Después de luchar contra el cáncer de huesos, el tratamiento le generó un insuficiencia cardíaca y necesitó de un trasplante de corazón: “No pensaban que viviría muchos años”
En el Día Nacional de la Donación de Órganos, te contamos la historia de Haydée Santos, quien necesitaba un trasplante de corazón
30 de mayo de 2022
En el Día Nacional de la Donación de Órganos te contamos la historia de Haydée Santos
“Un día empecé a sentir un dolorcito en la pierna derecha. Era algo raro. El médico de mi pueblo dijo que me tenían que llevar a Rosario para hacerme quimio. No pensaban que viviría muchos años”, recuerda Haydée Santos, oriunda de General José de San Martín, en la provincia de Chaco. A los quince le diagnosticaron un sarcoma (cáncer poco frecuente que aparece en los huesos y los tejidos conectivos) y hace siete años le detectaron una insuficiencia cardíaca, provocada por el tratamiento. Necesitaba un trasplante de corazón.
El 30 de mayo se celebra el Día Nacional de la Donación de Órganos. En 2021 se llevaron a cabo más de 3.000 trasplantes de órganos y de córneas, más del 40% que el año anterior. “Me hablaron de un trasplante y yo dije que no. Ni siquiera estaba feliz en mi pueblo, mis hijos estaban en Buenos Aires y ya tenían su vida. Ya viví mucho y sufrí mucho. ‘Se termina acá’, pensé”, relata Haydée. Pero no era la primera vez que iba a superar un obstáculo.
Debido al sarcoma, le amputaron la pierna. Le dijeron que no iba a poder tener hijos y tuvo cuatro. Sufrió un ACV y la muerte de su hijo mayor, que la devastó. Aún así, Haydée se levantaba todos los días. “Tenía otros tres hijos que criar. Ellos ya estudiaban en Capital. Yo iba y venía con una pierna que no caminaba bien, y con ese cansancio en el corazón”, cuenta. Gracias a la insistencia de sus hijos- todos médicos-, en marzo de 2018 se instaló en Buenos Aires a la espera de un trasplante de corazón.
En el Día Nacional de la Donación de Órganos te contamos la historia de Haydée Santos
La espera
“Cuatro años atrás ya me habían dicho que iba a ir a trasplante, porque estaba en insuficiencia cardíaca y eso no volvía para atrás. Igual hice una vida normal hasta que vine acá. Mis hijos no podían creer cómo estaba de mal. Yo nunca decía nada, siempre decía que estaba bien”, confiesa. Hasta que tuvo un paro cardíaco y le anunciaron que la única opción era recibir una donación de órgano. Su corazón ya no podía más.
En lo que va de este año, ya se realizaron 1.366 trasplantes. Treinta y nueve fueron de corazón. A Haydée la instalaron en una habitación del Hospital Italiano. Durante la espera, pintaba con acuarelas, recibía la visita de sus hijos, hablaba por teléfono con sus parientes. En esos días, compró un montón de remeras con corazones. “No es fácil, en todo ese tiempo no pensaba en nada. Sabía que Dios me había dado esta oportunidad y estaba segura de que iba a ser feliz. Me iba a ver mi psiquiatra y yo no hablaba del tema. Yo iba a hacer todo y lo iba a hacer re bien. Eso tiene que entender la gente que va a aceptar un trasplante… Ese corazón puede ser para otro, tenés que cuidarte”, explica. Así, el 3 de octubre de 2019 recibió un trasplante en el Italiano después de 40 días internada.
En Argentina existe la Ley del Donante Presunto, que indica que toda persona es donante excepto que exprese lo contrario. Haydée reza por su donante y su familia todos los días. “Nunca quise saber quién era, no sé si se dice o no, nunca pregunté tampoco, pero es realmente increíble. Yo tengo un corazón que era para mí, nos entendemos los dos. Lo que tengo para decir es gracias”, afirma.
En el Día Nacional de la Donación de Órganos te contamos la historia de Haydée Santos
La vida después
La realización de cada trasplante es posible gracias a la participación de la sociedad, representada en el acto de donar y a la intervención de los profesionales de la salud, y los organismos provinciales. Hoy Haydée vive en Plaza Italia, para estar cerca del hospital, donde continúa con sus controles.
“Me pasan tantas cosas hermosas y agradezco todos los días. Tengo otra vida. Cuido a mi nieto acá, trabajo en el centro de estética de mi hijo, pinto, hago cerámica. Me hice una prótesis muy linda y camino, bailo y hago gimnasia. ¿Qué más le voy pedir a la vida?”, señala y agrega: “Cuando llega el día no festejo, porque sé que hay una familia que debe estar re triste. Pero que ellos sepan que realmente le dieron una vida nueva a alguien”.
En esta nota: