disney+
Charlamos con Oscar Martínez y Andrés Duprat: "Bellas Artes plantea una autocrítica del mundo del arte"
Creo que Bellas Artes entra perfecto en lo que los norteamericanos llaman workplace comedy y me da curiosidad saber, desde su perspectiva, por qué sienten que el mundo del arte era el escenario ideal para contar esta comedia...
Oscar Martínez: Creo que no es el universo del arte el que tiene eso, sino del equipo detrás de la serie. Andrés, Gastón, Mariano... Eso ocurriría aunque hiciéramos una serie de macetas de cerámica decoradas.
Andrés Duprat: Es tu próxima serie, obvio, uno que hace macetas. Coincido con lo que dice Oscar, pero también está esa mirada autocrítica —eso me gusta aclararlo— porque si bien está esa potencia irónica y crítica, es medio una autocrítica, porque pertenecemos a ese mundo, si querés, más sofisticado de la cultura...
Oscar Martínez: Pero esto nos hace más responsables, más culpables... Andrés
Andrés Duprat: ¡Por eso es una autocrítica! Igual en el mundo de las artes visuales —que es el campo en donde yo tengo mucha experiencia— todo es más en carne viva. La impostura de los artistas... se nota más que, que sé yo, en el mundo de los odontólogos. En el mundo del arte, que también me gusta, hay como un descaro, una especie de voluntad de ser más verdadero porque es "mi expresión" y no es un trabajo en términos más tradicionales. El artista, la persona, está muy involucrado con su obra y es un poco impúdico porque está el rico que gasta millones de dólares en comprar una pieza, que siempre en un mundo tan desigual, hace ruido. Por más que sea lícito y que cada uno con su dinero hace lo que quiere.
Además el mundo del arte está rodeado un poco esa cosa medio festiva, frívola que te hace pensar: "Bueno, estás viviendo medio en una burbuja". Entonces ese universo, contado desde un lugar de trabajo y con otros agentes, nos parecía divertido. Sumando el elemento de que en realidad las personas no conocen la cocina del mundo del arte, uno va a un museo y ves la obra y listo. Pero, como me gusta decir a mí, un museo es un trasatlántico, las exhibiciones es un porcentaje, y después está el equipo de limpieza, el equipo de seguridad, los equipos administrativos, los expertos... todo eso es una trama de relaciones humanas.
Andrés, en esa experiencia de gestión que vos tenés... ¿Qué escenas de Bellas Artes están inspiradas en cosas que realmente te pasaron?
Andrés Duprat: La verdad es que todas las situaciones que contamos en la serie, me pasaron a mí o a colegas. Son cosas que, además, no están exageradas. Uno podría hacer una parodia y te juro que no es para nada así. Eso sí, ¡yo no soy como el personaje de Oscar!
La primera y segunda temporada de Bellas Artes tienen 6 episodios cada una. - Créditos: Gentileza de Disney+
Oscar, pensando en cómo dejamos a Antonio en la primera temporada y en lo que se viene para él con esa reaparición de alguien de su pasado... ¿Cuál sentís que es su curva de crecimiento? ¿Creés que puede cambiar o que está cómodamente sentado en el "Yo soy así"?
Oscar Martínez: Yo creo que 90% es esto último. Es un hombre muy estructurado. Al que no le entra una bala. Que es ermitaño, que es decididamente antipático... tiene cero empatía. No le importa, ni le preocupa nada. Tiende a ir a más con esa característica de su personalidad. Pero, quizás, hay una cosa que puede llegar a herirlo un poco y es el nieto. Si bien está muy desarrollada la incapacidad que tiene este hombre para conectarse (con el hijo... ni hablar que ni siquiera intenta reparar ese vínculo), para el niño es como jeroglífico... un aparato extraño.
A mí me gusta humanizarlo (no solo a Antonio, sino a todos los personajes) y creo que la humanización pasa, como en todos nosotros, por su zona vulnerable, su fragilidad. Alguien tan pertrechado como él, seguramente se defiende sin saberlo de una fragilidad a la que le teme por alguna razón... entonces a partir de miradas, de pensamientos, de actitudes que él tiene cuando interactúa con su nieto, creo nos demuestran que ahí tiene algo latiendo que se parece al amor (o, por lo menos, es un embrión de un latido amoroso). Voy a la frase que vos decías de "Yo soy como soy", esas personas que dicen: "Yo soy así. Tómalo o déjalo". Tiendo más a creer que va más por ahí, a pesar de que es un tipo indudablemente inteligente, tiene un tipo de inteligencia aplicada a su desempeño laboral.
Siento que más allá de su profunda conexión con el arte, él es un verdadero artista en la resolución de problemas... Cualquier cosa que se le presenta, le va encontrando la vuelta. ¿Qué sentís que lo termina motivando?
Oscar Martínez: Creo que es lo que más lo divierte. Creo que estar en medio de esos líos es casi su deporte favorito, pensar: "A ver, ¿cómo salimos de esta?" y él confía que algo se le va a ocurrir. Sale de algunas muy, pero muy difíciles, como para presentar la renuncia antes de que nadie le diga nada. Pero son esas situaciones las que le generan una adrenalina, como al tipo que le gusta el peligro. Lo divierte, le apasiona, lo enciende... y es lo que más le gusta de estar ahí. Todo el resto, lo burocrático, las cosas que le trae su secretaria... eso lo abruma. Desde el primer día, él se dice a sí mismo: "¿Por qué te metiste en esto?". Pero lo otro, le encanta... está en su salsa.
En la segunda temporada de Bellas Artes la expareja del Antonio reaparecerá y movilizará su mundo. - Créditos: Gentileza de Disney+
Abriendo un poco el debate y ya yéndonos al fenómeno... Bellas Artes se suma al éxito de las series argentinas que tienen como eje central un personaje masculino que es construido como antihéroe. Ese personaje que amás y odiás. ¿Por qué creen que las audiencias logran conectar con ese personaje?
Oscar Martínez: Mirá, yo tenía algunos temores antes de que la primera temporada saliera. El primero era que, ya desde el título, no resultara interesante. "¡Uh! Esto es sobre un museo... debe ser un embole". Por suerte, la gente comprendió rápidamente que el museo es un micromundo que está atravesado —tanto la institución como los personajes— por cuestiones de orden personal, laboral, político... como nos pasa a todos, todo el tiempo y en todas partes. La gente se interesó por eso y el hecho de que sea un mundo tan particular que conocemos tan poco, se convirtió en un atractivo.
El otro temor que yo tenía era que el personaje fuera detestado. No porque me importe que quieran al personaje que estoy interpretando —he hecho personajes abominables, como todos los actores— sino porque es muy difícil interesarte y conectarte con una película o una serie que no te produce empatía. Que lo tenés muy afuera. Pero pasó, porque me lo dicen tanto en la calle como en redes, que lo aman. Me sorprendí para bien y me pregunté el porqué es... y creo que es por algo que tienen Andrés, Gastón y Mariano —vos dijiste la palabra antihéroe— y que está en otras obras de ellos, que estos personajes llevan a cabo comportamientos y verbalizan cosas que todos querríamos poder decir, pero que por las convenciones sociales y los mandatos, lo políticamente correcto... ¡Por lo que sea, pero no las decimos! Entonces, cuando aparece un personaje que está decididamente en contra de todo lo políticamente correcto, pero que además tiene argumentos... La gente me dice: "¡Al final alguien que dice las cosas!". Así que creo que algo de eso hay, creo que lo aman porque se toma el permiso y está dispuesto a pagar los costos que hay que pagar. Termina siendo casi de orden catártico para las personas.
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