Dejó la empresa familiar y lanzó su marca de vinos orgánicos
20 de agosto de 2019 • 03:38
Créditos: Sofía López Mañan. Producción de Natalia Señorales.
De mamá sanjuanina y papá mendocino, el mundo del vino estuvo siempre presente en la vida de Laura Ciacera, o Lala, como le dicen sus amigos. Es algo que lleva en la sangre, desde su abuelo materno, que fue el primero de la familia en dedicarse a la vinificación. Laura estudió Comunicación Social y enseguida empezó una carrera corporativa, pero dejó todo ese mundo para crear una bodega junto con su familia en La Guardia, provincia de San Juan.
Después de varios años en el rubro, en los que ella se encargaba de la comunicación y las relaciones exteriores de la bodega, se dio cuenta de que necesitaba algo más. Laura quería hacer algo distinto de las bodegas tradicionales. Al sentir esto, decidió abrirse de la empresa familiar y apostar por un emprendimiento propio en Mendoza. La meditación y la intención de una vida sana la hicieron replantearse qué tipo de productos ingería. Escucharse a sí misma y conocer sus hábitos fue clave. Gracias a esta introspección nació la idea de Lalalá Wines, una marca de vinos orgánicos que reflejaran su estilo de vida.
En 2016 comenzó a poner en marcha este proyecto. El desafío era grande: apostó todos sus ahorros, en un país que tiene una superproducción vinícola, por un vino muy diferente, sin saber si sería bien recibido por el público local, que generalmente buscaba vinos con más madera. "Al principio, todos pensaron que estaba loca, porque iba a dejar la seguridad de una empresa familiar, con una carrera ya hecha, para hacer vinos sola, sin socios, de forma completamente distinta y en un momento de crisis de la Argentina", cuenta. Sin embargo, analizó tendencias y vio que había una demanda creciente de productos más naturales y muy poca oferta de bebidas alcohólicas con estas características. Había encontrado un nicho para darle vuelo a su sueño.
Una vez detectado el mercado, junto con su amigo, el enólogo Leo Borsi, se fue a Mendoza y seleccionaron las mejores uvas de Chacayes y Rama Caída. Poco más tarde, en 2018, Lalalá Wines debutó en el mercado con una partida de alrededor de 8ooo botellas de malbec, por ser la cepa emblemática nacional.
Desde la etiqueta, el producto ya se muestra con una intención lúdica, que rompe con la idea más rígida del vino tradicional. "Quería que el vino cantara y por eso se llama Lalalá. Como los nenes cuando cantan, que hacen ‘lalalá’. Quería reflejar, de alguna manera, esta conexión con uno mismo, con la parte más natural y más libre de nuestro ser", explica Laura.
Los vinos de Lalalá buscan respetar el medioambiente, mediante la selección de uvas libres de fertilizantes y pesticidas. Tampoco se les agregan químicos en la elaboración, por lo que el producto final no tiene casi sulfitos. "Es un vino fresco, fácil de tomar, bien frutado, con poca madera y con buena relación precio-calidad. El mundo necesita no gastar tanto dinero para tener algo bueno", explica.
En pocos meses, el lanzamiento comenzó a circular y fue aceptado por la gente del rubro. Laura logró insertar su producto en almacenes orgánicos, restaurantes, vinotecas, hoteles y centros turísticos biosustentables y ecológicos. "Creo que hoy en día todo se está volviendo más natural y relajado. Este tomar conciencia está alineado con el estilo del vino y de la marca".
Créditos: Sofía López Mañan. Producción de Natalia Señorales.
¿Cómo lo hizo?
- "Creé la marca. La registré en el INPI y armé el diseño. Estos conocimientos los traía de mi formación en comunicación y de mi experiencia en la empresa familiar".
- "Armé un equipo. Me reuní con Leo Borsi, enólogo argentino formado en Francia; Guillo Millia, un crack del diseño que me ayudó con la imagen de marca; y María Mendizábal, la mejor sommelier del país y brand ambassador. Todos confiamos mucho en lo que estamos haciendo".
- "Fraccioné la producción. Saqué 8000 botellas con ahorros propios y con las primeras ventas pagué la segunda tirada. Así financio la fabricación de los vinos".
- "Me encargo de la distribución, ventas y prensa. Por un lado, me ahorré los vendedores, y por otro, me permite explicar el concepto del vino".
- "Creamos partidas limitadas. Empezamos con malbec y ahora hacemos un rosado. Son todos vinos distintos para darle un poco de sorpresa al consumidor".
Los consejos de Laura
- Investigá el mercado. Es fundamental analizar tendencias y ver qué se empieza a consumir localmente y en el exterior. Mirar hacia afuera es una gran estrategia. Francia, Inglaterra, España y Estados Unidos son los mercados de donde más absorbemos tendencias.
- Confiá en tu intuición. Hay que sacar números, pero también juega mucho la intuición. Si te hace feliz y creés en eso, no hay manera de que te vaya mal.
- Encontrá un nicho. Buscá que lo que hagas sea diferente y que haya posibles interesados en el producto.
- Armá un buen equipo. Fijate que las personas que convoques estén comprometidas y crean en lo mismo que vos. Aunque no sean socios, te van a acompañar intelectual y emocionalmente.
- Ojo con el stock. Hay que saber dónde vas a vender el producto y después hacerlo, porque si no, te quedás con el producto stockeado y tardás mucho en recuperar el dinero y reinvertir para continuar con la producción.
En números
- 15% anual es el crecimiento mundial de consumo de productos orgánicos.
- US$10.000 fue la inversión inicial.
- $580 es el precio al público de los vinos Lalalá Malbec y $600 de los rosé.
- 30% se ahorra al hacer la distribución ella misma.
- Más de 100 puntos de venta en todo el país, desde delis hasta hoteles. Además está exportando a Europa, específicamente a Inglaterra y Holanda.
- 2900 botellas de rosé pinot noir orgánico salieron a la venta hace poco.
- 8000 botellas de Malbec fue la primera apuesta.
Más info: IG: @lalalawine.
Maquilló María Bengochea para Sebastián Correa. Agradecemos a Amantes del vino, Aldo’s vinoteca, Kosiuko, Las Lolas de Calu, Euroconfort zapatos y Helena joyas por su colaboración en esta nota.