Cómo se construye una casa ecológica de barro

Lisandro Lojoya es bioconstructor, con varios años de experiencia y, en este momento, tiene dos obras en desarrollo. El mismo vive en una casa de barro que construyó con sus propias manos. Y detalla sus ventajas: “La temperatura es constante a lo largo del año, con una estufa se mantiene todo. También la humedad oscila poco, ya que la pared se encarga de mantenerla, absorbiendo o largando. La acústica, por el grosor de sus paredes, es excelente. Y, por último, los pisos de tierra… caminar descalzo es otra textura, tratamos de que todos entren descalzos”.

Su casa, por ejemplo, tiene 80 metros cuadrados y se construyó en 9 meses con un equipo de 5 personas. Al tratarse de un sistema poco común, está acostumbrado a recibir muchas preguntas antes de que el cliente toma le decisión. Estas son algunas de las más comunes.

Se puede hacer todo el año, pero la mejor época es al inicio de la primavera, para trabajar con más insolación. No hay posibilidad de acelerar los procesos porque no se usan acelerantes: es importante que las paredes sequen bien por dentro, algunas tienen, como las paredes sur, 80 centímetros de espesor.

Sí, algunas se hacen, lo que no hay es legislación aún. No está dentro de los materiales permitidos para la construcción. Aunque es la tierra más barata de conseguir y no genera ningún daño al medio ambiente.

La mezcla se hace el día anterior, en un lugar que se llama cancha. Se logra un barro fangoso. Luego al otro día se agrega arena (la mitad de lo que se usó de tierra). Se puede hacer a pata, con un caballo o con un arado con motor. Luego se le agrega tanta paja como tierra, se mezcla y se empieza a formar la pared. Se puede subir unos 30 cm de altura por día. Es lo más parecido que hay a cómo hace la casa el hornero.

El techo se hace con una estructura de palos que se apoya sobre un anillo de madera para repartir el peso en las paredes. Luego que se forma el esqueleto se ponen una telaraña de cañas y por último se coloca la paja.

Más allá de que el impacto ambiental es muchísimo menor, otra diferencia, que no suele tenerse en cuenta, es la facilidad que da para intervenir los espacios. Por ejemplo, una clienta me pidió que la pared del baño tenga todos frascos de perfumes insertados en la pared. Algunos también le ponen damajuanas o recortes de mosaicos. En realidad, el límite es la imaginación.

Se suele utilizar un pozo canadiense: es un tubo de 20 cm de diámetro que se hunde 2 metros en la tierra, luego dobla 90 grados para ponerse paralelo al piso y se aleja unos 25 metros. Con esto se logra generar, todo el año, una circulación de aire al interior de la vivienda de unos 23 grados. Cuando afuera hacen 40 grados sigue con esa temperatura, de igual forma cuando hacen 10. Para eso se ponen unos eólicos en el techo y así recircula el aire en toda la casa.

Tratamiento de aguas grises: el agua de la ducha y la cocina va a plantas, son achiras y totoras, que la filtran. Se podría reutilizar esta agua para el riego o el lavado, pero a veces las plantas se la consumen toda.

El baño seco: no utiliza agua en la descarga y va todo a una cámara donde se composta, el orín se utiliza para fertilizar y la materia fecal genera un humus que puede servir para fertilizar, por ejemplos, árboles frutales. Se mezcla con pasto seco y lombrices californianas.

Hay casas y casas, algunas sin duda invitan, incitan, casi que obligan, a un cambio de vida. Dentro de estas últimas podrían contarse las casas de barro, tan pintorescas como provocadoras, contra un mundo que crece entre cemento, acero y cristal espejado.