9 de espadas, la carta del Tarot que nos habla del miedo. - Créditos: Valentina Bussi.
Cada vez que aparece el 9 de espadas en una sesión es muy probable que quien consulta esté atravesando una situación que le da miedo, según nos dice la tarotista terapéutica Silvina Pizarro.
El miedo es una emoción básica. Proviene de un acontecimiento que se siente como una amenaza. Pizarro, que es estudiosa de la obra de Jung, describe: hay dos tipos, muy diferentes, de miedos: el miedo que nos prepara para subsistir y el psicológico.
Para el primero, ejemplifica: si estamos en el medio de una selva y de repente nos damos cuenta de que nos está persiguiendo un león, el miedo nos va a producir que nuestro cuerpo reaccione velozmente y en un menos de un minuto estemos arriba de la copa de un árbol para evitar ser devorados. Es netamente instintivo.
El miedo psicológico, en cambio, nos habla más de un estado interior que de una experiencia externa. Los motivos de este tipo específico de miedo pueden ser varios: los pensamientos que tenemos (una y otra vez) en torno a un conflicto que estamos atravesando, la incertidumbre que nos generan los nuevos desafíos que decidimos atravesar o experiencias pasadas traumáticas que aún no han sido sanadas.
¿Qué hacer cuando nos encontramos como el personaje del 9 de espadas? Pizarro aclara que en una sesión de tarot terapéutica siempre dependerá del resto de las cartas que salgan para encontrar el camino que permita darle al consultante diferentes herramientas para gestionar esa emoción a su favor.
Pero ella resume diferentes tipos de miedos en relación con esta carta y sus salidas posibles.
Cuando sentimos miedo por un nuevo desafío que nos hemos propuesto (dar un examen, iniciar un nuevo reto profesional, a modo de ejemplos) hay que saber que es absolutamente normal que sintamos esa emoción porque como somos criaturas de costumbres (la gran mayoría de nuestros comportamientos se rigen por hábitos): la incertidumbre nos genera miedo, inestabilidad y ansiedad.
Aquí recomiendo: cualquier actividad que le permita al cuerpo sacar para afuera la presión interina (ejercicio físico principalmente), visualizar nuestro futuro soñado como si este ya fuese el presente cotidiano (dejar fluir nuestra propia imaginación a favor de nosotros mismos) y acallar la mente mediante la meditación y/o la presencia consciente (enfocarnos en el aire que entra y sale de nuestro interior o en lo que está sucediendo “aquí y ahora” a nuestro alrededor).
En el caso del miedo generado porque tenemos que resolver una cuestión en nuestro futuro inmediato y no encontramos el cómo (conflictos vinculares y/o económicos, por ejemplo) un ejercicio que es muy efectivo es escribir en un cuaderno: ¿qué puedo hacer para solucionar este tema? Y dejarnos llevar por las respuestas que surjan en el proceso de la escritura.
En el caso de acontecimientos traumáticos del pasado que aún regresan, aquí lo más recomendable es trabajar la sanación. Hay diferentes tipos de abordajes cuya selección dependerá siempre de las preferencias de cada ser. Iniciar un proceso terapéutico es uno; trabajar nuestra energía a consciencia, es otra alternativa. En esta rama se encuentran las sesiones de tarot, de astrología y las constelaciones (tres herramientas que, desde mi punto de vista, son muy útiles y concretas).
Por último, Pizarro deja una recomendación: dice que siempre conviene recordar que somos responsables de decidir a consciencia el modo en el que alimentamos nuestra mente ¿qué libros leemos? ¿qué programas de televisión consumimos? ¿cuál es la calidad de nuestros vínculos? “Estos son interrogantes que valen la pena analizarlos con la finalidad de nutrir nuestra pisque de fuentes externas que potencien las emociones que nos motivan y elevan (el amor, la alegría, el entusiasmo, la empatía), a la vez que disminuyen el peso energético de las que operan como verdugos interinos (el miedo, el odio, la venganza, la culpa)”, sostiene.
Y finaliza: “Hay que recordar que en nuestro ser habita el niño o la niña que fuimos y que de nosotros depende permitirle que se exprese, juegue y sane es siempre una elección a favor de la vida en la que no solo nos permitimos expandir a nosotros mismos, sino que además también, en ese movimiento amoroso para con nosotros, también producimos un cambio en el afuera”.
9 de Espadas, del tarot
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