Una argentina marcó un nuevo rércord después de nadar más de 100 kilómetros en aguas heladas
Nació en Viedma, al lado del río. Conocé a Ailén Lascano Micaz.
24 de diciembre de 2021
Foto gentileza de: Lucho Caceres
Nada desde que tiene memoria y a los 28 años rompió un récord al nadar más de 100 kilómetros en aguas heladas. Este año, cubrió a nado la ruta Guardia Mitre a Viedma, sin frenar y sin traje de neoprene, convirtiéndose así en la primera mujer en lograrlo y la primera persona en hacerlo sin traje. Hoy, Ailén Lascano Micaz sueña con recorrer el mundo a nado.
Foto gentileza de: Stane Klemenc - Créditos: Picasa
“Mi mamá me llevó a nadar a los 45 días. Somos una familia a la que le gusta mucho el agua. Vivimos al lado del río, por eso era muy importante que supiéramos nadar desde chiquitos. Una vez que aprendí a nadar empecé a competir”, relata Ailén Lascano Micaz (30), que nació en Viedma, Río Negro. A los ocho años acompañó a un grupo de amigos de su papá a cruzar el río y despertó su interés por la natación en aguas abiertas. “Fue un antes y un después. Me di cuenta de que se podía nadar sin parar, en la naturaleza, con la libertad de ir por el medio del río y sentirte conectada con el ambiente”, continúa.
Diez años después, descubrió que se podía nadar en agua fría y cruzó el Nahuel Huapi a nado. “Sentía que no podía seguir compitiendo, porque no me daban los tiempos. No lo veía como algo que podía prosperar o dedicarme a eso. Entonces, fui a la universidad”, explica. Sin embargo, la nadadora terminó por triunfar frente a la licenciada en Administración. Una vez recibida, volvió a entrenar todos los días y ya nada la pudo parar.
Foto gentileza de Ailén Lascano Micaz.
De Viedma al mundo
Conocer el nado en aguas frías, la llevó a nadar todo el año. Con María Inés Mato, Victoria Mori y Bárbara Hernández como mentoras se metió de lleno en el mundo de las aguas heladas. “Me re ayudaron y me contaron un montón de cosas, porque es un deporte nuevo. Me encantó, porque hay mucha solidaridad entre mujeres”, asegura. Así pasó a nadar en aguas entre 0 y 5 grados. En 2019 fue la única representante argentina en la Copa del Mundo del Campeonato de Natación de Invierno en Siberia. Ganó tres medallas de oro y seis de plata. Repitió esa actuación al año siguiente en el Mundial en Suecia, donde ganó cinco pruebas. Así, durante dos temporadas seguidas estuvo en el primer lugar del ranking de la IWSA (Asociación Internacional de Natación de Invierno). “La disciplina me lleva a lugares que nunca hubiera pensado conocer, ni siquiera cuando uno se pone a soñar…”, confiesa.
Pero son la pandemia se suspendieron las competencias en aguas heladas. Ailén volvió a las aguas abiertas de larga distancia. “En el peor de los casos, me tenía que quedar en mi casa, donde tengo el río. Empecé a entrenar para hacer una distancia de 100 kilómetros de Primera Angostura a Viedma”, cuenta. Con este trayecto rompió un récord y le dio el puntapié para el siguiente desafío: la vuelta Manhattan, de 48 kilómetros, surcando los ríos East, Harlem y Hudson. “Me acompañaron muchísimo mi familia y amigos. Uno ve las competencias y ve solo a quien compite, pero hay un montón de personas atrás que son parte del éxito”, afirma.
Foto gentileza de Ailén Lascano Micaz.
El agua como meditación
Ailén confiesa confiesa que su sueño es nadar en la Antártida y recorrer el país a nado. “Ser deportista es un camino largo. A veces las otras personas solo ven los logros o las medallas. Pero es súper difícil porque también tenemos dudas o pensamientos negativos. El apoyo de la comunidad, hasta con un mensaje, cuenta”, afirma.
En las aguas heladas, aprendió que podía elegir sus pensamientos y a identificar creencias limitantes. “En el agua fluyo. Me concentro en los objetivos y no veo los problemas como problemas, sino en cómo los puedo atravesar. Eso lo trato de llevar a la vida misma. Trabajar todo eso fue muy fuerte y muy lindo, porque también me permitió construir esta nueva realidad en la cual creo en mí”, asegura.
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