Carpinchos en Nordelta. - Créditos: Pezibear en Pixabay
Los carpinchos no “invadieron” las calles de Nordelta como anunciaron los medios de comunicación. Estos roedores ya vivían ahí, mucho antes que los 40.000 habitantes que hoy conforman esta ciudad ubicada en el partido de Tigre.
El carpincho es una especie autóctona del Delta del Paraná, ecorregión conformada por un mosaico de humedales. Estos ecosistemas -esenciales para la vida en el planeta- son las reservas de agua más importante de la humanidad y el hábitat de otros mamíferos y animales, además de plantas diversas. Sin embargo los humedales no son valorados como ecosistema en sí sino por su valor en billetes lo que provocó el avance de proyectos de agricultura y ganadería, de minería (sobre todo de litio) y de la industria inmobiliaria. Estas actividades desarrollan sus negocios sobre humedales haciendo añicos su composición y sus funciones como ecosistema pero llenándose los bolsillos.
Los humedales no son solo el Delta. Los humedales ocupan el 21.5% de nuestro territorio y hace 30 años que Argentina está adherida a la Convención de Ramsar -acuerdo internacional que promueve la conservación y el uso racional de los mismos en cooperación internacional con otros países- sin embargo están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques y a la fecha no hay ley que los ampare.
Carpinchos en Nordelta. Archivo La Nación. - Créditos: Gentileza: Gustavo Iglesias
Humedales, clave para el futuro
“La Ley de Humedales pone un freno al gran despliegue de proyectos sin una previa evaluación integral de cómo afecta al ecosistema”, explicó Laura Vidal, miembro del área de campañas de Greenpeace, a Ohlalá. Esto significa que las autoridades deberán evaluar el impacto ambiental antes de que una obra se lleve adelante. Y siguió: “Según datos de Fundación Humedales, en 2018 ya habían 543 proyectos registrados, entre los que estaban en construcción y los que estaban por hacerse en el Delta. Eso tiene demasiado impacto en el ecosistema. La Ley de Humedales restringiría esta intervención y es por eso también que no avanza porque preservar los humedales está siendo visto como una amenaza para proyectos económicos, no solo de urbanismos sino también agropecuario”.
Esta ley contempla además la realización de un inventario nacional de humedales y un ordenamiento donde se incluyen zonas amarillas y rojas. Las áreas amarillas permiten pequeñas actividades sustentables sobre los humedales y las rojas prohíben todo tipo de actividad económica y la dotación de recursos al poder ejecutivo para la correcta aplicación de la normativa. Además “incluye la figura de delito penal -con multas significativas- para que no se pueda avanzar mediante incendios o endicamientos y terraplenes como viene ocurriendo desde hace varias décadas”, completó Laura Vidal.
El humedal previo a la construcción de las urbanizaciones era el hábitat natural no solo del carpincho sino también de la avifauna del lugar, de anfibios, reptiles y otros especímenes silvestres. Cuando este barrio avanzó se modificó drásticamente este ambiente y ante esto pueden ocurrir dos cosas: las especies se extinguen localmente o se adaptan y tratan de sobrevivir de alguna manera, como es el caso del carpincho que se volvió muy visible porque se mueven en grupo y es inevitable no verlos mientras pasean por las calles y parques.
Los usuarios bromearon sobre el encuentro entre caniches domésticos y carpinchos salvajes. Fuente: Rafael Parnaso. Archivo La Nación.
Cóndores y pumas, también en peligro
Lo cierto es que hay diversidad de situaciones en la que la fauna silvestre comparte ambientes donde ahora habitan personas. La gran mayoría de las especies vio limitada su área de vida a zonas poco intervenidas y los humanos comprometemos la supervivencia de la fauna salvaje cada vez más como es el caso del cóndor andino y del puma.
Los cóndores se encuentran en declinación debido a los envenenamientos, intoxicación por plomo, captura ilegal y disparos de armas de fuego. En 2018, en Mendoza, se hallaron 34 cóndores muertos por haberse alimentado de un cadáver que había sido envenenado deliberadamente a fin de eliminar mamíferos depredadores del ganado. El puma por su parte se enfrenta a la destrucción de su hábitat y la caza. En Argentina está permitida la caza de trofeos desde 1981. Una de las especies silvestres autóctonas más codiciadas para la exportación como “trofeo” es el Puma concolor: en 10 años se exportaron 400 cabezas según datos de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Tenemos que replantearnos nuestro vínculo con la naturaleza y buscar la manera de coexistir. Buscar otras formas de relaciones posibles, que se entrelacen con lo vivo sin destruirlo sino regenerándolo. “Tenemos que proteger el 30% de la tierra, reducir las presiones sobre nuestros ecosistemas oceánicos. Finalizar la deforestación, restaurar los bosques y humedales y adoptar la agroecología junto con dietas más orientadas a las plantas para que nuestro vínculo con la naturaleza sea más armónico”, opinó la activista de Greenpeace.
Vidal continuó: “Para generar resiliencia tenemos que proteger y restaurar los ecosistemas. Si tenemos ecosistemas saludables vamos a ser más resistentes, todos, ante el inevitable cambio climático que ya nos está afectando y es muy visible en nuestro país. El único modo para frenar la crisis climática va a en línea de que los gobiernos escuchen a la Ciencia y planteen políticas que vayan en línea con el Acuerdo de París (para mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C)”.
Tenemos esta responsabilidad. Cuidar, preservar, regenerar y luchar contra lo que ataca nuestra biodiversidad. Los carpinchos dejan en evidencia el gran problema que implica construir sobre humedales y ahora las autoridades deberán promover el bienestar general de la especie y asegurarles una relocalización en reservas en el Delta. Pero ni esta, ni removerlos del ecosistema es la situación, la Ley de Humedales sí.
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