Incorporar el relax a nuestra rutina nos hace más productivos: ideas para empezar hoy

Hoy, que es el Día Mundial de la Relajación, es un buen momento para contarte que, al tomarnos un tiempo para relajarnos, estamos invirtiendo en nuestra calidad de vida y estamos mejorando nuestro estado anímico, físico y emocional. Esto impacta, como consecuencia, en nuestra productividad, nuestros vínculos y nuestra conexión con nuestro mundo interno y externo.

Al hablar de relajación es imposible no mencionar al sistema nervioso parasimpático, ya que es el responsable de los beneficios que experimentamos durante esos momentos de calma tan añorados. Este sistema, que forma parte del sistema nervioso autónomo, contrarresta las respuestas de estrés y promueve, así, la relajación, el equilibrio y la recuperación. Al activarse, disminuye el estrés, mejora la digestión y favorece el sueño profundo, lo que nos ayuda con la reparación y fortalece nuestro sistema inmunológico.

En resumen, es nuestro aliado clave para alcanzar los beneficios físicos y mentales de la relajación.

Ahora bien, ¿cómo podemos generar estos espacios de relajación y activar nuestro sistema nervioso parasimpático? 

Tus aliados en este caso siempre van a ser prácticas que tiendan a lo contemplativo y a la pausa: Yoga, Pilates, Respiración consciente y diafragmática, estiramientos, una linda sesión de masajes y hasta bostezos pueden hacer magia.  

Además, un enfoque práctico que te puede ayudar es establecer horarios. Aunque pueda parecer difícil, reservar momentos específicos para la relajación a veces puede ayudar a incorporar cambios de hábitos en nuestra rutina. Ya sé, puede parecer medio contra intuitivo que el momento de relajación aparezca como algo más a hacer, pero a veces de esa forma por lo menos arrancamos hasta que ya se vuelve algo fácil y parte de nuestra rutina. 

Marcate en tu calendario tiempo para respirar, para almorzar sin correr, para salir a caminar o dar una vuelta entre reuniones, para meditar o simplemente descansar la mente. Podés intentar aprovechar esos minutos en los que normalmente estarías revisando el teléfono o pensando en las tareas pendientes para conectarte con tu ritmo respiratorio, chequear tu cuerpo y hacer un poco de bodyfulness. 

Otra recomendación es evitar los extremos o las metas inalcanzables. Enfocate en lograr cosas que puedas mantener en tu día a día para evitar sentirte frustrado si no funcionan. Es mejor concentrarte en pequeños pasos que puedas llevar adelante de forma constante. A veces, esos cambios más chiquitos son los que realmente impactan a largo plazo. 

Y, por último, lo más importante es encontrar lo que de verdad te ayude a desconectar y recargar tus energías para que puedas mantener ese equilibrio que tanto estás buscando.

Por Samantha Gramajo, gentileza para OHLALÁ! Samantha es Licenciada en Psicología, Mindfulness Coach e Instructora de Yoga. IG: @metodosam